2.Layla

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No sabía lo que ocurría,me encontraba en el edificio Saint Fallager junto a mi madre y nuestro personal de seguridad mientras escuchaba gritos en las calles y ruidos horribles.
Había sangre roja y espesa en las puertas del lobby.Frank, nuestro guardaespaldas cierra inmediatamente las puertas del ascensor, solo un poco antes de que 4 personas cubiertas de sangre se abalanzarán ,salvándonos de una muerte segura.
Llegamos al sótano entre sollozos  y murmuros incomprensibles donde dos vehículos blindados del primer ministro nos esperan.
Entramos rápidamente y me encuentro con Matt ,mi mejor amigo e hijo del primer ministro.
Se encuentra tan asustado como yo.
Mi madre habla con el papá de Matt en francés,logró a identificar unas palabras pero no son suficientes para entender lo que dicen.Se me erizan los cabellos, ellos solo hablan así cuando algo muy malo sucede.
-¡Ruffus sácanos de aquí!-grita mi ahora desesperada madre Ava.
Idmediatamente el chofer acelera ,sacandome un susto.
-¿Tienes idea de lo que sea que está sucediendo?-me grita/susurra otro histérico Matt.
-Ni la menor idea-sollozé.
Mi madre se gira hacia nosotros y nos entrega unas credenciales con nuestros nombre y fotografias al lado del sello presidencial.
-Por nada del mundo chicos ,les digo suceda lo que suceda estas van a ser sus llaves a la salvación, no las pierdan y que nadie vea que las tienen hasta estar en el aereopuerto¿Comprenden?
Asiento con los ojos bastante abiertos.
-Estaremos bien -afirma Matt con su antes brillantes ojos azules ahora totalmente empañados.
Me aferro a su brazo y me esfuerzo por no entrar en estado catatónico.
Pasamos por las calles de Boston ,aunque estas lucen irreconosibles parecen un cuadro de un muy sádico Jack Pollock, habían personas comiendose a las demás, piernas y brazos por doquier.
Mi madre me prohibio hacer ruido,pero tengo un grito de terror en la base de la garganta que trepa hasta convetirse en pequellos sollozos.
Atavezamos por el distrito financiero y recorremos muchos más edificios hasta llegar a la autopista.
Varios carriles están llenos de cadáveres y esos monstruos ,pero gracias al cielo el auto pasa tan rápido que apenas nos toman importancia.
Siento como el miedo sale por mis ojos surcando mi rostro hasta la curva de barbilla.
Llegando al aeropuerto el auto se detiene junto a una caseta de seguridad vacía.
El guardaespaldas de el Ministro Cliff baja ligeramente la luna del auto para estirar su brazo a el identificador presiona una secuencia de números, pero mientras las puertas se abren uno de esos monstruos le agarra de la mano para morderle, intentan jalarlo al ver esto el padre de Matt baja toda ventana y tira al pobre hombre por ella para luego subirla inmediatamente.
Para este momento el interior del vehículo era solo griterío e histeria incesante.
Ruffus vuelve a acelerar de golpe callándonos a todos.Bajo el nuevo margen silencioso cruzamos el portón hacia los hangares ,varios vehículos militares se encontraban ahí encargándose de los altercados.
Nos dirigimos a un hangar con el número tres en el frente este se abre automáticamente cuando pasamos.
Mi madre nos hace bajar del auto,arreglo mi cabello con la mirada en alto.Si algo me han enseñado es que a pesar de que el miedo se apodere de tí limpiate los ojos y párate recta, por que el mundo se puede estar cayendo pero eso no significa que también deba hacerlo.
Frank baja del otro vehículo con un portafolio platinado que le entrega a mi madre y además varios pares de  lentes oscuros que termina repartiendo entre todos.
Doy un par de respiros temblorosos y observo a Matt.
- Cuídese bastante señorita Declan-musita el guardaespaldas luego de darme un par de lentes.
-Tú también Frank-me cuelgo en sus brazos, él ha sido como un padre para mí.Me abraza para posteriormente recobrar la postura al igual que yo.
-Me dirigiré a la Sede Declan en Miami, no dejaré que nadie entre Ava-mencionó mirando profundamente a madre.
-Lo sé Frank.
-Las acompañaré a la sala-farfulló mi ahora ex guardaespaldas.
Me aferro a la mano de Matt mientras ingresamos por unas puertas de metal fortificado.

Avanzamos por un estrecho pasillo anricepticamente iluminado por aquellos farolillos LED hasta llegar una entrada con código donde el primer ministro coloca la yema de su pulgar en la pantalla y luego mi madre le copia.
Frank se despide un vez mas de nosotros jurandonos que estará bien y que nos volveremos a ver, no le creo ninguna de las dos.
Al entrar a la otra sala reconozco a varios amigos de mi madre y sus familias.
Mi madre se acerca a saludar a la familia Tashido y a los Delacroix mientras me siento en uno de los sofas junto al aire acondicinado pensando en la suerte que tengo de estar viva, aunque esta aya sido comprada me siento afortunada por esto, solo espero que dure.
Matt se sienta a mi costado y me pregunta si es que quiero agua a lo que desisto, lo unico que necesito ahora es pensar.
Pienso acerca de mis viajes a Mónaco, las Galas de los Kripav y las tardes con mi madre en el café Gravrottina todo desaparece como si ninca hubiera estado allí; mi vida se rompe pedazo a pedazo, junto con con los casi inexistentes atisbos de felicidad genuina porque a pesar de lo vacía que me llegaba a sentir, esa era mi vida y es una que jamás recuperaré.
Pero no vale la pena llorar por una vida tan vanal como la mía.
Comienzo a lagrimear pero me siento tonta, me limpio los ojos sutil y rapidamente.

Como toda una Declan susurró para mi misma con una sorisa amarga, no estoy permitida de llorar.

Al frente mio veo a Keri Tashido y a su hermano mayor Daiki, ambos con aquellos ojos caramelo y pomulos altos,Daiki tiene el cabello negro y Keri lo a teñido de rojo en mes pasado para su entrevista en Cosmopolitan.
Les saludo con la mirada mientras se acercan .
-Layllete - murmura Daiki aumentando el tono de voz en llete,su voz suena rasposa y sofocada como si hubiera estado gritando bastante.
-Parece que el viaje hasta aquí no ha sido del todo tranquilo-mencione.
-Y que lo digas-farfulla Keri-fue lo más atroz de toda mi vida...Fue...
-Horripilante-concluí junto a ella.
-Aún siento que despertaré en el Pent y tendré que ir en taxi al instituto porque me he pasado de la hora.
Reprimo un jadeo cuando dos chicos morenos entran de golpe en la sala gritándose entre sí, nunca los había visto y al parecer el encargado de la sala  tampoco por que se acerca a ellos preguntando por sus credenciales.
El hombre los lee a voz pero lo unico que logre escuchar es ...Blake.
El apellido se me hace conocido sin embargo no totalmente como para reconocerlos.
Tienes idea de quienes son, pregunta Daiki mirándolos con extrañeza ya que ambos desencajaban, con esos vaqueros y zapatillas deportivas en una sala donde todos lucían con trajes y atuendos hechos a la medida.
Ambos hablaban en español por teléfono gritando y haciendo gesto extraños.
Me parecen divertidos y tan inusuales en esta situación que casi me hacen olvidar lo que esta sucediendo.
Pero todo esto fue opacado cuando el señor Tashido cayó al piso estrepitosamente a la vista de todos a lo que estos comenzaron a distanciarse de el hombre, Daiki y Keri se quedaron estáticos en sus lugares mientras su padre se convulsionaba en  suelo.
Mi madre se acercó rapidamente a mí al igual que los hombres Cliff .
Keri intentó acercarse a su padre pero Daiki la sostuvo mientras esta forcejeaba.
-¡Sueltame Daiki!-gritó mientras lagrimas caían por su rostro.
-¿Señor Tashido?¿Puede escucharme?-preguntó
el encargado acercandose cautelosamente al padre de Keri.
Pudimos ver como el señor Tashido dejó de moverse.
Inmediatamente se desató el caos , otro de los encargados entró por la puerta , el Señor Tashido salto al cuello del otro encargado para comenzar a destrozale  toda la clavícula salpicando sangre por todos los trajes de etiqueta en el salón.
Al cabo de dos pestañeos y una exhalacion todos estabam corriendo hacia el avión.
Por alguna razon tropezé con la maleta de alguna de las personas.
Volteé y sentí como el salvaje que alguna vez fue el padre de mi amiga fijó sus monstruosos ojos en los mios.
Sabía que moriría, todo había sido en vano.
Hasta que aquel chico moreno de cabello cobre y vaqueros sucios me sujeto del brazo para jalarme.
-Corre-gritó haciendo que de alguna manera mis piernas hicieran Clic y comenzara a correr como gacela en cacería.
Aunque ahora que lo pienso no había mucha diferencia entre yo y aquella gacela frente a los ojos de aquel monstruo.
Corrí a las escalera subiéndolas de dos en dos llegué a la puerta siendo casi la última junto aquel chico.
Mis tacones se habían caído hace bastante rato y me encontraba descalza.
Luego de cerrar la puerta pude ver aqullos ojos injectados de sangre golpando contra el cristal.
-Gracias...-farfullo areglangome nuevamente el cabello
-Rodrigo Hernández-jadeó apoyándose en un asiento libre

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