ㅡ ¡Lárgate, bestia! Siempre me causas problemas. ㅡRefunfuñó el delgado y afeminado chico, expulsando a aquel problema de la buena atmósfera del lugar.Había sido sacado de la fiesta del popular chico del colegio, Kim SeokJin.
Amor imposible y platónico desde que tenia memoria, pero ¿quien no se enamoraría de él?
Pelo lacio y oscuro, ojos de un profundo color marrón, nívea piel, belfos rosados y sobre esos una sonrisa púdica, un encanto a decir verdad. Además de ese buen gusto por la moda que hace que se vea jodidamente follable.Claro, aceptaba que no era el mejor bebedor, también aceptaba que era un asco y que cuando veía alguna bebida alcohólica debería echarse a correr porque no aguantaría la tentación por mucho tiempo. Era un hombre pesado cada que bebía, comenzaba a balbucear y soltaba todo lo que le pasara por la mente, lo más mórbido y obsceno que se escondía en la estrechez.
¡Pero no era su culpa! Toda era de Kim SeokJin, ese ser escurridizo que lo ridiculizaba sin intención. Cada que tienen un momento trata de evitarlo o finge como si jamás hubiera pasado, eso simplemente no es justo y ahora por su culpa debe buscar cálidos agujeros en los que meter su necesitado pene, desquitándose con cualquiera por su culpa, culpa de Kim SeokJin.
Ni siquiera le habían regresado su costosa chaqueta de Calvin Klein que le había tomado un capricho hacerle a sus padres. Bufó antes de comenzar a andar por la cera mientras se tambaleaba de un lado a otro como el borracho que era, sintiéndose tan ligero como una pluma que a ratos comenzaba a pesar mil millones de kilos.
¿Como es posible que me gustes tanto? ¿Debería llamarte capricho? Cuando te tengo entre mis brazos te conviertes en algo innecesario, me siento un ser inmundo, enfermizo...pero cuando no estás me vuelvo un adicto melancólico deseoso de tenerte bajo mi cuerpo haciéndote gritar mi nombre innumerables veces, tus garras enterradas en mi espalda, tus fluidos mezclándose con los míos.
No recordaba la dirección a casa, saqueó sus pantalones en busca de su costoso móvil o billetera, cualquiera de ambos objetos sería útil pero que sorpresa más grata se llevó al no encontrar nada, ni siquiera su juego de doradas llaves. ¡Ese sería su fin! Dormiría nuevamente en la fría calle, aunque no sería la primera vez que su padre lo corre de casa por el más mínimo pretexto ni la última en la que su madre lo busca y suplica que vuelva a su "hogar", que simulara ser parte de una familia normal sin problemas, pero la verdad es que ese concepto permanece roto desde hace mucho tiempo.
Marcando cada centímetro de tu ser como mío, como si fueras mi pertenencia más valiosa entre mi juego de personas, el premio sorpresa anhelado por todos.
Quiero tenerte a mi merced, escuchar como tú quebrada y excitada voz suplica por más, más tortura que te satisfaga,
porque estas tan deshecho como yo y solo así podemos sentirnos completos.Primero fue uno, luego dos, tres y así sucesivamente hasta llegar al número trece. Ahora estaban a su alrededor, todos lo miraban de manera fija al igual que todos todos avanzaban a la par y se alejaban el doble de lo que él se acercaba.
Frío, si le pidieran que describiera la última sensación que recuerda Kim Namjoon diría que frío. La impenetrable, alta, lastimera y fría pared había puesto fin a su andar, el alcohol le había impedido ver el camino correcto por lo que terminó desplomado en el piso Justo como en la caricaturas infantiles, con el sonido de las aves y con todo dando vueltas a su alrededor. Ya no había ni uno solo, los trece de habían ido por completo de aquel desolado lugar de la ciudad.
Completamente vacíos, con la única ambición de tener escasos segundos de placer, con todos los músculos de mi cuerpo tensos y tú sufriendo de satisfactorios espasmos.
¿Ya toque tu punto dulce? ¿Volverás suplicante a mi por última ocasión?
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Breaking| V+Jk
FanfictionTus pies apuntan a la dirección incorrecta. Oh pobre cosa bella, cuya belleza solo garantiza una sola cosa: aprende a verte como te ve el resto del mundo y así vivirás. Pero estas solo, son solo tus ojos los que te observan, y hasta las cosas más b...