Sorpresas inesperadas.

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- Claro, te cuento, ocurrió hace más o menos dos años, yo era un chico normal, tenía buena notas y todo eso, un día estaba jugando básquet en el colegio y de repente me empecé a sentir mal, y comencé a ver todo borroso hasta que caí al suelo, desde ahí no supe más nada de mí, si no después de unas horas que desperté en el hospital, me desperté asustado, no sabia que estaba pasando, pero lo que si sabia es que no iban a ser buenas noticias, comencé a buscar a mi familia, y en ese momento entra mi madre a la habitación, se emociona al ver que ya desperté, por su reacción estuve un buen rato inconsciente, pero había algo, algo que sus ojos, ellos gritaban pero su boca se negaba de decir, era una mirada de dolor, como cuando te enteras de algo que no querías saber, bueno así, ella se acercó a mí, me abrazo muy fuerte y me dijo al oído.

- "Tranquilo hijo todo va a salir bien".

- En el momento que me dijo esto, rompió en llanto, definitivamente nada iba bien, había perdido el conocimiento, estaba en el hospital y mi madre esta llorando como si alguien si hubiera muerto, era obvio que pasaba algo, le pregunte a mi madre que era lo que sucedía, lucho y tomo muchas fuerzas para contarme aquello que cambiaria mi vida por completo, me dijo... que tenía cáncer terminal, y que los médicos no me daban mucho tiempo de vida, unos meses, máximo un par de años, cuando dijo eso sentí que el mundo se me venía abajo, no quería seguir escuchando lo que mi madre decía, que pasaría conmigo, acaso no podre tener una larga vida en la que podre viajar, encontrar al amor de mi vida, casarme y tener hijos, y poder morir de viejo, con canas y de más, me pregunte mil veces y me sigo preguntando porque me esta pasando esto a mí, que hice yo, ¿Por qué?, No quería dejar a mi madre, y era lo único que a ella le quedaba, su familia murió en la tragedia de Chernóbil y ella fue la única que se salvó, mi padre un buen día desapareció sin dejar rastro alguno, sin cartas, notas o algo que le dijera a ella donde encontrarlo... bueno, luego de varias sesiones de quimio, se me empezó a caer el pelo, me sentía cada día más débil, cada día se me hacía más difícil vivir, el día que ya yo sabía, porque lo sabía, que sería mi último día, decidí dejar todo ordenado, le deje algunos dibujos y cartas a mi mamá, me despedí de ella de una manera indirecta para que no se preocupara mas de lo que estaba, pobre ya le hacia falta un descanso de tanta preocupación, que si los medicamentos, que si el hospital, en fin unos meses bastante difíciles, pero ya yo me había dado por vencido un par de días atrás, decidí que no quería sufrir más, así que decidí adelantar lo que el cáncer haría tarde o temprano, quise acabar con esto de una vez por todas, esa noche la pase en el hospital, había tenido una recaída unos cuantos días atrás y me tenían en observación.

Esperé que fuera de noche y comencé a caminar por el pasillo en el que estaba mi habitación, todo estaba tan tranquilo y callado, subí hasta la azotea del edificio, le pedí perdón a mi mama y a dios, pero no quería seguir con este sufrimiento así que me lance, Ese había sido mi fin en la tierra de los vivos.

- Dios, estoy sin palabras, no sé qué decir.

- No tienes porque decir algo, ni tienes porque sentir lastima por mí.

- Okey, no sentiré lastima por ti, pero me gustaría dormir, estoy realmente agotada, ¿puedo ir a mi habitación o lo que se supone que es mi habitación?

- Por supuestos, después de todo esta es tu casa.

- Gracias.

Me dispuse a ir a mi habitación a dormir, Damián se había quedado en la parte de arriba, pensé que me seguiría, pero no fue este el caso.

Cuando estoy a punto de entrar a mi habitación vuelvo a escuchar los ruidos en el sótano, esta vez no me quedaría con la curiosidad.

Decidí bajar sin importar lo que dijera el, es mi casa, es mi vida, puedo hacer lo que quiera.

Estoy frente a la puerta del sótano, tengo la perilla en mi mano derecha, estoy realmente asustada, tengo escalofríos, pero a pesar de esto, despido abrir la puerta y bajar.

Voy bajando poco a poco las escaleras, todo está oscuro, exceptuando una esquina, donde había un hombre sentado en un sillón, junto al sillón había una lampara de pie, estaba fumando, él no se había dado cuenta de que yo estaba ahí, parada, viéndolo fijamente y sin poder moverme, estaba aterrada por completo.

Planos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora