Damián.

18 1 0
                                    

Llegue a mi casa o eso pensé, ya no había nieve, las luces de la casa estaban apagadas, parece que no hay nadie.

Cuando estoy observando la casa y sus alrededores, buscando a mi familia, veo una sombra muy peculiar en la puerta trasera de la casa, era pequeña, como si se tratase de un niño, un niño pequeño, decidí investigar de que se trataba.

Llegué a la puerta y no vi nada, ya la sombra no estaba, o eso creí yo, cuando me encontré parada justamente encima donde se suponía que estaba la sombra, vi algo que hizo que me entraran escalofríos por todo el cuerpo, era sangre, un charco muy grande de sangre, me quede completamente helada.

cuando decidí que tenia que salir de mi trance, subí la mirada y ahí estaba, era una sombra, no era tan pequeña como pensé, era de mi mismo tamaño, estaba frente a mí, yo no me podía mover, estaba completamente paralizada, era algo indescriptible, eso no era de este mundo, eso tenia forma humana, pero tenia unos ojos completamente negros, tenía una cicatriz que le atravesaba toda la cara, tenia el cuerpo lleno de sangre, intente hablarle, pero las palabras me salían con mucha dificultad.

- ¿Qui...qui...quién eres?

- Hola Lana, mi nombre es Damián

- ¿Como sabes mi nombre?

- Te he estado observando desde que naciste, y también te he estado cuidando.

- ¿¡cómo que me has estado observando desde que nací!?

Estaba tan asustada, quería salir de ese lugar, no sabia que hacer o decir

- Así es Lana, yo he seguido todos y cada uno de tus movimientos.

- ¿pero que hago aquí?, ¿Dónde estoy?

- Estas en un lugar donde no es ni el cielo, ni el infierno, ni la tierra de los vivos, es como la tierra de los vivos con la diferencia que aquí estamos las personas que no logramos cruzar al otro lado.

- ¿me estás diciendo que estás muerto?, ¿Qué yo estoy muerta?

- Si y no, yo estoy muerto, pero tú todavía no, te queda mucho tiempo para eso, pero decidí que ya era el momento de que me conozcas y así poder advertirte del peligro que estas corriendo desde que naciste, pero como ya cumpliste la edad necesaria, te están buscando para encerrar tu alma y así volver a el mundo de los vivos.

Mientras Damián me esta contando esto, se escuchan ruidos en el sótano de lo que se supone que es mi casa, decidí que tenia que ver de que se trataba, pero en el momento en el que me dispuse a bajar Damián me agarro por el brazo, sus manos estaban tan frías.

- ¿Qué haces? Suéltame

- No, definitivamente no, no puedes bajar al sótano por ningún motivo, es muy peligroso

- ¿pero que dices? Es mi casa y yo puedo ir a donde se me antoje

- ¡HE DICHO QUE NO, NO BAJARAS ENTIENDELO!

Su voz se volvió grave y muy fuerte, no parecía la voz de un chico de su edad, yo le calculaba unos 19 años, pero esa voz me aterrorizo tanto.

- Lo siento, lo siento, esta bien no bajare al sótano.

- Tranquila Lana, ven conmigo, te quiero mostrar mi parte favorita de esta casa

- Si...sí, claro vamos.

Comenzamos a caminar, pasamos la cocina y parte de la sala, ya tenia mas o menos una idea clara de donde nos dirigíamos, subimos las escaleras que nos conducía a las habitaciones.

- Ven Lana, es por aquí.

Mis sospechas eran ciertas, nos detuvimos a la mitad de el pasillo de las habitaciones, Damián estiro el brazo y tomo una cuerda que se encontraba suspendida en el aire, esta era la que abría la puerta el ático, ese era el lugar donde siempre me escondía cuando necesitaba pensar y estar sola.

- ¿Qué hacemos aquí?

- Este es mi lugar favorito de todos, siempre me gusto cuando venias aquí, eras tu misma, no tenias que fingir ser alguien más.

Esas palabras me hicieron estremecer, él tenía razón, en ese lugar podía ser yo.

Estuvimos un rato sin decir ninguna palabra, yo solo observaba aquel lugar, y me venían tantos recuerdos.

- Lana, ¿te puedo hacer una pregunta? Bueno aparte de esta obviamente.

- Claro, claro dime

- ¿Por qué dejaste de venir aquí?

- Bueno la verdad no sé, creo que empecé a darme cuenta de que los demás también tenia problemas y que tenia que dejar de ser tan egoísta encerrándome aquí y lamentándome por cosas que al fin y al cabo son normales.

- Yo no pienso que seas egoísta, eres un ser humano que tiene sentimientos y no me parece justo que solo te tragues las tristezas y cosas así, solo por complacer a los demás.

- La verdad no sé qué pensar, no sé porque todo tiene que ser tan difícil siempre.

- Tranquila, nadie dijo que la vida es fácil y la muerte tampoco lo es, solo mírame, nunca pensé que acabaría así, en un limbo eterno, sabes, siempre quise viajar por el mundo, conocer otros lugares, otras culturas, explorar, vivir mi vida al límite, pero al parecer la vida tenia otros planes para mí.

- Wau, enserio lo siento mucho, ¿puedo preguntar cómo moriste?.


Planos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora