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—Vamos por un helado —dice Jaden colocándose su bóxer, este hombre esta bueno con ropa, pero sin ropa está buenísimo
—Claro, yo lo quiero de galleta

Nos ponemos la ropa y salimos con rumbo a la heladería, justo cuando estamos en la calle pasa Brandon, con su mamá, que es mi tía, y para terminar peor, me ve y me imagino que me quiere saludar.

—Hola mijo, ¿Cómo está la mamá? —lo dije, es insoportable.
—Bien gracias a Dios, aún está en Pereira pero a finales del trimestre vuelve a Medellín. —respondo, para no quedar como un mal educado, como lo es Brandon.
—¿Entonces está solo en la casa? —pregunta, Brandon la mira y luego me mira a mí, sé que no quiere saber la respuesta de esa pregunta, pero la diré y obviamente lo haré para que le duela en el alma.

—No, me quedaré con mi novio hasta que vuelva —Brandon abre los ojos como platos —. Que pena, nos los he presentado, Brandon, Doña Ruth, él es Jaden, mi novio.
—Mucho gusto, un placer conocerlos
—Mamá, tenemos que irnos, recuerda quién vienes casa, no lo quiero hacer esperar mucho — ¿Está intentando que sienta celos?
—Si es de mala educación DEJAR esperando a alguien —digo, santo fuerza en el dejar para que sienta culpable.

—Igualmete nosotros tenemos planes también —dice Jaden —, no queremos volver tarde a casa.
—Tienen razón, suban mañana a casa, los invito a almorzar —Dice doña Ruth, me imagino que la gallina está no le ha contado nada a ella.

—Claro, allí estaremos —digo, creo que sería una maravillosa idea ir y hacerla cuadritos el día a Brandon.
—Esta bien mamá, vamos.

Se alejan y Jaden y yo seguimos nuestro camino.

—Ese es el que...
—Si —digo antes que termine la oración que no quiero escuchar.

¡HEY J!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora