Capítulo 5

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El retirarse no es huir,
ni el esperar es cordura,
cuando el peligro sobrepuja la esperanza.

MIGUEL DE CERVANTES


A D E L A I N E


– Adelaine – susurro inseguro girandose lentamente con el móvil en la mano, guardandolo. – Eres tú – hablo una vez de frente

– La misma – sonreí – ¿No vas a abrazarme? – le cuestione mientras abria los brazos esperándolo

– No me creo que seas tú – negó en mi cuello – No después de tanto tiempo – apretó más su agarre en mi
cintura – Te necesite demasiado – su aliento choco en mi cuello

– Tranquilo, estoy aquí, no pienso irme – lo arulle como lo hice después de la desaparición de Diana.

(...)

– Así que les distes una buena impresión – se rio Damon después de haberle contado mi encuentro con sus amigos.

– ¿Donde has estado todos estos años? – me pregunto seriamente, después de un rato en silencio.

– Después de lo que pasó – di una cabezada – Estuve viajando por mucho tiempo, visitando ciudades que no pierden su encanto o por lo contrario, ayudando. – me miro esperando más respuestas – Después decidí dejar de huir, y me fui a Nueva Orleans – di un suspiro – conocí al que se hacía llamar rey de esa ciudad, Marcel, fue encantador conmigo, me enseño las reglas y a su mayor tesoro, Davina.

– Y después llegó Klaus, con la familia por siempre y para siempre, ¿no? – alegó rodando sus ojos

– Exacto. – choque mi puño con el suyo, riéndome en el proceso – Llegó Klaus, y tuve la intención de volver a huir, creo que se me pego algo de mi hermana – vi como negó con la cabeza con una sonrisa – Pero Elijah me vio, y se estropeó mi magnífico plan – hice un pequeño puchero – y me reencontre con Klaus, y antes de irme te seguiré contando mi historia – lo deje con la intriga

– Adelaine – advirtió para después hacer una mueca de angustia – ¿Sabes algo de Diana? – sé que Damon la quería, pero no de qué manera

– No, desde aquella vez no – su rostro se contrajo de tristeza, pero rápidamente la cambió y me dio una sonrisa irónica

– A lo mejor nos está esperando en el otro lado – dijo antes de beber de su copa de Bourbon, que parecía que tenía en todos lados.

– ¿La extrañas? – toqué su punto débil.

– La quería, no sabía de qué forma hasta que la perdí, pero la amaba con toda mi alma, y cuando me enteré de que ya no estaba – negó con la cabeza con una sonrisa cínica bailando en sus labios mientras bebía más bourbon – Perdí la cabeza, pero muchos años después conocí a Elena, y me devolvió paz y armonía a mi vida – finalizó con una mueca – Ahora, dejemos estos temas de chicas y vayamos a divertirnos – habló mientras cogía su chaqueta de la sala de su casa, ya que Stefan se había ido con la vampira rubia.

(...)

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Original Blood ⚕ Klaus M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora