CAPITULO OCHO: Disculpas

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 A las nuevo cuarenta y cinco sonó la alarma que daba fin a la clase de lengua de los martes, el profesor daba aviso a sus alumnos que se queden en su lugar para entregar los parciales del trimestre pasado. Valerie bufó; miró a su amiga que guardaba sus cosas en su bolso. –“Coleman”-pronuncio el profesor Franchesco.- Felicidades, la nota más alta de la clase.-entrego el papel. Cassie quedó sorprendida hacia su oración.

-Que te haz sacado, Cass?- pregunto Val.

-Un diez. -miró con sorpresa a su amiga. No era de sorprenderse, Cassandra era muy buena en todas las materias que no contenían números y muy mala en las que si.

-Bien hecho!-felicito a Cassie.

-“Dixon”- llamo el profesor. Valerie levanto su mano. El profesor avanzo unos pasos hacia el pupitre de Valerie y entrego su hoja.

-Cinco- informo a su amiga con poco animo.

-Lo siento.- respondió Cassie.

-Tendré que rehacerla. –en sus ojos se veía decepción.

-Te ayudaré para cuando tengas que hacer el examen!-animo Cass.

 

Las clases cesaron a la una y media del mediodía; Historia y filosofía no fueron tan aburridas ese día.

Valeria tenía planeado ir con su padre a ver un salón para el cumpleaños de Cassie y Cassandra debía visitar a su madre, así que tomaron caminos diferentes.

 

----------------Pov Cassandra-------------------

Tomé el autobús hacia mi antigua casa. Lleva una hora en llegar desde el centro de la ciudad hasta mi viejo barrio. Al llegar allí el olor a húmedo y  basura invadió mi olfato. Mirè hacia la plaza en donde solíamos jugar con Valerie, los juegos estaban rotos y oxidados, el césped crecido y seco, basura tirada por todas partes… ya no era esa plaza soñada. Cerré los ojos unos segundos para recordar los momentos de mi infancia allí, sonreí al hacerlo;  Valerie y yo, las dos con coletas y vestidos, el de ella violeta, el mío verde agua, corríamos hacia los columpios tomadas de las manos, reíamos como si no hubiera mañana; abrì los ojos, la triste realidad, mi sonrisa se había ido, gire sobre mis talones, mi casa, la pintura que antes era blanca ahora es solo madera, las ventanas no tenían vidrio, tenían bolsas de residuo “como una mujer puede seguir viviendo allí?” pensé. Respire profundo y avancé. Como era de imaginarse, la puerta no tenia llave. Entrè, no estaba tan sucia por dentro, pero tenia botellas de cerveza en las mesitas de luz y tè. Subì las escaleras, mi antigua habitación, seguía intacta, paredes rosa, fotos de mi infancia, mis muñecas’ barbie’ de segunda mano, mi armario con recortes de revistas de ‘los Jonas Brothers’ y ‘Zac Efron’, sonreì al verlo, recuerdo los días en los que nos sentábamos con Valerie mientras comíamos manzanas o frituras y nos preguntábamos cómo sería ser sus novias.  Salì de mi cuarto hacia el pasillo, entre medio de la habitación de mi madre y la mia estaba el baño, echè una mirada “no me sentarìa allí ni que me pagaran”, volvi a pensar, cerrè la puerta, mirè hacia la siguiente puerta, la alcoba de mamà. Tomè aire y abri la entrada a esta, mamà se encontraba en la cama, pañuelos sucios y botellas de vodka tirados alrededor. Ella hablò.

-Pensè que nunca vendrías.- su voz estaba apagada, muy apagada.-Cassandra, te necesito.-continuo. A penas podía hablar. Me preocupé, me empecé a poner nerviosa. Corrì hacia su lado y toque su frente, tenía fiebre.

-Que te ocurre, mamá?-preguntè.

-Estoy enferma mi niña.-respondio con llanto.

-Has ido al médico?-retiré residuos de su lado.

-Si, tendría que estar allí, pero preferí estar aquí.

-Por què tendrías que estar allí? No te han dado antibióticos?

-No, hija. Nada me puede curar al menos que sea la quimioterapia.

-Quimioterapia? Mamà eso es…

-Cáncer, Cassie. Tengo cáncer pulmonar.- Lagrimas brotaron de mis ojos, la noticia me había caído como agua helada en pleno invierno. Detestaba a mi madre, pero eso era, mi madre, no podría perderla por más que haya sido la peor bruja del mundo.

-TIENES QUE IR AL MEDICO MAMÀ! TIENES QUE CURARTE!-mi histeria había subido, mi estrés también, mis lagrimas ardían en mis mejillas, no sabía que hacer ni que decir, solo tenia en mi mente la idea de tomar un taxi y llevarla al hospital.

-Cassie, si voy sufro cuatro meses la quimio, si me quedo, disfruto dos meses del resto de mi vida.

-No! La quimioterapia te cura, tienes que curarte!-trate de pararme para llevarla pero ella tomo mi mano y hablo con suavidad.

-No tengo cura, lo descubrieron muy tarde.- que estaba pasando? Eso no podía estar pasando! Quería que ese momento sea solo un mal sueño. De repente mi mundo se detuvo, no tuve lagrimas ni palabras para expresarme  solo mire a mi madre.- Me queda poco tiempo y quiero pasarlo contigo. Sè que no he sido buena madre pero asi dios me lo esta pagando. -queria decir que eso no era cierto, que ella no se merecía morir asi, pero las palabras no salian de mi boca-  preferí estar aquí, esperarte y ser feliz a estar encerrada sufriendo en una camilla de hospital. Sé que es muy tarde para disculparme, pero tengo que hacerlo, me perdonas, mi niña?.-no supe que hacer o decir, eso estaba pasando realmente? Me estaba jugando una especie de broma? No, ella no jugaría con aquello.. Sequé mis últimas lagrimas y la abrace.

-Si mami, te perdono. Perdóname tu a mi por abandonarte.

Al cabo de unos segundos de estar abrazadas me paré, abrí las cortinas, limpie la bañera, llene esta con agua y metí a mi madre en ella, preparé la cena  mientras ella tomaba su baño y al rato comimos. En la cena le conté sobre Calum y sobre cómo me iba en la facultad.  Luego de una larga charla se acostó en su sofá y miro su novela preferida, yo aproveche para ordenar la casa.

Cuando ella se durmió llame a Valerie, le dije que iba a pasar unos días allí y que la necesitaba esa noche. Unas horas después golpeo a mi puerta. 

Pasé tres días con mi madre, falte a la facultad y a mi cita con Calum, no fui al trabajo y tampoco estaba comunicada con Val, solo estuve para  mi madre.

 

Viernes tres de la madrugada, mamá cerró sus ojos para siempre. 

Life Is A Roller CoasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora