Decidí no ir a la casa de Jeaden y le dije que no iría ya que tenía que quedarme con mi hermano porque mis papás se iban a una fiesta de bienvenida de sus trabajos.

Eran ya las nueve de la noche, estábamos cenando y hablando tranquilamente cuando de pronto unos gritos que provenían de afuera interrumpieron nuestra conversación.

-- Iré a ver, quédense aquí -- dijo papá levantándose de la mesa.

Se acercó a la ventana a ver.

-- Es la Señora Wofhard-- corrió hacia a la puerta y la abrió para ir a ayudarla.

Deje caer los cubiertos en la mesa y fui tras él.

-- Hija te quedas aquí-- mamá me jaló del brazo.

-- No, quiero ver si Finn está bien-- me solté de su agarre y salí de casa para ir adonde provenían los gritos.

-- ¡¿Que te pasa estúpido, cómo le vas a pegar a tu propio hijo!? ¡Y encima está ebrio! Eres un desgraciado-- oí a la Sra. Wofhard gritar.

Finn.

Corrí hacia su casa.

-- ¿Hey a dónde vas? -- preguntó mi padre mientras separaba a la Sra. Wofhard de su esposo, ya que le estaba dando inútiles golpes en su pecho.

-- Ya vuelvo, no te preocupes -- seguí corriendo y entré a la casa-- ¡¿Finn?! -- corrí a su cuarto pero no estaba allí-- ¡Finn! -- volví a gritar.

Me acordé de la habitación con las guitarras, debería estar allí.

Corrí hacia allí y abrí la puerta con brusquedad.

Había acertado. Allí estaba, recostado en el sofá con sus manos sobre su estómago, mirando hacia el techo.
Me acercaba a él lentamente y con cada paso que daba notaba el golpe en su rostro.

Giró su cabeza hacia mi.

-- ¿Qué haces aquí? -- preguntó mirando después hacia otro lado.

-- Ya sé lo que pasó. ¿Estás bien?

Silencio.

-- No -- respondió con la voz quebrada -- como mierda voy a estar bien, si mi papá me pego una paliza de la puta madre sólo porque le pedí que me ayude con una tarea. Dime, ¿Que clase de padre haría eso? Estoy harto de esto. Ya no lo quiero ver más -- se sentó para poder verme.

Me senté a su lado.

-- Es un estúpido -- solté -- no mereces a alguien como él.

-- Lo sé. Pero después mamá lo perdonará como siempre lo hace y todo "volverá" a la normalidad, siempre me dice lo mismo y mira lo que pasa.

Me acerqué a él tímidamente y le di un cálido beso para que sepa que podía contar conmigo, para que sepa que no estaba solo.

-- Todo va a estar bien -- susurré a su oído al separarnos y luego nos abrazamos -- no mereces ser tratado así con la forma en la que eres.

-- ¿Por qué tu mamá lo perdona con todo lo que él hace?

Soltó un suspiro grave y se recostó sobre el respaldar del sofá.

-- No lo sé, lo ama tal vez. -- respondió dudoso.

Fruncí el entrecejo y me recosté junto a él.

-- Ven-- estiró su brazo, me envolvió con este e hizo que quedará recostada sobre su pecho.

Era tan lindo estar a su lado ya que podíamos confiar el uno al otro.

Nos quedamos en silencio un par de minutos, hasta que Finn rompió el hielo.

-- Iré a ver cómo esta mi mamá.

-- Te acompaño, además mi papá debe estar ahí afuera esperando.

-- Esta bien, vamos.

Nos levantamos del sofá y salimos directo a la puerta.

-- Es mejor que te pongas hielo -- señalé su moretón.

-- Tienes razón. Iré a buscarlo, tu ve afuera.

Asentí.

Al llegar, vi a mi mamá con la Sra. Wofhard y a mi papá con su esposo, además de que casi todos los vecinos estaban fuera de sus casas para ver que sucedía.

Dirigí la mirada hacia la casa de Millie pero no había nadie.

-- Ya -- dijo Finn detrás mío.

-- Qué desorden, si no te molesta voy a ir con mi mamá por si necesita algo.

-- Claro.

-- Bueno... ¿Nos vemos mañana?

-- No lo sé, tal vez no vaya a la escuela, luego te aviso.

-- Bueno, adiós -- me acerqué a él y le di un beso en la mejilla.

-- Adiós.





-No Todo Dura Para Siempre- Finn WolfhardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora