Encuentro

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"Está caminando hacia mí, Dios que guapo eres" pensó, vio que caminaba hacia ella como acto de magia él también la veía y la emoción era grande. La proximidad era cada vez más tensa, sin embargo, la comodidad que aparentaba era tal que no miraba a nadie más, recordó que no había almorzado y un crujido desde adentro le advertía una posible futura gastritis, "cuanto quisiera dejar este maldito trabajo" pensó, mientras los pasos se aproximaban otro crujido le había dado un dolor, y disimuló cerrando los ojos bajando la cabeza, y así siguió caminando ya no con la decencia de antes, ahora concentrada en que se fuera el dolor de su estómago, la falta de comida le estaba pasando factura, cuando menos pensó ya faltaba unos pasos para el encuentro y levanta la mirada y dijo —Hola, oye ¿tu vives por aquí?—. A lo que él respondió bajando la cabeza : —Sí pero no tengo mis llaves ahora, las tiene un amigo—, ella sonrió bajando la cabeza y como típico es de esperarse, jugaba con su cabello y le lanzaba miradas coquetas, él preguntó —Enserio! ¿No me crees?—. Y ella reaccionó con un —No oye si te creo, te he visto pasar varios días—. Él no sabiendo que tema hablar con ella le dijo —Bueno ahora estoy yendo a ver a mi amigo, tampoco tengo celular así que técnicamente no tengo donde dormir ni a quien llamar—. Ella con una mano en la barriga por el dolor agudo que sentía le asintió con la cabeza diciendo —Claro, entiendo, pero si quieres podemos hablar un rato antes de que te vayas—. Él miro a los lados, la miro a ella, metió las manos a los bolsillos de su casaca de cuero marrón y 20 minutos más tarde estaban en un bar tomando una bebida alcohólica, riendo y hablando alzando la voz.
Y a que te dedicas? —.
—Bueno, ayer me despidieron del trabajo. Pero trabajaba en construcción —.
—Ah mira que bueno, por eso es que tienes brazos fuertes—. (tono coqueto)
Si ammm, no es que me guste ese trabajo, pero digamos que se gana bien como para vivir—.
—Y que te gusta en realidad? —.
(Empezaba a sonar en los parlantes Persiana Americana de Soda Stereo)
Bueno estudiaba veterinaria, me gusta abrir animales por la panza verlos sangrar y esas cosas —.
Eso sonó cruel—. (risa tiernamente asustada)
Cuando te llegas a acostumbrar, hasta te parece divertido.
—Si, pero que raro—.
—Oye que buena música no?, ¿te gusta el rock? —.
—Claro, me encanta—. (masticando su chicle de manera exagerada)
Fumas? —. (Metiendo la mano a uno de sus bolsillos)
—No, gracias—.
Después de contar un par de chistes, reír y estar bebiendo una hora más de la que ya había pasado, uno de los dos se para y se despide, ambos vuelven a su pedestre realidad, quedaron para verse otro día y pasar más tiempo charlando, ambos a medio paso para la ebriedad completa piensan en lo que habían escuchado del otro y mientras uno prendía un cigarro hasta llegar a la casa de su amigo para recuperar sus llaves y celular, la otra boca estaba soportando más grados de alcohol en el mismo bar, recordando cómo es que llego  a ese punto, recordando los problemas que no afrontó, recordando la muerte de sus padres y llorando por la vida que le tocó vivir, siendo forzada a prostituirse por su tío de parte de padre quien también la violaba cuando quería satisfacer sus deseos carnales, recordando la rabia que sentía, el odio que sentía, o que siente, y preguntándose que más le faltaba pasar? Si ya ni siquiera podía tener hijos, desde que entro de emergencia a un hospital por hemorragia, por un problema en el útero hace ya varios años, las lágrimas corrían y el nudo en la garganta le dolía en el alma.
Llego a la casa de su amigo y después de haber gritado 15 minutos y haberse quedado casi afónico recién se predio una luz, la de la sala, se asomó una cara por la ventana y unos segundos después le abría la puerta. Media hora después estaba durmiendo en el sillón de la sala.
Cuando iba por el tercer vaso de Cuba Libre, se le acerca un tipo, adulto, con fachas de querer socializar, pero estaba ebrio y no parecía necesitar de los servicios que brindaba Karla. 40 minutos después estaban en uno de esos hoteles que ella estaba acostumbrada a entrar.

El Asesinato De Karla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora