Habíamos quedado en encontrarnos al día siguiente, así le mostraría dónde quedaba el río. Al parecer no quería ir sola, y yo no perdería la oportunidad de pasar más tiempo con ella. Su existencia me provocaba curiosidad; quería saber quién era, qué hacía en el pueblo, si buscaba algo preciso, si estaba aquí por la familia o por trabajo, si se había mudado sola o era casada... todas esas preguntas venían a mi mente al pensar en ella. A pesar del encuentro que habíamos tenido, seguía pensando que ella solo era un sueño.
No pensaba que era un sueño solo por lo hermosa que me parecía, había algo más. Algo que no entendía pero estaba dispuesto a entender. Algo que me confundía. Solo tenía preguntas en mi cabeza, ni una sola respuesta. Ella las tenía todas, eran sus respuestas, su vida. Estaba en sus manos el querer contarme sobre ella o no. Tal vez solo era simple curiosidad. El ser humano es curioso, era algo normal, ¿no?
Mientras estaba acostado en cama sin poder conciliar el sueño, mirando al techo pensando en todo lo que no sabía sobre ella, sentí la urgencia de volver al huerto. Como si ella estaría allí esperándome. Lo cual era otro pensamiento absurdo. Pensé que la llegada del otoño me estaba afectando y el no tener un amorío en verano me había hecho algún daño.
Cerraba los ojos cuando por mi mente pasó un pensamiento que había ignorado desde que la conocí:
Ni siquiera sé su nombre...
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Otra Vieja Historia
Любовные романыEn ''Otra Vieja Historia'', Gael nos cuenta la historia de cómo llegó a conocer a su amada esposa, todas las aventuras y desventuras que vivieron juntos al paso de los años.