Cuando papá se fue. [SuperFamily Marvel]

Capítulo 17: Curso para fracasar en el amor. Imparte Peter Parker.

Sabía que Steve tenía un súper oído a causa del suero del súper soldado, y algo en su mirada me advertía que lo mejor sería hablar con la verdad, así que eso fue lo que hice, tomando un poco del estilo Stark.

   —Vamos, Steve. Todo el mundo sabe que te gusta mi papá —le dije, intentando parecer tan natural como mi pa cuando decía algo sarcástico. Pareció funcionar, porque de inmediato Steve se sonrojó y negó con la cabeza, intentando librarse del problema en el que se había metido él solito. ¿Así que así se sentía ser Tony Stark?

   —No, por supuesto que no. Yo jamás... —comenzó Steve.

   —¡Vamos, confiesa, capitán! —le exigí, comenzando a divertirme con la situación—. Todos hemos visto como lo miras.

   Steve me miró con un poco de miedo y finalmente pareció darse por vencido, puesto que soltó un suspiro y se cruzó de brazos.

    —Seguramente ahora me crees un enfermo ¿No? —preguntó Steve, recargándose contra la pared del elevador con un gesto de preocupación latente, y fue hasta ese momento que entendí que éste se sentía apenado con lo que yo "acababa" de descubrir.

   —Steve, yo...

   —Pete, por favor, no le digas nada de esto a Tony. No quiero que me separe de ti por creer que soy un mal ejemplo.

   —¿Tú? ¿El capitán América siendo un mal ejemplo? —pregunté, acercándome a Steve, sin saber exactamente qué hacer. ¿Cómo animas a una persona triste? —. Yo no creo que seas un enfermo, y si lo preguntas, nadie de aquí lo cree.

   —Pero tengo la enfermedad, Pete. Creo que el suero no pudo quitarme eso, por alguna razón.

   ¿La enfermedad? ¿Qué demonios era eso?

   —Si me permite interrumpir, capitán —habló Jarvis, haciendo que Steve pegara un brinco que en otro momento me habría hecho reír—. Creo que usted no ha tenido la actualización correcta respecto a lo que usted denomina una enfermedad. Se ha comprobado que la homosexualidad no es tal cosa como una enfermedad, simplemente es una condición natural que se puede presentar en cualquier individuo, sea quien sea.

   —¿Cómo? —preguntó Steve.

   —Usted no está, de ninguna manera, enfermo. Simplemente presenta una atracción inminente hacia el señor Stark.

   La cara de Steve estaba hecha para tomarle una fotografía en ese preciso instante y enmarcarla para reír de vez en cuando. Realmente parecía impactado y confundido.

   —No entiendo que sucede aquí —confesé, sintiendo el tirón del elevador que delata que ya has llegado a tu destino—. Pero quiero que sepas que de verdad me gustaría que papá y tú estén juntos, y te voy a ayudar a conquistarlo.

   —Pete, yo...

   Las puertas del elevador se abrieron directamente en el garaje, donde mi pa ya nos estaba esperando con muy mala cara. Quizá había decidido ir al supermercado él mismo porque se habían terminado sus provisiones infinitas de donas y café, eso explicaría su mal humor.

   —¡Vamos, capitán! ¡Me haré tan viejo como tú si tardan más! —nos llamó mi pa.

   —Confía en mí —le dije a Steve guiñándole el ojo y corriendo hacia el coche de mi pa, aunque tenía un poco de miedo, puesto que ni yo mismo sabía qué iba a hacer para conseguir que esos dos terminaran juntos.

...

Papá llenó el carrito casi sin mirar qué era lo que estaba echando en él, pero supe que de verdad estaba prestando atención cuando comenzamos a acercarnos a la sección de pan y logró divisar las donas glaseadas que tanto le gustaban, lo que provocó que el estómago comenzara a gruñirle y dejara de prestarle atención a Steve o a mí.