Amante de mujeres

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Era una noche preciosa.

Una noche ideal para que dos personas que se amasen tanto se entregasen el uno al otro. Una noche como para mirar el estrellado cielo del que la ciudad era virtuosa de poseer.

Una noche como para caminar por una calle poco alumbrada y encontrar un pequeño gatito, para después perseguirle, querer llevarlo a casa para cuidar de él y quererle.

Era un chico no muy normal. Huérfano, sin amigos, podría decirse que tenía un 'atractivo incomprendido', era un poco antisocial, le gustaba estar solo. 

Características perfectas para el trabajo. 

'Hey, chiquillo'. 

El chico volteó. 

Se encontró con el posible dueño del gato. Pensó en huir.

Aquel hombre daba mala pinta. 

'¿Te gusta mi gato, eh?'

El joven no respondía.

'¿Te mordió la lengua el gato?'

‘No hablo con extraños’

‘Vaya, eres un chico muy astuto, pero no te haré daño.’

Al no ver respuesta del chiquillo este opto por presentarse.

‘Me llamo Ben, tengo 32 años, trabajo para el dueño del edificio que está a 2 cuadras de aquí. Él me ha mandado a buscar a su gato. Al parecer el gato que te gustó.’

‘Soy Alton.’

Por fin. Respuesta, pensó el hombre.

‘Bien, Alton. ¿Qué haces fuera de casa a estas horas de la noche?’

‘¿Tengo cara de tener casa?’

Su tono era retador.

‘¿No tienes casa?’

‘La mujer que se suponía que tenía que cuidarme, me cambio por una botella de ron.’

Aquella información era realmente sorprendente.

‘¿No tienes a dónde ir, pequeño?’

‘¿Es usted un pedófilo?’

‘¡Ja! Para nada chiquillo. Tengo hijos, adoro a los niños. Sería incapaz de hacerte algo. Confía en mi.’

‘¿Cómo se llama?’

‘Ben.’

El chico le lanzó una mirada que decía “No me refería a ti”.

‘Oh, el gato. Murray’

‘¿Puedo tocarlo?’

‘Adelante.’

El chico se arrodillo ante el gato y este se alejó. El chico sacó de su pantalón un trozo de carne y se lo ofreció al gato.

Este lo miro y se acercó al trozo de carne y lo olfateo. Lo lamio, y mientras el gato hacia esto el chico aprovecho para acariciarlo.

De su boca emitió una risa de triunfo al ver que otro gato más aceptaba sus caricias.

‘¿Quién te puso el nombre, Alton?’

‘Yo mismo.’

‘¿Cómo se te ocurrió ese hermoso nombre?’

‘Lo vi, en un poster de luchas.’

‘Guau.’

El chico seguía embobado con el gato.

‘Hijo, tengo que volver con el jefe. ¿Te gustaría acompañarme?’

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