Cap.4 Desde Lejos

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El sol se ponía cuando Murui caminaba de regreso a casa. Sus ojos estaban desorbitados, y su paso era desganado, como si su alma estuviera a punto de abandonar su cuerpo.

"¿Por qué? ¿Por qué solo me pasan estas cosas a mí? ¿Por qué?"

La azabache se dejó caer al suelo, y mientras miraba sus manos sobre el asfalto, recordó lo que había pasado en el almuerzo.

-¡Kazekawa Murui! - apuntó a la azabache con su dedo indice - ¡Quiero que tomes mi puesto!

- ¿Eh?

- ¡Y no puedes negarte!

- ¿Qué? pero ¿Por qué? ¿Por que yo? - Touso-san bajó la mirada, y de repente su rostro se llenó de nostalgia.

- Yo, no soy buena en este trabajo. Finjo que me gusta para poder sobrellevarlo... pero ya no puedo más. Tú tienes buenas calificaciones, y no te interesan las actividades de la escuela. Puedes hacerlo.

- ¿Cómo estás tan segura? - Touso-san frunció los labios.

- Siempre estás sola, y eres callada, pero he reconocido tu caligrafía. Cuando hacemos votaciones para las actividades de la escuela tus ideas siempre son las mejores.

- Acepte a ser tu ayudante, pero no puedo ser la delegada. Ni tú ni yo podemos cambiar eso. Los profesores se...

- ¡Por eso te lo estoy pidiendo! - los ojos de la castaña se volvieron brillosos.

- Touso-san... - la castaña se acercó a Murui y tomó sus manos entre las suyas.

- Por favor Kazekawa-san.

- ¡Agh! ¿¡Por que dije que sí!? - Murui despeinó su cabello, miro hacia el cielo y de su boca salió un sonoro suspiro - Debo estar realmente loca como para haber aceptado.

"Pero tenía que ayudarla."

Touso Kauro y Kazekawa Murui comían su almuerzo en el patio de la escuela, sentadas en una banca, a la sombra de un árbol. El jugo de naranja que ahora se tomaba la azabache fue cortesía de la delegada. Después de que Murui accediera a ayudarla, era lo mínimo que podía hacer.

- Mi sueño siempre fue entrar al equipo de volleyball, pero me fue asignada la tarea de delegada, y el consejo estudiantil es muy demandante. Entonces ya no tuve oportunidad, pero ahora con tu ayuda creo que podré hacer la prueba y entrar.

- ¿Crees que te dejen? Las pruebas se cerraron hace mucho.

- Conozco a alguien, dijo que me ayudaría, pero la ayuda que más aprecio es la tuya, Kazekawa-san.

La azabache se sonrojo.

Murui suspiro, y después sonrió. Estaba convencida de que había hecho lo correcto, aunque no sabía si estaba del todo lista para sus futuras responsabilidades. Poco a poco se levantó del suelo, sacudió sus rodillas y la parte trasera de su falda. El miedo a hacer algo nuevo aún la acompañaba, pero ahora tenía la confianza para enfrentarlo. Aunque toda esa seguridad se esfumó cuando vio a cierto moreno cruzar la calle hasta la banqueta en la que ella se encontraba.

"¡Por Dios! ¿¡Qué hace Aomine por aquí!?"

Sus ojos negros miraron frenéticos a su alrededor, y se dio cuenta de que había estado caminando en dirección contraria a su casa desde que salió de la escuela, y ahora se encontraba cerca del vecindario del ojiazul.

"Por eso esta Aomine aquí ¡Diablos! ¿Cómo fue que caminé hasta acá sin darme cuenta?"

Aomine se acercaba. El basquetbolista no tenía ni idea de que Murui estaba ahí, y la azabache contaba con eso, ya que sus piernas se había quedado pegadas al asfalto por voluntad propia. Por primera vez en su vida, rogó para que el moreno no notara su presencia.

Playball With YOU [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora