Cap. 1 Kazekawa Murui

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El equipo de basketball de la preparatoria TOO entrenaba todos los días, desde las 4:00 p.m. sin un horario fijo para su término ¿Por qué? Bueno, todos sabemos lo apasionados que son los hombres con los deportes, y los chicos de TOO no eran la excepción.

Entre a esta preparatoria con la esperanza de hacer que Aomine notara mi existencia, o al menos, hacerle recordarme. Porque... él aún podía recordarme ¿Verdad? Ambos estudiamos en Teiko, compartimos clase el primer año, y... ¿A quién quiero engañar? Claro que no me recuerda. Justo en ese instante, mientras caminaba por la escuela, escuché su voz. Él estaba en el otro carril del puente que conectaba dos de los edificios de la institución, traía su maletín colgado de su mano por detrás de su hombro, su mirada vacía y fastidiada.

"Enojado con el mundo... Otra vez."

- No voy a ir al entrenamiento Satsuki ¡Deja de insistir! - su voz se arrastraba, y era carente de cualquier emoción. Mi corazón se estruja cada que soy testigo de su nueva actitud "Él no era así." Momoi estaba, como siempre, a su lado. Su rostro estaba rojo de la ira, y no era difícil adivinar el por qué. No era el primer intento de la peli rosa para que Aomine se integrara a las actividades del equipo, y no sólo asistiera a los partidos.

"Otro intento más, sin éxito."

- ¡Dai-chan! - gritó Momoi enojada y al instante algo ardió en mi esófago. Siempre me pasaba esto cada que Momoi lo llamaba así ¡Detestaba que fueran tan cercanos! Pero trataba de mantener el control, y agradecer el hecho de que al menos alguien, de vez en cuando, pudiera hacerlo entrar en razón - Si no vas a entrenar no...

- ¿¡No que!? ¡Satsuki! - gritó tan enojado, que no pude evitar esconderme detrás de mis libros, y gracias a que Aomine alzó la voz, varios estudiantes voltearon a verlos y empezaron a susurrar, pero a ninguno de los dos pareció importarle.

Los ojos de Momoi se humedecieron, pero se mantuvo firme. Sentí pena por la peli rosa, pero al mismo tiempo mi admiración por ella creció. Pocas personas eran capaces de sostenerle la mirada al ojiazul.

- ¿No van a dejarme jugar? - preguntó con sarcasmo y sonrió a medias. Su expresión era burlona, pero un aire de tristeza se coló en sus ojos. Aun así, no dejaba de ser intimidante - ¡Lo único que les interesa es ganar! y si para ganar me necesitan a mí... ¡No les va a importar si voy a entrenar o no!

Y ese fue el fin de la discusión. Aomine se alejó de Momoi y desapareció de mi vista cuando entró al siguiente edificio. Momoi se veía algo afligida, pero en menos de un segundo ya estaba detrás de él.

-¡Suerte, Momoi! - dije en un susurro, y continúe mi camino hacia mi siguiente clase.


Tres treinta marcaba el reloj de mi teléfono. Era la hora en la que salía de clases, y como siempre, tuve que pasar por el gimnasio para llegar a la entrada principal. Me detuve a contemplarlo ¿Aomine habría ido a entrenar? ¿Momoi pudo convencerlo? Estaba tan inmersa en mis pensamientos, que no me di cuenta del instante en el que algún individuo chocó conmigo e hizo que cayera al suelo.

-Perdón...

De inmediato reconocí la voz de Aomine. Pasó de largo sin siquiera mírame, su disculpa fue desinteresada, pero el hecho de que me hablara fue suficiente para que entrara en shock ¡Hace tanto tiempo que no lo veía tan de cerca!


- ¡Lo siento! - dijo el chico peliazul, mientras recogía el balón anaranjado del suelo. El mismo que fue a parar en la nariz de aquella niña pelinegra que ahora yacía en el suelo - ¿Estas bien? - preguntó avergonzado e inclinándose un poco hacia la chica. Murui no podía contestar, era la primera vez que un chico tan lindo hablaba con ella... Y no era cualquier chico apuesto, era precisamente el chico que le había robado el corazón desde el primer día, del primer grado, cuando por coincidencia, el peliazul tuvo que sentarse frente a ella por órdenes de la profesora ¿Qué se supone que debía decir? El moreno ya empezaba a mirarla raro.

Playball With YOU [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora