Cuando nada es como uno se lo imagina...

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Los recuerdos de esa noche fueron nítidos, hasta las últimas palabras que le dirigió el abrasador Ethan Berkley, en cambio, el llegar a su departamento y los siguientes días no lo fueron para nada. Su rutina consistía en dormir, comer, recriminarse por lo hecho en estado de ebriedad y preguntarse si estaría loca por todavía creer fervientemente todo lo que vio en la consulta de su terapeuta. 

Asimismo, Ethan no había vuelto a dormir tranquilo desde lo sucedido esa noche, despertaba todas las noches sudando y gritando el nombre de Liz; cada día se encontraba mas irritable por su mal dormir y porque le faltaba la eficiente ayuda de su ex empleada. Ya casi tocando fondo, fue hasta la pequeña sala que tenían de descanso en busca de café y haciéndose un expresso doble escuchó la conversación que mantenían las ayudantes de redacción acerca de la experiencia de una de ellas con la visita a un psicólogo.

- Escuché que ella pudo encontrar la razón de varias cosas que sucedían en su vida que no tenían explicación gracias a ese tratamiento de la regresión a vidas pasadas. – dijo una de las mujeres.

- Lo mismo oí yo, pero además supe que la ex editora, la Srta. Paterson, había ido a la consulta de un psicólogo conocido suyo apellidado Ruiz a que le brindara ese tratamiento y puedo decir que llego completamente distinta a la oficina luego de su terapia.

El empresario al escuchar aquello fue rápidamente a su oficina a buscar el numero de aquel terapeuta para averiguar más acerca de la regresión que le hizo a Liz. Ya con el teléfono en el oído, escuchando el bip de espera, se riñó a sí mismo por estar haciendo una locura como aquella, pero la haría para averiguar la verdad y poder volver a tener paz en su vida.

- Usted sabe a ciencia cierta que tengo un acuerdo de confidencialidad con todos mis pacientes, pero aun más cuando se trata de una amiga querida como lo es Lizzie ¿me entiende? Por lo tanto, no puedo contar acerca de los temas tratados con ella, pero sí puedo aplicarle el mismo tratamiento para que vea lo que quiso hacerle saber ¿Estaría dispuesto a someterse a esta prueba? – le conversó el serio doctor Ruiz sentando en su sillón de cuero mientras el Sr. Berkley aceptaba y se tendía en el diván de cuero de la consulta.

Un resentimiento de medio milenioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora