Luego de la llamada a la consulta, no había podido contactar al doctor Ruiz por teléfono, por lo que accedió a tomar una cita con él al día siguiente; pero nunca pensó que su curiosidad llegaría al extremo de estar a punto de someterse a una sesión de hipnosis solo para comprobar algo tan incierto que una persona completamente racional no se tomaría ni el tiempo de considerarlo.
- Espero no arrepentirme de esto – suspiró Ethan mientras cerraba sus ojos y esperaba las indicaciones del profesional, luego todo lo que él vio en su mente lo dijo en voz alta.
- Vamos a la razón por la cual no has podido descansar apropiadamente estos días.
La mente del hombre recordó el pasado evento con Liz, las extrañas sensaciones y en especial la imagen que no tardó en materializarse en su mente.
- Busca de qué lugar proviene esa imagen...
La escena cambió abruptamente a la de un claro en el bosque, sentía una paz increíble y su corazón se sentía pleno y rebosante de amor por la mujer que tenia frente la cual era la perteneciente a su visión, pero esta vez su cara no estaba borrosa sino que era la de una persona que reconocía bien.
- Es Lizzie ¿cierto? – rió el psicólogo - ¿no es extraño verla con esas ropas? Bueno querido amigo, ella fue parte de tu pasado. Ahora vamos al momento en que todo entre ustedes se derrumbó.
Lo primero que llenó al cuerpo de Ethan fue un sentimiento pesado en el pecho tal como el que sintió aquella noche al interrumpir su beso con Liz, veía claramente la nota del abandono apoyada en la almohada a su lado en la cama. El sentimiento era tan amargo y fuerte que comenzó a alterarse y a respirar muy rápido por lo que el terapeuta interrumpió la regresión para poder estabilizar al hombre que se encontraba tendido de manera tan vulnerable.
- ¿Estás bien? – le preguntó Jaime preocupado al ver las gotas de sudor que perlaban la frente del hombre – Espera un momento, te traeré un vaso de agua.
Ethan desconcertado consiguió serenarse al recibir el vaso con agua del doctor, sin embargo, en ese momento ya creía plenamente en lo que había escrito con tanto detalle Liz en su diario, pero aun así seguía teniendo esa sensación molesta al querer pensar en ella con cariño.
- ¿Sabes? no creo que esté faltando exactamente al trato de confidencialidad con el paciente al decirte esto, pero la nota que dijiste que te había dejado la mujer que mencionaba que huía para casarse con el hombre que de verdad amaba, era toda una mentira...
- ¿A qué te refieres? – preguntó pacientemente Ethan mientras reacomodaba la camisa.
- Bueno, en la visión de Lizzie, ella decía que tuvo que dejarte esa nota, ya que si ella no se casaba con el hombre que habían elegido sus padres para ella, su familia o más bien su clan, te matarían.
Las palabras de Jaime penetraron como un rayo en el corazón de Ethan, miles de recuerdos pasados se aglutinaron en su mente, pasando como una película rápida; escenas de ellos riendo, besándose, siendo felices juntos en una época tan cruda y lejana, hicieron que toda punzada de dolor se borrara y pudiera renacer ese gran amor que había sentido y que ahora sentía por Liz. De un salto se levantó del diván y despidiéndose rápidamente salió en busca de ella, sentía la reprimida necesidad de tenerla en sus brazos y no separarse de ella jamás.
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Un resentimiento de medio milenio
RomanceElizabeth Paterson vivía una vida tranquila con un empleo soñado, pero todo cambia de hace tres meses cuando llega trasladado a Chicago el nuevo dueño de la compañía editorial, Ethan Berkley. Desde ese momento su vida se vio interumpida por constan...