Capítulo 3

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A paso lento regresaron al bar donde la pareja esperaba con ansias su regreso. Ochako era linda e inevitablemente había cautivado a los dos, sobre todo por el hecho de que el rubio jamás había llevado compañía antes, mucho menos, una mujer tan bella.

—¡Volvieron!— gritaron al unísono cuando sus siluetas estuvieron a la vista. En cuanto estuvieron cerca, la chica se acercó a la castaña y la tomó de las manos.

—Ochako... tenemos una propuesta para ti— dijo Ashido con entusiasmo, incapaz de contenerse.

—¿Eh?— preguntó la castaña totalmente desentendida. Mina echó una mirada cómplice a al pelirrojo, quien sonrió mientras asentía.

-¡Ven a vivir con nosotros!- gritaron juntos. Ochako y Bakugou cruzaron miradas, impactados por la sorpresiva invitación. –Puedes trabajar en el bar y en la casa siempre habrá espacio para nuestros amigos, eres demasiado linda para vivir sola en las calles de un mundo tan hostil, nos haría muy feliz que vinieras con nosotros- Dijo la pelirrosa mientras sostenía las manos de Ochako.

La castaña trataba de procesar lo que sucedía, la sinceridad y bondad de ésos dos la conmovían demasiado.

-Y-yo aprecio mucho su oferta, no sé cómo agradecerles, pe-pero... -Agachó la cabeza apenada y conmovida, y de reojo miró al rubio a su lado, quien simplemente miraba a otro lado con las manos en los bolsillos de su pantalón.

-Ella vivirá conmigo- Sentenció, sin darle mucha importancia. La pareja quedó petrificada por un segundo, incapaces de creer lo que acababan de escuchar se miraron el uno al otro para después observar al rubio fijamente.

-¡DEJEN DE MIRARME ASÍ MIERDA!- Gritó Bakugou fastidiado por las actitudes de ambos. Uraraka no pudo evitar una leve risa por lo cómico de la situación.

-Vaya... no sé ni qué decirles- admitió el pelirrojo- Tú... ahm ¿Estás seguro?

-¡¿Ah?! Claro que estoy seguro mierda, jamás hago algo de lo que no estoy convencido, lo sabes joder.

-E-espero no ser una molestia- Susurró apenada Ochako.

-No, no lo eres tonta.- Respondió el rubio mientras alborotaba el sedoso cabello castaño de la chica.

Ashido y Kirishima en verdad no podían creer aquello que observaban, pues jamás, en todo su tiempo conociéndolo, habían visto a Katsuki Bakugou ser "gentil" con otro ser humano.

-Tráeme un trago Kirishima, y un...- Sus rubíes se fijaron en Ochako, invitándola a pedir algo.

-A-ah y un... café, gracias.- agregó mientras intentaba disimular lo apenada que estaba.

-Ya escuchaste- Terminó el rubio mientras se sentaba y era seguido por Ochako, quien tomó la silla frente a él. Y aunque tanto el barman como la cantante querían seguir interrogando a Bakugou, conocían bien los límites de la paciencia de éste, y sabían que si insistían, el bar podría terminar destruido, así que retomaron sus actividades, ya habría tiempo después para las preguntas.

Sentada frente a su aún misterioso guardián, iluminados sólo por la tenue luz del bar, la ansiedad se apoderó de nuevo de Ochako, quien comenzó a jugar con sus manos, nerviosa.

-Ya, suéltalo. Me pones de nervios- Dijo el rubio levemente irritado, tomando por sorpresa la chica quien saltó de su asiento. –Si tan nerviosa estás, puedes preguntarme algo. Ella lo miró, cautelosa.

-¿Lo que sea?

-Claro.- Le respondió seguro con una sonrisa filosa.

-¿Qué edad tienes?- Le preguntó, incómoda, lo mejor era empezar por lo más sencillo, después de todo, en realidad no sabía nada de la persona con quien compartiría techo.

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