Luego de lo sucedido con Feilong, el cambio de Akihito por las escrituras del casino, la interferencia de Arbatov, muchas cosas pasaron, Asami fue herido, y Akihito fue llevado –Mejor dicho arrastrado– por su dueño a un lugar que parecía sacado de un sueño. Asami lo llevó a ese lugar para olvidar el mal rato, durante ese tiempo le habían retirado el tatuaje de la marca de Feilong; quitando eso de lado, ambos parecían una pareja de recién casados. Todo era perfecto, de no ser por el demonio que lo acechaba.
¿Cuántas veces había tenido ese sueño? Ya no recordaba. Durante la negociación por las escrituras y suya, uno de los lacayos del jefe Ruso casi lo termina asesinando por asfixia; las marcas de sus grandes dedos seguían en su cuello, ese recuerdo era el que no lo dejaba dormir. Akihito dió un suspiro, pasó sus manos por las marcas, sentía que el aire se iba de sus pulmones, por cada centímetro que sus manos abarcaban la extensión del cuello el aire en el ambiente se iba.—Akihito.—Su dueño llamó su atención, dió un brinco, que a la vez hacia que sus manos se retiraran del golpe de su cuello; el aire volvió, ya podía respirar.— ¿Te sientes bien? —Asami fue acercándose a paso lento, colocando sus manos en ambos hombros del chico-gato, acariciando la extensión de estos sintiendo la suavidad de su piel, pero se detuvo al notar las marcas en su cuello.—¿Quién te hizo esto?
—Fue el tipo llamado Yuri, el ruso, fue durante que estaba en la habitación con el.—Intentó fingir que no ocurría nada, pero sus orejas lo delatan, es muy transparente de ese modo. Las manos de Asami se dirigieron a por detrás de las orejas afelpadas color doradas.—Eso ya pasó, se quitarán en unos días.—Asami quedó satisfecho ante los ronroneos de Takaba, Asami lo sabía, sabía que a Akihito le encantaba esas muestra de afecto.
—Estoy bien.—Akihito reaccionó bruscamente, no quería que Asami sintiera pena por el.—Iré a nadar.—Se alejó de Asami, quería despejarse un rato, se quitó la camiseta para entrar de un brinco a la piscina, se sumergió en el fondo, estaba tranquilo, pero en un momento en otro sintió como su pie era tomado, se alarmó, algo en el le decía que era su imaginación, pero comenzó a inquietarse, no podía salir del agua.
Asami había seguido al chico-gato, aunque no se notará estaba preocupado, vió cuando entró al agua, pero al ver que no salía, comenzó a preocuparse, no le importaba la herida, si podía infectarse, abrirse, o lo que sea. Se tiró al agua para rescatar al chico, lo tomó y salió de la piscina entre sus brazos, la herida se había abierto.
—¡Al fin en Japón! —Akihito se estiró, fue demasiado tiempo fuera de Japón, ya extrañaba estar en su tierra natal.— ¡Vamos Asami quiero ir a casa! —Pidió el pelidorado aferrándose al brazo de Asami, sus orejas y cola estaban ocultas, pero sería fácil notar que estaba emocionado.
—Ya vamos, sólo tengo que hacer unas cosas.—El tiempo lejos le había servido al pequeño gato travieso y escurridizo, se le notaba más alegre, tranquilo y relajado, era algo que le gustaba.—Llevenlo al apartamento.—Dijo Asami, sabía que Akihito no iba a parar, así que prefería darle lo que el quería.
Akihito quedó confuso, el quería que Asami fuera con el. Los gorilas de Asami lo llevaron al auto, sus orejas estaban caídas, su cola tendida en el sillón, deseaba más caricias, aunque las manos de Asami se vieran toscas, a Akihito le encantaba la suavidad con la que lo trataba. No dijo nada en todo el camino, sólo tenía una expresión de tristeza en el rostro que no pasó desapercibida por los guardaespaldas de Asami.
Cuando llegaron al departamento, Akihito a lo primero que fue es a la habitación de su dueño, le gustaba su olor, y cada vez que el no estaba se iba a su cama; Akihito se quedó dormido.
Unas caricias lo despertaron, sus orejas reaccionaron, se levantaron de golpe.—. ¡Asami! —Exclamó el chico gato al ver que se trataba de su dueño. Se acercó a restregarse contra el con una sonrisa, su cola se movía inquieta.
—Debiste extrañarme, ¿Eh? —Asami acariciaba por detrás de sus orejas suavemente, los ronroneos del pequeño gato de cabello dorado tan adorables. Aunque el de ojos avellanas llegará a ser desobediente sabía cómo tranquilizarlo.—Te traje algo.
—¿Qué cosa? —Le miró con ojos curiosos, por ende recibió un beso suave en los labios abrazándolo.—Cierra los ojos.—Declaró su dueño haciendo que Akihito obedeciera, cerrando sus ojos, sólo sintió un paño mojado en su nariz y boca, terminó desmayado.—.
—Te compensare lo que tuviste que pasar.—.Fue lo que apenas pudo escuchar Akihito por parte de Asami.
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Una Bola De Pelos (Viewfinder)
FanfictionTodo comenzó en la juventud de Asami Ryuichi, cuando su padre Asami Yoshiro llevó a su hijo a una subasta, el no le encontraba la mayor importancia a estar allí pero en el momento donde mostraban a un pequeño niño como de 6 o 7 años aproximadamente...