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Era una fría noche de invierno en Dallas, Texas. Faltaba poco para media noche y el oficial Raymond Toro se encontraba frente al enigmático Frank Iero.

Dejame ver si entendíDijo Toro sobando sus sienesDices que eres Frank Iero y que acabas de escapar de la casa de Gerard Way, que Gerard te tenía cautivo desde hace seis años y que asesinaste a tres personas.

No espero que me crea, pero muchas cosas sobre la familia Way que a usted le podrían interesar.

Eso bastó para llamar la atención del mayor, había dedicado los últimos diez años de su vida a encontrar a aquel asesino serial, y los seis últimos para encontrar a aquel chico desaparecido que había causado tanto furor en aquellos años.

Pero también cabía la posibilidad de que aquel chico fuera un estafador y todo lo que estuviera diciendo fueran mentiras para conseguir algo de dinero.

ADNMurmuró el rizado – ¿Te someterías a una prueba de ADN para saber si en realidad eres Frank Iero? Por que no eres el primero ni el último que ha venido   con ese cuento

Claro – sonrió el mayorHaz la prueba, pero luego hablaremos de mi impunidad.

[………]

Habían pasado dos días desde aquel encuentro con "Frank Iero", el menor se había sometido a la prueba de ADN y había dado positivo, era el verdadero Frank Iero, aquel chico que en el 2007 su desaparición había sido un completo escándalo en todo Nueva Jersey, la prensa había enloquecido al saber que aquella tarde del 31 de octubre habían asesinado a uno de los funcionarios públicos más influyentes, pero no sólo a el, sino a casi toda su familia, a excepción de su hijo menor, que había desaparecido sin dejar rastro.

Ese había sido un duro golpe a la carrera de Toro  ya que en esos tiempos el era el encargado de la seguridad de Frank Iero padre, y había fallado rotundamente, lo peor fue que nunca se encontró al culpable de tal masacre o el paradero del Iero menor.

Luego de aquel trágico evento, Raymond había conseguido un empleo en el departamento de policías en Monroeville como detective, y aunque el caso Iero había sido asignado a otro agente, Raymond lo siguió de cerca, se había obsesionado con ese caso y no descansaría hasta a encontrar a los culpables.

Volviendo al presente, Raymond y Frank habían estado hablando sobre la desaparición del menor.

– Bueno, creo que hay que comenzar por el principio, ¿Quien te secuestró?

Gerard Way.

– ¿Alguna vez te dijo el por qué?

– Le gusté.

Eso sorprendió al mayor, si su memoria no fallaba, Gerard debería tener alrededor de cuarenta años, y Frank no pasaba de los veinte.

– No sabía que Gerard practicaba la pedofilia. – murmuró el mayor.

– Hay muchas cosas que no sabes sobre el.

– Está bien, continuemos – dijo Toro algo incómodo. – ¿Quien asesinó a tu familia?

Gerard.

– ¿Por qué?

– Papá abusó de su hermano.

– ¿Michael Way?

– Sí.

– ¿Así que Gerard entró a tu casa y comenzó a asesinarlos a todos?

– No lo sé, cuando llegué de la escuela ya estaban casi todos muertos, Gerard me estaba esperando, el llevaba bastante tiempo espíandonos, sabía todos nuestros horarios, sabía donde encontrarnos, papá sabía que lo espiaban, pero nunca pensó que fueran a asesinar a toda la familia.

– ¿Casi todos?

Creo que mi hermana seguía viva.

– ¿Y que pasó cuando entraste a tu casa?

– Todo estaba igual que siempre, subí las escaleras y entré a mi habitación y ahí estaba Gerard, me dijo que no hablara y me dijo que metiera mis cosas a la mochila, yo no sabía que estaba pasando, pero hize lo que me dijo, luego me tomó del brazo y me dirigió a la sala, me dijo que me despidiera de mis padres y entonces los vi – guardó silencio unos minutos y tomó de su botella de agua – La cabeza de mi madre estaba sobre un plato, su cuerpo estaba tirado en la alfombra, el cuerpo de mi padre estaba en su sillón favorito, tenía el abdomen abierto, pude ver sus intestinos, y mi hermana estaba clavada en la pared, fue horrible, entré en shock, no podía moverme, no podía hablar, sólo estaba parado, viendo los cuerpos sin vida de mi familia, lo ultimo que recuerdo de eso es ver como mi hermana murmuraba algo.

Lágrimas mojaban el rostro de Iero, había intentado olvidar ese traumático evento, pero no podía, siempre recordaría todas las atrocidades que vivió al lado de Gerard, pero tenía que hablarlo con Toro, si no quería ir a prisión tenía que contarlo todo.

– Podemos tomarnos un descanso si eso quieres, no quiero que te alteres.

– Si, eso estaría bien.

The Soup Fic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora