Capítulo 6

217 14 8
                                    

Toby cerró la puerta de la  habitación, tenía lágrimas en los ojos. Sintió asco de sí mismo y encima la vergüenza lo estaba consumiendo. Apretó los puños. No quería llorar de nuevo, pero necesitaba sacar todo su dolor.

El mundo se detuvo un segundo y todos esos sentimientos negativos se esfumaron cuando escucho aquel suspiro dentro de su baño. Camino hacia la puerta que aún estaba entreabierta, se asomó y vio la mejor imagen de todas; Samantha exaltada con el cabello desarreglado, un notable sonrojo se extendía por sus mejillas, su pecho subía y bajaba demasiado rápido mientras jadeaba. 

De forma inesperada unieron miradas, la calentura seguía presente.  Ambos sintieron un bochorno recorrer sus cuerpos. 

¿¡Qué rayos acababa de pasar!? ¡Se habían besado! Toby estaba tan nervioso que sus tics se hicieron presentes, molestos y constantes. Apenado prefirió cerrar la puerta y  dejar a la joven a solas.

 Comenzó a revolotear en su armario para encontrar sus medicinas, algo que odiaba eran sus molestos tics, le habían traído tantos problemas a lo largo de su vida. 

-Maldita sea...- Susurró. No había nada en su armario, hace tiempo había botado cualquier clase de pastilla para evitar que Samantha tratará de suicidarse. 

Los tics eran demasiado fuertes. 

Tal vez, si Tobías sintiera dolor, ahora mismo se habría desmayado por lo insoportables que llegaban a ser sus espasmos. Literalmente sus huesos crujían y chocaban entre ellos desgarradando músculos y tendones a su paso, lo peor es que aumentaban a cada segundo y se volvían más intensos.

A Toby le era imposible controlar, debía suprimir sus sentimientos fuertes para evitarlos. Sin duda, la felicidad entraba en la categoría de "emociones fuertes" Su corazón latía a mil por hora, aquella sensación se desbordaba a través de sus tics. Aún se sentía caliente, demasiado, a pesar de que la situación no había pasado de besos y roces. 

-...R-respira R-rogers...-Tartamudeo por sus tic. Trató de relajarse, sin pensarlo salio de la habitación.

Tenía una alternativa para calmar su síndrome:《La marihuana》.

Esa hierba hacía que los molestos tics se detuvieran. Aunque a Tobías no le agradaba la idea de drogarse, en estos momentos estaba impaciente por fumar un porro.

Por suerte Hoodie siempre tenía un poco. Creo que eso respondía la duda de por qué siempre estaba tan calmado, pues la mayoría del tiempo se encontraba bajo los efectos de la marihuana.

 Aunque nunca podría olvidar esa vez que entró en la habitación y Bryan se encontraba tirado en el suelo después de una sobredosis de alguna de sus drogas. Su cuerpo estaba frío, su respiración era lenta, y había una gran separación de tiempo entre cada uno de sus latidos. Probablemente esa experiencia entraba en sus traumas psicológicos. Hoodie era su único y más cercano amigo en quien confiaba ciegamente, y haberlo visto al borde de la muerte le causo una crisis nerviosa. Le atormentaba ese recuerdo de él mismo llorando inconsolablemente en el suelo envuelto en convulsiones mientras Masky le gritaba lo inútil que era y Slenderman recogía el cuerpo del encapuchado.  

Suspiró sonoramente a la vez que entraba, realmente tenía una vida de mierda. 

-¿Te sientes mejor?...- Preguntó Bryan. No se sorprendió al ver que esté sostenía un cigarro casero de marihuana. El castaño trató de negar con la cabeza, aunque con los frenéticos espasmos, pareció que simplemente sacudió la cabeza como si fuese un perro. - Mmm, ya veo que no hermano.- Y como pudiera leerle la mente extendió la droga para que esté se calmará.  

La habitación de Hoodie era demasiado distinta a la del menor de los proxys, parecía una cueva de hippies con aire de despreocupación, desorganizada e incluso tenía una televisión y una consola junto con decenas de videojuegos, pero era demasiado cálida.

Tobías tomo asiento a un lado de él.

-¿Bryan, qué pasaría si me suicidaría?...- No quería demostrarlo pero su voz se quebró al hacer esa pregunta. Trató de ahogar ese patético sentimiento con una gran calada al cigarro. Ambos guardaron un incómodo silencio en el que las contracciones musculares de Toby se detuvieron debido a la droga.

-Probablemente... me quedaría solo con el estúpido de Tim Sutton, - Rió al decir eso, pero en fondo sabía que había sido un comentario estúpido. 

Se removió un poco a causa del embarazoso momento e inhaló profundamente del porro que ambos estaban compartiendo, paulatinamente soltó todo ese asqueroso humo y mirándolo continúo:

- La vida por aquí cambiaría, todo sería más difícil y fúnebre. - Toby se sintió halagado.- Hermano, no eres el idiota que todos creen.- Solían llamar a Ticci Toby "La broma de la cabaña" por ser el típico estúpido sin filtro, pero más allá de ese apodo, todos creían que era un patán. .- Mientras tu y yo sepamos la verdad, creo que importa una mierda la opinión de los demás ¿no es así?.- 

Tobías no creía lo mismo, para él, el juicio de Sam era el único que importaba. Lamentablemente ella solo veía como un patán que le producía repulsión. Aunque tras ese beso ponía en duda a la joven. 

-¿Somos asquerosos asesinos que matan por placer?...- Preguntó recordando el comentario de la chica. 

-¿Acaso mataste a tu padre por placer?.- Replicó sabiamente Hoodie. Toby negó en silencio, "Ese imbécil merecía morir.." Pensó.- Esta es nuestra vida, es la vida de los asesinos que viven como ratas juntas y dejan su mierda en los hogares... dime ¿tienes alguna otra opción?-

De nuevo sus pensamientos se dirigieron a la joven que se encontraba en su habitación en contra de su voluntad, en realidad deseaba tener otra opción, quería casarse y tener hijos, desperdiciar su tiempo en un trabajo mal pagado,  poder llegar a casa después de una dura jornada y hacer el amor con su mujer. 

-Cualquier cosa que estés pensando no. Es imposible. Estamos amarrados a esta vida...- El chico de la capucha dijo de una manera tan fría que Tobías se estremeció.- Mira Rogers, sé que haces esto para que te sientas miserable, no lo hagas hermano.-Suspiró pesadamente para después fingir una voz alegré.- Tienes que comenzar a ver la vida con otros ojos por más infeliz que sea. Cuéntame algo que sea positivo.-  

Tobías sintió como su pálida piel tomaba color por primera vez, un tono rojizo que delataba lo que estaba a punto de decir. 

-Estoy enamorado.-








¡I Hate You!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora