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Sin la muerte de su madre, SeokJin seguramente no hubiese tomado un avión de más de tres horas para terminar en un país tan desconocido y familiar al mismo tiempo.

Las calles ajetreadas de Seúl se le hacían muy hastiosas, y la contaminación asfixiante.

Apenas pudo despedirse de su padre en Nueva Zelanda, el hombre que lo había estado ignorando toda su vida y que fingió que su mamá había muerto desde hace diez años no hizo más que sacarlo de sus casillas. Pero al menos estuvo ahí, en la despedida del cuerpo sin vida de su progenitora. Jin apenas pudo soltar una lágrima de pena fingida cuando la vió siendo enterrada. Él no sentía amor por su mamá, respeto talvez, pero cariño no.

Cuando por fin consiguió la aprobación de sus tíos de quedarse con ellos un tiempo en Corea pudo sentirse libre. Libre de todos los problemas que tenía en su país natal. Y se encontraba ahí, desempacando sus cosas en su cuarto de paredes crema, ordenando su ropa en el nuevo armario que poseía y pensando en la manera que había vivido todo tan rápido. La expresión en su rostro era indescifrable, sintiéndose culpable por no haberse despedido de nadie en Nueva Zelanda. Pero se había convencido que había sido lo mejor, no podría soportar los lamentos totalmente falsos de sus abuelos paternales. Él lo sabía, ellos no sentían ningún cariño especial por él, pero él mucho menos, no sentía nada por nadie, sólo un vacío que lo dejaba insatisfecho.

"Soy tu novia, merezco ser tratada como tal" la última vez que escuchó a su pareja antes de terminarla por una llamada, sus palabras salieron espinosas. Que hijo de perra, era un cobarde.
Pero estaba convencido de que las cosas cambiarían en Corea, lo haría, o al menos lo intentaría. Pensar en vivir así el resto de su vida, sin emoción, lo aterraba.

-Jin-ssi, la cena está lista -la voz de su tía repercutió en la habitación y en su mente.

SeokJin respondió con un "Bajo en un momento." muy flojo. Maldiciendo dentro de él a la familia de su tía. Su estúpido esposo y su primo idiota que apenas podía con la universidad, pero hizo lo que dijo y cenó en silencio.

Al siguiente día la escuela a la cual se había trasladado lo recibió con un montón de alumnos y poco espacio personal, pero afortunadamente para él todos se esfumaron al momento de la campana.
SeokJin tomó su horario y con la ayuda de su coreano fluido gracias a su madre quien le enseñó, pudo guiarse hasta su clase.

En medio de su camino, se percató de sonidos extraños. Los siguió hasta darse con la sorpresa de que una pareja se estaba besando justamente al frente de su clase. Un chico de cabellos castaños y piel pálida había arrimado a una chica pelinegra y Jin se sentía morir de la vergüenza, los colores subiendo por su rostro y un pequeño bulto en sus pantalones que intentaba sobresalir. Ignoró todo aquello y se metió a su salón con la cara abochornada. Muchos minutos después el mismo chico entró y recibió todo su aire cargado de frialdad. Las personas susurraban a su alrededor, pero el chico pasó de largo a todos. Jin sólo pudo, asombrado, notar el impacto que causó el castaño en el salón con solamente su presencia. Él deseaba causar algo así alguna vez, aunque lo dudaba mucho con su presencia poco importante.


LIFE IS A FUCKING BAD JOKE ⇢ ;namjin;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora