9.La lucha contra el socialismo en un solo país

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Discurso a la XV Conferencia



1° de noviembre de 1926



¡Camaradas! La resolución acusa a la Oposición, incluyéndome a mí, de una desviación socialdemócrata. He pensado en todos los puntos de disputa que han dividido a la minoría del CC de la mayoría durante el último período, es decir, el período en el cual se ha usado la designación de «bloque de la Oposición». Debo decir que los puntos de disputa, y nuestro punto de vista con respecto a los puntos de discusión, no ofrecen ninguna base para la acusación de «desviación socialdemócrata».

La cuestión sobre la cual hemos tenido más diferencias, camaradas, es la pregunta de qué peligro nos amenaza durante la época actual: ¿el peligro es que nuestra industria estatal está retrasada o que está avanzando demasiado rápido? La Oposición —de la que yo formo parte— ha sostenido que el peligro real que nos amenaza es que nuestra industria estatal está rezagada con respecto al desarrollo de la economía nacional de conjunto. Hemos señalado que la política instrumentada en la distribución del ingreso nacional implica un mayor crecimiento de la desproporción. Por una u otra razón esto ha sido llamado pesimismo. Camaradas, la aritmética no conoce ni el pesimismo ni el optimismo, ni la falta de confianza ni la capitulación. Las cifras son cifras. Si ustedes examinan las cifras de control del Gosplan, descubrirán que esas cifras muestran que la desproporción —o, más exactamente, la escasez de bienes industriales— ha alcanzado la suma de 380 millones de rublos el año pasado, mientras que la cifra para este año será de 500 millones, es decir, las cifras iniciales del Gosplan muestran que la desproporción ha crecido un 25%. El camarada Rikov* plantea en sus tesis que podríamos esperar (meramente esperar) que la desproporción no crezca este año. ¿Cuál era la base para esta «esperanza»? El hecho de que la cosecha no es tan favorable como lo esperábamos. Si yo siguiera los falsos caminos de nuestros críticos, yo podría decir que las tesis del camarada Rikov dan la bienvenida al hecho de que las condiciones desfavorables que prevalecieron en la época de la cosecha redujeron el rendimiento, que de otro modo hubiera sido respetable; y él le da la bienvenida a esto porque, si la cosecha hubiera sido mayor, el resultado hubiera sido una desproporción mayor [camarada Rikov: «Yo tengo una opinión diferente»]. Las cifras hablan por sí mismas. [Una voz: ¿Por qué no habló Ud. en la discusión sobre el informe del camarada Rikov?] El camarada Kamenev ya les ha dicho por qué no lo hicimos. Porque yo no hubiera podido agregar nada a ese informe económico especial, en la forma de enmiendas o argumentos, que no hubiéramos planteado en el pleno de abril. Las enmiendas y otras propuestas formuladas por mí y otros camaradas al pleno de abril mantienen toda su fuerza hoy. Pero la experiencia económica adquirida desde abril es obviamente muy poca como para que tengamos esperanzas de que en la etapa actual los camaradas presentes en esta conferencia sean convencidos. Poner nuevamente en discusión esos puntos, antes de que el curso real de la vida económica los haya probado, crearía tensiones innecesarias. Esas cuestiones serán inevitablemente más aceptables para el partido cuando puedan ser respondidas por las estadísticas basadas en la última experiencia; la experiencia económica objetiva no decide si las cifras son optimistas o pesimistas, sino sólo si son correctas o equivocadas. Creo que nuestro punto de vista sobre la desproporción ha sido correcto.

No tenemos acuerdo sobre el ritmo de nuestra industrialización, y yo estuve entre esos camaradas que señalaron que el ritmo actual es insuficiente, y que precisamente esa velocidad insuficiente en la industrialización imparte la mayor importancia al proceso de diferenciación que está ocurriendo en las aldeas. Ciertamente, no hay nada tan desastroso como el hecho de que el kulak haya levantado cabeza o —ésta es la otra cara de la misma moneda— que el peso relativo de los campesinos pobres en la aldea haya declinado. Esos son algunos de los problemas serios que acompañan el período de transición. Son signos no saludables. Por supuesto, no hay ninguna razón para el «pánico». Pero son fenómenos que debemos evaluar correctamente. Y yo estuve entre los camaradas que mantuvieron que el proceso de diferenciación en la aldea puede asumir una forma peligrosa si la industria se retrasa, es decir, si aumenta la desproporción. La Oposición sostiene que es nuestra obligación disminuir la desproporción año a año. No veo nada socialdemócrata en esto.

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