Epílogo

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Una hoja cayó sobre mi pelo. Abrí los ojos y y acerqué mi mano para apartarla, pero una voz suave me lo impidió:

- Déjalo, ya lo hago yo... :)

Volví a cerrar los ojos. Leo posó su mano en mi mejilla y lentamente la subió hasta mi pelo. Dejó caer la hoja a unos centímetros de mí, para rápidamente volver a mi mejilla y acariciarla de esa manera suya tan especial.

Pude notar cómo sus grandes ojos me observaban, de modo que abrí los míos para verle.

Me sorprendí de la poca distancia que nos separaba, pues no me había dado cuenta de que se había acercado tanto. Parpadeé rápidamente y mi respiración se entrecortó a la vez que esos ojos azules me iluminaban.

- Me encanta cuando te pones así - dijo Leo al tiempo que su mano recorría mi brazo - . Sobretodo cuando es por mí...

Me mordí el labio... Me volvía loca.

El único final posible para aquella situación era un beso, pero una voz estropeó el momento.

- Ejem, ejem... últimamente vienes mucho por aquí, ¿no crees? - dijo mi padre con una voz notablemente molesta.

Me incorporé como si aquella voz hubiera activado un resorte dentro de mí. Por suerte, mi padre no había reconocido a Leo como el adolescente de aquella noche -ya nos habíamos preocupado de dejar pasar un tiempo para que no lo hiciera- , pero no acababa de gustarle.

- Pues sí, la verdad... - contestó Leo, y añadió - y espero poder venir muchas más veces para estar con __(tn)__ =3

Supongo que mi padre tomó aquello como una réplica insolente, porque en su mirada se podía adivinar el odio que sentía.

- Pero si molestamos o algo, siempre podemos ir al cine o a cualquier otro sitio... - comenté astutamente para enfriar la situación.

Sabía que la idea de que Leo y yo estuviéramos en una habitación a oscuras no le parecía muy tentadora. Así por lo menos podía vigilarnos...

- ... No, no hace falta. No molestáis - dijo mi padre tras unos segundos - . Lo que quería decir es, que supongo que ÉL tendrá una casa, una familia... no sé, a mí no me gustaría que mi hija andase todo el día fuera...

"Contigo" terminé la frase en mi mente.

- No se preocupe, señor. Mis padres saben perfectamente donde estoy. Además, no podían prohibirme venir *justo hoy* ;)

Habían pasado varias semanas tras nuestra reconciliación, semanas en las que Leo me había demostrado que podía contar con él... Y aunque al principio me costó un poco, sabía que podía confiar en él.

El incidente con Sylvia estaba olvidado: ella misma me había contado la verdad.

Resultó ser simpática una vez entendió que yo no iba a hacerle daño a Leo, e increíblemente nos llevamos genial.

Pero ese día no pensaba en ella, ni en Katia, ni en Caitlin, ni en Chris -que terminó por ser mi grupo de amigos habitual- .

No, es día no pensaba en eso, ni en las clases, ni en ninguna otra cosa excepto en Leo.

Ese día, se suponía que me iba a dar una sorpresa.

Ese día, era mi cumpleaños.

***********

Era un terreno escarpado. Lo sabía por los botes que daba el coche. Cuando por fin aparcó el coche, Leo salió y me abrió la puerta desde fuera.

- No te quites todavía la venda,¿ok? ;)

- Vaaale... u.u

Me tomó de la mano y me ayudó a salir del coche.

No tengas miedo... soy yo (micro novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora