El hombre y el lobo.

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Adaptación de la película de Disney "Pocahontas" de 1995.

Pareja: Wolfstar.

(...)

Estaba entusiasmado, para que iba a ocultarlo, estaba sumamente entusiasmado, como no lo había estado en meses y es que después de mucho tiempo de permanecer en Inglaterra haciendo absolutamente nada, por fin volvería a salir hacia la aventura, hacia una nueva tierra que conquistar, y lo mejor de todo es que lo haría en compañía de su mejor amigo, su hermano del alma.

Cuando la luz de la mañana se coló por su ventana se desperezó, había despertado al menos diez minutos antes de lo establecido, pero había decidido permanecer en cama únicamente por que levantarse y despertar a James para que comenzaran a arreglarse era demasiado infantil; no lo hacía desde que había dejado de recibir regalos en las vísperas de navidad, cuando tenía doce años.

Su cabello negro como la noche y su piel morena brillaban en dorado por los primeros rayos de sol del día, estaba de un fantástico humor por lo que, cuando la brisa matutina se coló por la ventana no pudo más que sonreír y cerrar los ojos. Iba a extrañar Londres, pero no tanto como para declinar la oferta que Lord Lucius le había hecho.

Sólo un mes atrás, Lucius Malfoy, un adinerado conde le había ofrecido una cantidad exuberante de oro con tal de tenerlo en su próxima expedición al nuevo mundo. Sirius había aceptado de inmediato por supuesto, pero no por el oro (tenía ya demasiado a su nombre), si no por el viaje que prometía ser el mejor que hubiese hecho nunca. Malfoy no era muy agradable, pero si iba a comer gratis, a viajar, conocer y además sería capaz de asesinar a algunos nativos para limpiar las nuevas tierras, pues iba a hacerlo.

A eso se dedicaba, a asesinar, o como a él y a James les gustaba llamarlo: a limpiar las tierras nuevas para que los hombres civilizados como ellos pudieran habitarlas.

Ser cazador no solo era un trabajo bien remunerado, era, además, satisfactorio. Existían entre ellos grupos de seres que no podían ser considerados humanos por mucho que su apariencia dijera que sí, como era el caso de los vampiros, las veelas y los hombres lobo.

A lo largo de sus expediciones a los nuevos mundos, Sirius Black había ayudado en la conquista de un sinfín de tierras donde seres diferentes habitaban. Se había enfrentado a gigantes, ogros, trolls, vampiros, centauros y sirenas, saliendo siempre victorioso de cada enfrentamiento. La reina estaba sumamente satisfecha con sus servicios, los hombres ricos en busca de oro y tierras nuevas se peleaban por hacerlo subir a su barco, a su servicio y Sirius, siempre dispuesto, aceptaba cada jugosa oferta solo si James accedía a acompañarlo.

Black no sabía decir cuando había comenzado a cazar creaturas mágicas con sus fuertes manos mortales, pero lo que si sabía era cuando había comenzado su odio hacia todo aquello que era diferente y por lo tanto peligroso. Había sido durante un verano, en una de las tantas propiedades que pertenecían a los Black, en un bosque al norte de Inglaterra. Regulus, su hermano, había decidido dar un paseo al atardecer por el bosque. Todos sabían que era peligroso pero el menor de los Black había hecho caso omiso de aquello, su padre le advirtió que no se alejara mucho, que cerca acechaba una tribu de hombres lobo, pero aquello solo alentó al muchacho de solo dieseis años a adentrarse al bosque donde fue cruelmente asesinado.

Sirius fue quién lo encontró, después de algunas horas desaparecido habían decidido comenzar a buscarlo. Huesos, carne y sangre acompañados con un trozo de su ropa fue lo único que quedó de Regulus Black.

Los tiempos en que Sirius había soñado en confraternizar con creaturas que definitivamente no eran humanas quedaron en el pasado, después de la muerte de su hermano menor nada había vuelto a ser lo mismo y él había gastado cada minuto de su tiempo entrenándose para convertirse en el mejor cazador que se hubiese visto en Europa.

Once upon a dream.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora