Epílogo [P A R T E 1]

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Matthew trató de llegar lo más rápido que podía hacia la boda pero sin querer se había topado con un tráfico mortal, no se había dado cuenta que era la hora en donde era frecuente que todos estuvieran a fuera para ir de paseo, tuvo que esperar quince minutos para poder entrar a la principal avenida que era por donde tenía que pasar para acortar la distancia y llegar más rápido.

No pudo si quiera checar su celular porque estaba tan ocupado en llegar, sabía que llevaba más de veinte minutos manejado y esperaba con mucha fe que Helena no se hubiera ido. Cuando llego finalmente dejo estacionado su auto casi a medias, corrió hacia la entrada y al estar el lugar abarrotado de gente no supo por dónde buscar, buscaba el rostro de Helena que aunque la había visto en fotos la tenía en perfecto detalle, busco y no parecía encontrar nada hasta que fue en ayuda de Henry.

Lo tomo y lo llevo hacia el rincón más alejado para que la música no fuera un impedimento al hablar.

—Helena esta aquí, ¿No la has visto?

Henry como era de esperarse se sorprendió, no tenía de que ella iba a venir e igual que Matthew comenzaron a buscarla entre la gran cantidad de invitados. A los minutos de que estaban buscando el celular de Matt sonó en una notificación de mensaje, creyó que no debía ser nadie importante por lo que lo dejo pasar. Busco por más de media hora y se dio cuenta que ella no estaba ahí, se dejó caer derrotado en una silla y decidió leer el mensaje que había dejado para después.

Su corazón bailoteo cuando leyó de quien era, Helena.

En línea

Helena: También me gustas, Matthew, he querido conocerte desde hace tiempo y hoy será el día.

✔✔

8:12 pm

Matthew: ¡¡Helena!! Supe que viniste a la boda para verme pero no te encuentro ¿Dónde estás? También me urge verte.


Ella no respondió, ni siquiera vio el mensaje, lo que le hacía pensar que lo ignoraba o estaba incomunicada. Tuvo que salir de la boda, no podía más tenía que saber a dónde se había ido. Salió hacia su auto y manejo de regreso a la casa de Helena, esperaba que ella le llamara diciéndole que estaba bien porque se supone que ella no debía salir, estaba delicada de salud. Cuando llegó a su casa no detectó un cambio, espió por entre las cortinas y no pareciera que alguien hubiera llegado, maldijo mil veces y se preguntó otra vez. ¿Dónde estaba Helena.

Empezó a llover, Matthew no se había percatado que el cielo estaba más oscuro que de costumbre y más denso por lo que ignoro las espesas nubes negras, se mojó el traje un poco esperándola sobre el escalón de la entrada por más de veinte minutos, decidió no dejarle recado he irse a la boda de nuevo. La autopista se había detenido un poco por la lluvia y eso lo hizo atrasarse más, cuando estuvo la carretera más despejada detectó un auto aparcado, alguien se había quedado varado y necesitaba ayuda pero no podía ver de quien se trataba, el conductor estaba adentro.

No sabía si detenerse a ayudar o irse sin echarse el problema encima, no se que llamó en el su atención pero lo hizo, se arriesgo a ayudar. Se colocó a un lado del auto y bajo, no le importo resguardarse de la lluvia. Toco el vidrió para ofrecer ayuda.

—¿Hola? —llamó, dando golpes.

La persona que estaba dentro no bajo el vidrio más bien abrió la puerta y salió, Matthew no daba crédito a lo que veía, sabía quién era, no podía fallar, era Helena, era ella.

—¿¡Helena?! —jadeo de sorpresa al verla tan mojada como él, iba con un lindo vestido borgoña de tirantes y el cabello en un adorable moño.

Ella estaba sobresaltada, perpleja, tampoco creía lo que veía, lo reconoció también y unas carcajadas salieron de su boca.

—¿Matthew? ¡¿Eres tú?!

Era hermosa, perfecta, estaba tan linda, pensó Matthew una y otra vez mientras la contemplaba, la sonrisa de Helena desató una parvada de mariposas en su estómago, bombeando la sangre de su cuerpo y llevándolo a sus mejillas. No podía hablar, ahí estaba ella, la chica que había conquistado su corazón desde lejos.

—Helena, te he estado buscando por todos lados, ¿Dónde estuviste?

Ella rió y aquello le pareció tan encantador al chico.

—Yo también te he estado buscando, no te encontré en la boda y pensé en regresar a mi casa pero mi auto falló y mi celular se apagó por la batería.

—Helena, no debiste salir, estás enferma, necesitas reposo —le recordó con un poco de regaño, no quería que ella estuviera pasándola mal por culpa suya —No debiste venir, me refiero a que sabía que no ibas a venir porque lo entiendo, no necesitas cumplir por mí.

—¿No quieres que vaya contigo?

—¡No! Lo que digo es que....trato de cuidar tu bienestar.

Helena sonrió con fuerza, también se ruborizó, Matt más que fascinado se grabó los pequeños hoyuelos que aparecían en sus mejillas y le regresó la sonrisa.

—Sabes que quiero que vayas conmigo —le aclaró con un tono de voz suave —Desde un principio lo quise.

—Lo sé —respondió con orgullo —Recibí tu mensaje, por cierto, me gusto la imagen adjunta.

Ambos se echaron a reír, la lluvia caía sobre los dos que inclusive varios autos los habían empapado de agua, a este nivel ya no les importaba lo mucho que intentaran salvar sus trajes.

—Entonces, ¿Qué dices? ¿Soy tal y como imaginaste? —le preguntó, Helena, alzando ambas cejas en gesto de curiosidad.

Matthew sabía que era mucho mejor de lo que esperaba, ella era todo lo que quería, la vida finalmente había acertado con Helena, la había traido hacia él por una razón y agradecía que le correspondiera tanto como él.

Le regaló una sonrisa ancha al mismo tiempo que le acariciaba la mejilla, los ojos de Helena soltaron chispas de emoción, se había quedado congelada al tacto del chico pero no para mal, fue una reacción de sorpresa.

—Superaste mis expectativas, Helena, ¿Cómo no iba a quererte? Estaba seguro de que no podía dejarte ir, aunque fueras la conquista de mi mejor amigo.

Volvieron a reír juntos, ni la lluvia pudo bajar el ruido de sus carcajadas, eran ellos solamente, envueltos en su propia burbuja privada.

—Eso no te detuvo —añadió Helena, con risas sofocadas.

—No, no lo hizo y sabía que estaba mal porque sin querer me había enamorado de ti —concluyó.

—Y yo de ti.

En seguida Matthew se inclino hacia ella y la beso, rozando sus labios con los suyos, ella le respondió con ganas lo que no había esperado Matt, la entrega de su amor era mutua, se podía sentir que todo era reciproco, su atracción iban en la misma sintonía sin duda. Decidieron entrar al auto de Matt a pesar de estar empapados, trataron de secarse pero sería un trabajo inútil, regresarían a la boda dejando charcos de agua sobre el piso y tal vez también sobre la pista de baile. 

Sin Querer Te Amé© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora