En China

3.7K 375 92
                                    


Se levantó tras apagar la alarma. Era lunes y su escaso sueño se había interrumpido antes de que esta sonara.

El miedo y el shock del momento seguían en su cuerpo tras lo sucedido unas semanas atrás, además del chico que le había salvado de una buena faena. Aunque había pasado casi un mes aquello le seguía perturbando demasiado.

Parecía algo surrealista, pero era cierto que habían intentado violarle y un chico con un nunchaku le había salvado el pellejo.

Algo no estaba bien con su vida, desde que llegó a aquella ciudad su vida se había puesto patas arriba: entró en una importante academia de baile, se pasaba el día hablando en coreano, iba de fiesta en fiesta y había salido con demasiada gente para su gusto. Y justo cuando quería darse un descanso de tanta locura sus amigos le invitaban a una fiesta y acababa en un callejón chungo. Era como la dieta: Jun siempre pretendía empezar, pero siempre decía "mañana sí que sí" y nunca comenzaba.

Así era su vida.

En China era un chico completamente distinto: ordenado, responsable y no salía de fiesta ni una vez al mes, es más, las odiaba. Todo cambió cuando se mudó a Seúl hace un año para seguir su sueño como bailarín profesional, dejando atrás a muchas personas queridas, pero estaba dispuesto a todo con tal de triunfar y llegar a lo más alto. Tuvo que buscarse la vida para perseguir su sueño y poder sobrevivir entre nueve millón y medio de personas que habitaban Seúl, incluido él, aunque perder su antiguo trabajo había sido un golpe duro.

Le habían despedido y no había estado más que buscando por toda la ciudad un trabajo que se ajustara a sus horarios, acción que se le había hecho difícil al tener aún problemas con su pésima orientación. Volver a casa había sido toda una odisea, pero había conseguido un curro en un supermercado cercano a media jornada. Recordó por enésima vez que su vida era un tanto dura, pero él lo había decidido así.

Llamó a sus padres para saber algo de ellos, parecía que todo iba bien. Mintió al decir que su vida iba sobre ruedas, pues no quería preocupar a sus seres queridos que se sentirían impotentes al no poder hacer nada estando tan lejos.

Tras finalizar la llamada se preparó para irse.

Llegó rápidamente a la academia. Había desayunado algo que le aportara energía durante toda la mañana, donuts de la tienda de debajo de su casa para ser exactos. Subió al autobús que le llevaría a su destino mientras escuchaba música.

La clase empezaría a las nueve, sin embargo Jun estaba en sentado en una de las sillas del vacío pasillo de la academia a las ocho y media.

El lugar no se encontraba frecuentado más que por varios trabajadores que fregaban el suelo sin mucho sentimiento. Maldijo su suerte, pues pensaba que no estaría tan solo. Se puso los cascos y cerró los ojos para que el tiempo pasara más rápido. Se concentró en su respiración, tranquila, intentando echar una pequeña siesta, inspiraba y espiraba, inspiraba y espiraba, inspiraba y espiraba, inspiraba...

-¡AH! - abrió los ojos al notar unos toques en su brazo. Un chico que parecía un poco más joven que él se hallaba en frente suyo con expresión culpable.

-¡Lo siento! No pretendía asustarte. - sus ojos de cachorro derritieron el susto de Jun.

-No, tranquilo, no pasa nada. - el chico, que jugueteaba nervioso con los cordones de su sudadera, se detuvo en cuanto cruzaron sus miradas.

-Soy... nuevo aquí, ¿también vas a esta clase? - señaló la puerta situada a unos pocos metros de ellos.

-Sí. - el desconocido sonrió aliviado - Siéntate aquí si quieres. - Jun palmeó el asiento libre a su derecha.

lifeguard ➳ junhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora