Quinto Café

3.2K 376 42
                                    

Decir que hoy estoy más de malas que ayer, sería un eufemismo, tengo una junta muy importante más tarde, mi presentación en diapositivas está atorada en este mugroso sistema que justamente hoy se le ocurre fallar -¡Urias!- mi grito retumba por toda la oficina

-¡¿Qué?!- me responde de mala gana desde su escritorio -¡Voy a salir a mi hora de comida!-

¡Carajo!, ya es medio día y yo no lo había notado, lo único que tengo en el estómago es el café de esta mañana, por suerte hoy no estaba el enclenque idiota en la cafetería –Ven a arreglarme esta porquería, ya se me hizo tarde-

-Rosita, habla a la chica de sistemas por favor- escucho a Urias hablando con nuestra secretaria y segunda madre, antes de venirme a ver, que sabe que estoy a punto de explotar, parece que me conoce demasiado, o tal vez lo que siento es tan intenso, que hasta él lo siente.

-Tranquilo rey del drama, ya viene la ayuda. La chica de sistemas es una diosa con las computadoras- como sé que eso es verdad, tomo oxígeno para llenar mis pulmones, aprieto el puente de mi nariz y me recargo en el respaldo de mi silla. Me toco la frente con la palma.

-Te duele la cabeza, ¿verdad?- me pregunta Urias enarcando una ceja. Odio que me conozca tanto.

-No- respondo con mi voz rotunda y gruesa -¿Ya terminaste el informe que te pedí?-

-Está listo mi general- se burla de mí, mientras extiende una carpeta con documentos en su mano, se la arrebato malhumorado y molesto porque use ese tono burlón conmigo.

-Solo tú puedes estar tan relajado, los accionistas están sobre nosotros y tú siempre tan tranquilo. Deberías de ser más consiente del peso que hay sobre nosotros- lo regaño por millonésima vez en el día. Es mi hermano y lo amo, pero no entiende que ser dueños de esta empresa es una gran responsabilidad –Necesitas concentrarte más en nuestro trabajo y bajarte de la nube esa en la que siempre andas-

-Uriel, la vida ya es estresante, tú eres el que va a morir de un derrame cerebral si no te relajas. Un poco de felicidad no va a matarte- mi hermano tal vez, solo tal vez, tiene la razón, pero no lo voy a admitir –Ponte a trabajar y deja de decir idioteces-

-Buenos días- tocan a la puerta, hay un chico frente a nosotros, es muy joven, delgado y pelirrojo, su rostro tiene curiosas pecas que adornan su nariz y sus pómulos.

-Hasta amargado eres para dar los buenos días- me regaña mi hermano que ahora está a mi lado, ¿Me quedé distraído observando a este joven?, muevo mi cabeza despejándola un poco.

-¿Qué quieres tú?- ignoro el comentario de mi hermano y dirijo una mirada furibunda a este chico, es más, me irrita que se haya presentado ante mí, estoy muy ocupado y no voy a permitir que nada me distraiga –Las citas las apunta mi secretaria, puedes retirarte de mi oficina- sentencio. Aquí se hace lo que yo ordene, no lo que la gente quiera.

-Ohh lo siento- me responde y su mirada se ve irritada, como desafiándome, ¿Pero qué le pasa a este chico, qué no sabe quién soy yo?.

-Supongo entonces, que puede usted arreglar su computadora y su sistema, ya que la señora Rosita me pidió que viniera a verle. Que sea usted el jefe, no le da derecho de tratar con prepotencia a quienes estamos contratados a su servicio. Cuando guste que arregle su computadora, hábleme usted mismo o no vendré- me mira como si fuese igual a mí –Que tenga un buen día señor Urias- se da la vuelta y se va.

Estoy serio, con mi rostro enojado, pero por dentro tengo la boca abierta, ¿Qué mierda acaba de pasar?, ¿Cómo se atreve a hablarme así?

-¡Hey espera!- le habla mi hermano, por lo menos él sí pudo reaccionar -¿Y la chica de sistemas?- le pregunta al chico, quien se voltea inmediatamente y le contesta con amabilidad e incluso con una hermosa sonrisa, ¿Pero qué carajos es esto?

Todo por un café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora