Décimo café

4.6K 401 112
                                    

Con la noticia de que el padre de Urias esta bien, salvo los golpes y las heridas, y después de que mi novio, su hermano y la madre de estos entran a verlo, nos dirigimos a mi casa.

-Temprano vendré por mi hermano y mi madre, me quedaré yo a relevarlos, yo miro a Urias tan calmado una vez que se aseguro de que su padre estaba bien.
El preinfarto esta controlado y saldrá durante la noche de mañana.
-En serio me alegra que tu padre este bien, Urías sonríe y besa mi mano.
-Gracias Liam por ayudarme con mi madre y por salvar la vida de mi padre, si tú no hubieras reconocido el preinfarto, creo otra historia estaríamos contando.

Debo admitir que en este momento a solas con Urias, me siento un héroe, pues así me ve ese atractivo hombre.
-No agradezcas, lo importante es que ahora esta estable, tu madre esta bien y tu hermano esta con ellos.

Llegamos en tiempo récord a mi casita, no sin antes parar a cenar en un lugar de comida rápida.

Ambos sabemos que es lo que necesitamos, lo que deseamos. Así que a penas cruzamos esa puerta nos devoramos con necesidad, como quien tiene sed y corre hasta el manantial.
Urias es torpe, tosco y demandante, haciendo erizar mi piel me susurra, -condones y lubricante, yo sonrío.
-En mi recámara, es la primera puerta del pasillo.
Urias me arrastra hasta ahí, pero sus labios no me dejan, solo marcan, exigen, recorren.
Mi cuello siente ese provocativo dolor cuando Urias pellizca mi carne con sus dientes.

La ropa desaparece y estamos frente a frente, él y yo. Así, desnudos, expuestos. Nos miramos con amor, con deseo.
Nuestras manos vagan por cada centímetro de piel.
-Te amo Urias, sé que es muy pronto. Sé que el amanecer se produce en pocas horas, sé que no existe un tiempo estimado para declarar esas palabras.
Urias toma mi rostro en sus manos, haciendo que mi cuello se levante lo suficiente para verle.
Me siento torpe, apenado, imperfecto delante de él que aún encuerado parece una estatua griega.

-Te amo Liam, su frente se apoya a la mía y suspira, mi cuerpo se estremece y mi romanticismo sale volando para dar paso al hombre hambriento de lujuria y mas si veo ese delicioso trozo de carne meneándose delante de mí.
Por lo que Urias me platicó camino a casa, él no tiene experiencia sexual con un hombre, así que arrodillado aspiro su aroma masculino, ¡jodidos aliens! Todo en él es perfecto.
El gemido que deja salir me da seguridad. Me siento en ventaja y confirmo que Urias esta perdido cuando su mano toma mi cabello y sus caderas se empiezan a mover con la danza antigua.
Estamos así un momento, con mi lengua recorriendo ese largo y grueso pene. Los vellos de su pubis me hacen cosquillas pero me encantan. Tan hombre.



Yo creí que moriría cuando Liam desnudo se arrodilló junto a mí, pero la muerte súbita llegó luego de que mi bello novio empezara a chupar mi polla. Su lengua... ¡rayos! Nunca sentí un placer tan correcto, su mirada hambrienta, sus mejillas ahuecadas y sus gruesos labios recorriendome, solo estaban provocando una llamarada de combustión espontánea.
Si yo me perdía en su lujuria podría llenar su boca con mi semilla, y tanto como yo quería eso, también quería enterrarme en su interior, colmarlo.
Con renuencia salgo de su boca y lo levanto del suelo.
-Cama, logro hablar con mi voz ronca una vez que esta regresa.
Liam toma mi mano y hace los honores de llevarme hasta el tálamo vestido con sábanas azules. La cadencia de sus redondas nalgas solo me provocan.
O eso creía hasta que el muy malvado chiquillo se acuesta con la espalda en la cama y se abre de piernas dejándome verlo como ni su madre lo ha visto en muchos años.
Mi mandíbula casi se cae, ¡Liam es un hombre que gusta de ser provocador en la cama!.
Ahora soy yo quien cae de rodillas y mi lengua pica por probar y recorrer esa deliciosa y depilada zona.
Su raja esta limpia, su ano hambriento hace guiños y su polla parece brincar pidiendo atención.
Liam es un bocado perfecto y me lo voy a comer.



La lengua es cálida, totalmente devastadora cuando se dispone a recorrer mi polla, para bajar en las pelotas, el perineo, y por fin el ano. Urias sabe la teoría, y yo soy su sujeto de prueba. Con voz entrecortada trato de hacerme entender lo mas claro posible para hacerle saber que me gusta y que quiero que me haga exactamente.
El hombre es un alumno bastante aplicado que en pocos minutos me tiene temblando de necesidad.
Con fuerza Urias coloca una almohada debajo de mis caderas, solo para que él se coloque el profiláctico haciéndolo rodar y untando lubricante en la goma y en mi ano, mientras se asegura de estirarme bien.

-Estoy... Estoy listo, por favor, empiezo a mendigar con urgencia, mientras Urias ríe entre dientes y coloca su punta roma en mi entrada, enterrándose poco a poco mientras sus labios recorren los míos y su lengua invade mi boca.









-Ver a Liam tan necesitado y tan perdido a la vez es por mucho, una de las experiencias mas intensas de mi vida.
Mis caderas se mueven por instinto, disfruto de mi primera vez con el hombre que amo.
En ese momento me siento poderoso, me siento amado, me siento perfecto. El amor que Liam deja ver en su rostro me desarma.
Con violencia muevo mis caderas golpeando, invadiendo, ajustando. Yo necesitaba esto, no sexo, sino a Liam y todo él.
Liam me mira relamiéndose sus labios y su mano vaga por su polla la cual empieza a acariciar.
Yo Urias, nunca he estado con un hombre. Pero con Liam, la experiencia es tantrica, mística, perfecta.










Mirar a Urias que observa mis reacciones, solo provoca más excitación en mí.
Nunca nada me preparó para este momento tan bueno, mientras los dos jadeamos y nos movemos al unísono.
Urias empieza a moverse mas rápido, sé que esta cerca, sé que no quiere perderse cada reacción mía.
Yo solo me dejo llevar extasiado.
Un ronco gruñido sale de su garganta, se ha corrido y yo con esa imagen apuro mi mano para igualarlo.
-Te amo, logra decir convencido. Me observa, observa cada reacción mía, yo sonrió feliz...
Toda nuestra historia de amor empezó por un café.

Todo por un café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora