Capítulo 3.

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«Lo siento Ten, estoy haciendo esto por ti» pensó TaeYong mientras veía la puerta cerrarse.

El mayor no quería que Ten sintiera lástima por él, lo único que quería era que el menor sea feliz con la persona que amaba y definitivamente esa persona no era él; era Johnny.

Ten estaba esperando un taxi cuando un auto conocido se detuvo frente a él. Johnny

— Sube.

Ten frunció el ceño dando un suspiro.

No debería estar aquí, pero probablemente ésta es la mejor oportunidad para conversar. Pensó mientras se subía al carro.

— Johnny, sabes que no debiste haber venido.

— Él... ¿cómo está? — preguntó Johnny ignorando lo anterior.

— Ahora está bien, pero se fracturó las piernas... y no puede recordar ciertas cosas —. La tristeza que desprendía la voz de Ten asustó a Johnny.

— ¿A qué te refieres?.

— Tiene amnesia. No puede recordarme.

— ¿No se supone que ésa es una buena noticia? —. Johnny dejó de respirar esperando por la respuesta de Ten, pero el otro permaneció en silencio.

Tomando el silencio como señal de que podía continuar, Johnny siguió, tratando de ignorar el hecho de que el silencio en sí sólo significaba que Ten se sentía incómodo con el rumbo que la conversación estaba tomando.

— Sería más fácil de esa forma si pidieras e...

— No lo voy a dejar ahora, Johnny...

— Entiendo que sientas lástima por él, pero...

— No siento lástima por mi esposo — Ten cerró los ojos. Sabía que con lo que iba a decir podía destruir a Johnny, pero tenía que hacerlo ahora. — Lo amo — su voz era tan suave que apenas se pudo distinguir.

— No te creo — dijo Johnny con desprecio. — Sólo estás confundido. Lo entiendo...— Aspiró fuertemente y miró a Ten mover la cabeza suavemente.

En unos instantes, millones de emociones se reflejaron en su rostro. Confusión y dolor principalmente.

El dolor embargaba el corazón de Ten al ver a Johnny de esa forma, pero aun así, no había otra forma. Sabía que era egoísta de su parte, pero deseaba de todo corazón que Johnny lo entendiera tarde o temprano porque más que ser amantes, eran mejores amigos.

La verdad duele, fue lo que probó Johnny en ese momento. Por más que quisiera negar todo, no podía, las señales habían estado ahí, él había elegido ignorarlas con todas sus fuerzas cuando debió haber hecho todo lo contrario, y ahora estaba en una situación en la que no podía más que aceptarlas. Ya era muy tarde para pelear por Ten. Sin siquiera darse cuenta, ya lo había perdido.

Johnny estacionó su carro al llegar a la entrada del edificio donde vivía Ten.

— Johnny, sabes que siempre te amaré, ¿no?

Puede que no sea el tipo de amor que él quisiera, pero esas palabras eran suficientes para hacer sentir bien a Johnny. El dolor siempre estaría ahí, pero esas simples palabras de parte de Ten le recordaban la promesa que habían hecho antes de convertirse en una pareja. Siempre se protegerían y apoyarían entre sí. Sabía que Ten nunca permitiría que nada lo lastimara, pero, al igual que él, había algunas cosas que no podía controlar.

Una mentira innecesaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora