Capítulo 5 [Final]

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Habían pasado 6 meses desde que Ten pisó Italia por primera vez y desde el primer día trató de vivir una vida normal. No le fue muy difícil, ser rico y bien educado le ayudó a encontrar un lugar donde quedarse y un trabajo decente. Todavía seguía en contacto con sus padres aunque Johnny era la única persona que sabía dónde estaba en realidad.

El mayor se había sorprendido al enterarse de su partida, lo visitó una vez y le ofreció su ayuda con todas las cosas que necesitaban ser atendidas en Corea, y con su ayuda Ten pudo arreglar todo sin ningún problema. La última vez que habló con Johnny, éste le mencionó a un chico con el que estaba saliendo, le gustaba molestarlo diciéndole que su nueva pareja era más linda que él, Ten sólo respondía con risas. Estaba muy feliz por Johnny, al menos uno de los dos tuvo un final feliz.

Que actuara normal no significaba que era feliz. Estaba solo, es cierto que ahora podía sonreír pero eso sólo era en apariencia, porque por dentro todavía estaba muy herido. Evitó saber cualquier noticia relacionada con TaeYong aunque a veces se preguntaba si se había casado con la enfermera. Fijó la mirada en el anillo que llevaba en su dedo, era el único recuerdo de que TaeYong había sido suyo una vez.

Suspiró y cerró los ojos, otro día había terminado pero la nostalgia y el dolor los sentía como lo había hecho el día anterior y los días pasados.

Por una extraña razón TaeYong sintió que necesitaba salir a caminar, estaba afligido por extrañar tanto a Ten. Tan pronto "recuperó la memoria" se deshizo de Joo Hyun. La muchacha había enfurecido y lo había cacheteado, no es que a él le importara. La había usado y sabía que merecía la cachetada, no una, sino millones.

Se encontró frente a una juguetería, un monstruo come galletas de peluche en la vitrina captó su atención, por alguna extraña razón que no podía entender le recordó a Ten.

Se le hacía muy duro estar rodeado de cosas que le recordaban al menor, que hacían que extrañara a su esposo aún más, pero a pesar de eso, no podía vivir sin ellas. Las memorias de ellos juntos lo mantenían cuerdo, no se esforzaba ni un poco en seguir con su vida porque sabía que simplemente no podía. Nunca se olvidaría de Ten, no ahora, no en un millón de años.

Estaba dentro de su carro cuando vio una figura familiar salir de un carro negro. Era Johnny. Vio como el mayor daba la vuelta para ir al lado del pasajero de su carro. El corazón de TaeYong latía sin parar, extrañaba tanto a Ten que verlo por unos segundos le bastaría.

Todas sus esperanzas de volver a ver al menor desaparecieron de inmediato cuando vio a la persona que bajó del auto. No era Ten. La furia invadió su ser opacando cualquier otro sentimiento cuando vio que Johnny rodeaba la cintura de la otra persona y la miraba con amor. No había dejado ir a Ten sólo para que el otro lo engañara.

Bajó de su auto y cerró la puerta de un golpe. Se acercó rápidamente a Johnny y antes de que el otro pudiera reaccionar TaeYong le dio un fuerte puñetazo en la cara. Estaba tan molesto que sus reflejos actuaron más rápido que su cerebro. Sujetó al mayor por el cuello sin importar que el otro fuera más fuerte que él.

La pareja de Johnny gritó y pidió ayuda a las personas a su alrededor para que los separaran.

— ¡La puta madre, Johnny!. ¿Cómo puedes engañar a Ten?, ¡¿Cómo?! — maldijo TaeYong, sus ojos en llamas por la ira ignorando el dolor de sus nudillos por el impacto.

Johnny se limpió la sangre de su labio con tranquilidad mirando a TaeYong amenazadoramente. —Mis asuntos no son de tu incumbencia — le dijo.

TaeYong sintió cómo lo separaban de Johnny pero se sujetó fuertemente al cuello del otro empujándolo contra su propio carro.

Una mentira innecesaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora