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†Las rosas rojas llenaban la habitación ahora redonda. Estaban repartidas en el suelo como una manta. Se enroscaban en las cinco columnas d¡que rodeaban la mesa de piedra. Grito con miedo, luchando inútilmente mientras las vides lo llevaron al altar y lo recostaron, le retiraron la ropa de su cuerpo incluso cuando sus brazos fueron levantados por encima de la cabeza, con las piernas abiertas. Se movían como serpientes, pero lo retuvieron como cuerdas, envueltas alrededor de sus muñecas y tonillos, fijando su cuerpo desnudo indefenso y extendido mientras el hombre misterioso observaba. Su bello rostro era severo y grave.

JongDae estaba tan aterrorizado que le era difícil respirar. Se sentía como una virgen a punto de ser sacrificado. El jadeo.

- Por favor, lo siento, lo siento. Por favor déjame ir. ¡Oh, por favor!

El hombre se acerco a el. El remordimiento estaba grabado en sus apuestos rasgos cuando llego con una mano a recorrer el rostro de JongDae. Sus dedos eran gentiles, tan gentiles pasando delicadamente por la piel impecable del muchacho.

- Por favor, no te asuste. Todo habrá terminado en un momento.

JongDae sollozo ante las aterradoras palabras del hombre.

- Por favor no me hagas daño. Por favor.

- Nunca, mi amado, nunca desearía lastimarte. Pero debo hacerlo, solo esta vez.

-¿Por que?¿Por que debes hacerlo?

- El precio de sangre debe ser pagado y el sacrifico completo.

Con esas palabras cripticas, el hombre se despojo de su túnica negra, su poderoso cuerpo cuerpo siendo revelado.Gruesos músculos se tensaron bajo su piel, su cuerpo esculpido y rebosante de fuerza. Su desnudez era hermosa, tan hermosa como las rosas rojas que les rodeaban, llenando el aire con su dulce aroma.¿Como podía ser malo algo tan hermoso?

JongDae sollozo de terror mientras las manos del hombre se desplazaron sobre su cuerpo atado. El se sentía expuesto y vulnerable, tendido sobre el altar en posición de entrega.

- Oh, mi hermoso muchacho, como te he extrañado, como he soñado contigo. Cada fibra de mi ser anhelado por ti. Por trescientos largos años, desde que fuiste arrebatado de mi, no he pensado en nada mas que esto.

Sus labios ahora estaban sobre los de JongDae, rozándolos suavemente mientras hablaba. Podía sentir el aliento del otro hombre en su boca. Olía bien; embriagador. Le hacia sentirse caliente y mareado. JongDae gimió cuando las manos fuertes comenzaron a acariciar a sabiendas su cuerpo indefenso. El calor seguía cada roce de las manos del hombre bajo el pecho de JongDae, vientre, ingle y muslo. El gimió mientras luchaba por controlar su respiración y su miedo.

Las manos calientes estaban sobre sus pies ahora, haciendo cosquillas en la piel sensible en medio y agarrando los arcos. JongDae trato de patalear, tirando contra las vides arremolinadas alrededor de sus muñecas y tobillos.

Eran flexibles, mucho mas fuertes que el. Todo lo que podía hacer era retorcerse impotente, acostado de espaldas sobre el altar de piedra fría, donde fue establecido como un sacrificio virgen.

Gimio cuando los dedos del hombre comenzaron a vagar hacia atrás, acariciando el hueco de su cadera y cosquilleando entre sus muslos extendidos con las puntas de sus dedos hasta que JongDae tembló. El hombre se rió bajo en su garganta.

Luego continuo acariciando la suave piel del apretado estomago de JongDae, la parte inferior de sus músculos del pecho. Se sentía casi como si estuviera intentando memorizar el cuerpo de JongDae con sus manos. Cuando su pulgar rozo su parcialmente erecto pezón, JongDae se quedo sin aliento y se estremeció. De repente ambas manos se envolvieron alrededor de su pecho, los dedos apretando y sus pulgares acariciando los picos rosados. Estos reaccionando rápidamente a la estimulacion, endureciéndose en pequeños nudos rígidos.

La vergüenza lleno la mente de JongDae. Sus mejillas se sonrojaron.¿Como podía estar su cuerpo reaccionando de tal manera? El miedo debía haber dominado cualquier hacer que pudiera haber sentido de aquellas manos que lo acariciaban, pero no lo hizo. En su lugar, sus pezones hormigueaban felizmente de las conocedoras caricias, la excitación rizaba caliente en su vientre y la sangre corría a su polla. Era como si su cuerpo no le importara lo que su mente sentía.

Humillantes lagrimas llenaron sus ojos mientras le rogaba.

-Por favor no me hagas esto, yo no te he hecho nada. Por favor, por favor, déjame ir.

El hombre no dijo nada. Comenzó a rodar sus pezones, retorciéndolos en sus dedos, y eso hizo que JongDae se retorciera. La calidez de diseminaba por su cuerpo cuando el placer engullo sus sentidos. Se mordió en plenitud su labio inferior cuando lucho para negar los sentimientos corriendo a través de su traicionero cuerpo.

La lagrimas de JongDae comenzaron a caer de nuevo, las nuevas corriendo a través de las viejas sendas. Las manos cálidas ahuecaron sus mejillas húmedas, barriendo las lagrimas que continuaron fluyendo.

- Lo siento ángel, lo siento mucho.

JongDae miro a través de sus lagrimas para ver la cara del hombre. Sus ojos estaban llenos de tristeza. No podía entender eso.¿Por que?¿Por que estaba haciendo esto si el no lo deseaba?

Grito en shock cuando los dedos del hombre circundaron la apertura virginal de su cuerpo, presionando humedad dentro de su minúsculo frunce, pero no lo suficiente para lo que iba a venir. Sus ojos se desencajaron de terror cuando sintió la enorme polla del hombre presionar contra su inexperimentada apertura, forzando a su entrada aun pequeña y pueril trasero aun mas amplio. Se presiono dolorosamnete contra su tierna piel, empujando y distorsionando el anillo de musculo en su cuerpo, tratando de forzarlo a abrirse.

JongDae grito de dolor cuando su estrecho ano empezó a desgarrarse y ceder. Su visión se volvió borrosa y chispas se dispararon detrás de sus parpados.

Las manos del hombre excavaron en sus esbeltas caderas y apretó adelante sin tregua, forzando la cabeza de su polla en el cuerpo de JongDae, empalando su carne joven, haciendo añicos su virgen agujero.

Incapaz de moverse, el joven grito su agonía y desesperación sin escucharse en el vació.

Su angustioso clamor lleno la sala, haciéndose eco de si mismo, amplificando por las duras paredes de piedra. Podía sentir su carne rasgarse y la calidez de su sangre se filtraba por sus muslo. Las gotitas rojas cayeron para salpicar sobre el altar de piedra blanco hueso. En el momento en que la sangre fue derramada sobre el altar, un brillante destello de luz lleno su mente.

Los recuerdos de una vida pasada se precipitaron hacia el, como un remolino de agua sobre su cabeza, ahogándolo con su intensidad. Su conciencia fue hecha trizas y luego se rehízo otra vez.

Cuando finalmente abrió los ojos, el dolor desapareció y ante sus ojos había un rostro que conocía tan bien como el suyo. Los ojos dorados de su amante estaban llenos de tormento.

- ¿Kai?

Las vides lo liberaron inmediatamente y se apresuro a abrazar a su amante. Fuertes brazos le rodearon mientras el hombre mayor dijo con la voz entrecortada su nombre.

- JongDae, mi precioso JongDae.

Comenzó a llorar cuando los recuerdos de su antigua vida lo invadieron. Apretó los ojos, cerrándolos.

- Kai, me quemaron. Me llamaron la puta del diablo y me quemaron. Me dolió tanto. Me dolió tanto.

Sus dedos se aferraron a la amplia espalda de Kai mientras se estremecía ante los terribles recuerdos de su dolorosa muerte.

Manos fuertes calmaron sus estremecimientos y lo estrecharon firmemente.

- Lo se bebe, lo se. Lo siento mucho. Pero estoy aquí, estoy aquí y voy a protegerte. Nadie nunca te lastimara de nuevo.









Bløød Møøn (KaiChen) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora