Capitulo 8: Mala Idea

9 1 0
                                    


La chica abrió lentamente la puerta, intentando no hacer ningún tipo de ruido. Asomó su cabeza y volteó a ambos lados. Al percatarse de que el muchacho que la había seguido ya no se encontraba allí, suspiró aliviada y se dispuso a dirigirse a su habitación en aquella grande mansión. Y, aunque se moría de ganas por encerrarse allí y dormir hasta olvidarse del desastroso suceso que había ocurrido, no podía. Tenía que cambiar su ropa por alguna limpia y presentable para bajar con su madre y seguir fingiendo ser la familia perfecta.

Así hizo, y sintió como le quitaban un gran peso de encima al ser informada de que la mayoría de la servidumbre se había ido. Ansiaba que entre esos se encontrara aquel azabache de ojos azules. Y para confirmarlo, se escabulló del patio en donde ahora yacían todos los socios de sus padres, caminando hacia la cocina.

– Niña Naemin. –Saludó.

– ¡Nana! – Corrió abrazarla. Aquella señora era la responsable de que Naemin y su hermano hubiesen tenido una infancia feliz, los había cuidado como a sus propios hijos, convirtiéndose así en una segunda madre para ellos.

– Pero mírese. – Señaló, examinándola–. Está hecha toda una mujer.

– Ay, no exagere. – Rió la joven–. Sigo siendo la misma niña que correteaba por toda la casa.

– Persiguiendo al joven Chanyeol porque siempre le quitaba sus juguetes. – Recordó la nana con nostalgia. La expresión en el rostro de Naemin pasó a una melancólica. La señora Byun lo notó, mirándola con compasión–. Lo siento, niña.

Naemin negó con la cabeza, intentando hacerle entender que no debía disculparse.

– Hace casi seis años que se fue, abandonándome. – Habló, con cierto deje de amargura en su voz–. -No comprendo porque últimamente pienso demasiado en él.

– Lo extrañas.

– No es sólo eso, Nana. – Suspiró–. Hacía años que no se me aparecía tanto en la mente, llevo días soñando con él y siento una opresión en mi pecho como si algo estuviese pasando. – Explicó, algo desesperada porque la entendieran–. ¿Y si... – Tragó saliva, no queriendo preguntar lo que iba a hacer–. ¿Y si algo malo está sucediéndole?

La empleada la tomó de las manos, tratando de brindarle apoyo y un poco de paz.

– No creo, mi niña. – Negó–. El joven Chanyeol es un chico muy inteligente y astuto, apuesto a que le está yendo bastante bien haciendo lo que sea que haga. Podría decir que es igual o más ingenioso que mi propio hijo.

Naemin asintió cuando se le vino una pregunta a la mente.

– Nunca pude conocer a sus hijos. –Le dijo –. ¿Cómo es el chico?

– Oh, pues... Es de piel clara, muy clara como la mía, su cabello es negro azabache muy parecido al suyo. Tiene unos ojos azules preciosos -los sacó de su abuela- y es algo delgado. – Describió. Naemin la miró curiosa, con un temor creciendo dentro de ella porque esos rasgos se le hacían algo familiares–. Personalmente hablando, es muy testarudo. Cree que puede hacer lo que quiera y exige que las cosas se hagan a su modo. Demasiado terco es ese mocoso.

– ¿De casualidad estuvo aquí esta noche?

– Sí, estuvo ayudando en la mesa. – Explicó–. ¿Lo viste?

Naemin tragó saliva y asintió. – Así es.

Luego de otro par de minutos de charla con su nana, la joven subió a la que solía ser su habitación cuando era una adolescente. Miró a su alrededor y todo lucía exactamente igual que hace años: las paredes color rosa pastel, la cama matrimonial perfectamente tendida con sábana floreada, las cortinas claras, peinadora, etcétera. Era como si el tiempo no hubiese pasado y siguiera siendo la misma niña mimada de siempre. Cerró la puerta y se sentó en el banquito frente a su peinadora, deslizando sus dedos por la mesa. No había ni una miga de polvo. <<Seguro nana Byun ha estado manteniendo el lugar>>.

Monster.⚠Where stories live. Discover now