CAPÍTULO 50

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Su calidez me abrazaba de una manera que solo yo misma podría describirla

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Su calidez me abrazaba de una manera que solo yo misma podría describirla. Me sentía inmensamente feliz. No podía creer que él estaba allí enfrente de mí. Después de todo él estaba bien.

De hecho, todo en él estaba MUY bien.

Sonreí sin ocultar mi felicidad. Caminé hacia él y lo rodeé con mis brazos mientras acercaba mi rostro al suyo quedando frente a frente. Sus ojos azules tenían un fulgor reconfortante. Suspiré mientras mi sonrisa se ensanchaba y mis labios rosaban los suyos. Él me devolvió la sonrisa, su rostro simplemente se iluminaba cada vez que sonreía de aquella manera tan encantadora.

Era un ángel, en todos los sentidos.

Me envolvió con sus brazos pegándome a su torso. Y allí estábamos los dos sonriendo mientras nuestros labios se rosaban.

-Pensé que no me recordarías. -Canturreó Iam en un tono suave mientras me observaba directamente a los ojos.

-Nunca podría olvidarme de mi ángel guardián. -Susurré con inocencia. Observé como su sonrisa se ensanchó y su mirada bajó hasta mis labios. Mi corazón empezó a latir con más fuerza.

-Entonces debería darte un premio por ser una buena chica. -De pronto su inocencia se había esfumado, dando lugar a ese tono ronco y sexy que tenía. Podía percibir el deseo en sus pupilas dilatadas.

-O mejor castígame por ser una mala chica. -Ambos reímos y en ese mismo momento él selló sus labios con los míos.

Las sensaciones se mezclaron. Sus labios eran tan suaves, besaba de una manera tan especial, de una manera que me hacía sentir en el cielo. Su calidez rodeaba cada centímetro de mi cuerpo haciéndome sentir pequeños cosquilleos, una sensación que nunca antes había experimentado. Su sabor tan dulce como la miel me tentaba a querer más y más de él.

Me sentía embriagada por sus besos, él me complementaba de una manera que transcendía todos los límites establecidos. Y necesitaba más de él.

Mis manos subieron hasta su cabellera mientras enredaba mis dedos entre su melena y tiraba suavemente haciendo que sus labios se pegaran aún más a los míos. Un suave gruñido ronco salió de su garganta haciéndome estremecer. La chispa que recorría mi cuerpo era incontrolable. Pegué aún más mi cuerpo al suyo y automáticamente sentí su entrepierna chocando contra mi vientre. Un gemido escapó de mis labios mientras las manos de Iam recorrían mi espalda. Sentía que iba explotar de placer.

-Debemos... ir... a otro lugar... -Mi voz temblorosa y ronca denotaba lo excitada que me encontraba. Abrí mis ojos con lentitud y observé la sonrisa pícara en los labios de Iam. Mire a mi alrededor percatándome de que ya no estábamos en la calle, estábamos en una habitación. En mi habitación.

Me mordí el labio mientras se me escapaba una sonrisa y volvía a colocar mis brazos alrededor del cuello de Iam.

-Lo tienes todo planeado eh. -Chisteé mientras mis labios volvían al rozar los suyos. Pero esta vez él no respondió simplemente me beso. Sentía la desesperación de ambos. Como si él me necesitara y yo lo necesitara. El beso había dejado su inocencia atrás transformándose en un beso lleno de pasión y deseo. Nuestras lenguas bailaban una danza armoniosa que activaba cada una de mis terminaciones nerviosas. Su sabor adictivo me hacía enloquecer. ¿Cómo podía besar tan jodidamente bien?

DARK SOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora