Prólogo

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Que si hablamos del amor no he sido el mejor amante...

Si retrocedemos unos años atrás, mis perspectivas respecto al tema eran vagas. Y sí, era de las que aseguraba que nunca me enamoraría, yo no creía en las "cosas" del amor... pero ahora, ¡vaya si me desconozco! Y es que hoy en estas líneas tengo el valor de reconocer una parte de mí que hasta ahora nadie conocía.

El amor en gran parte y cuando empiezas a aceptarlo, te hace sentir vulnerable. Te cuestiona infinitamente, te reta al miedo, a la incertidumbre; y es que claro, para quienes no lo han vivido es como estar en terrenos totalmente desconocido, nuevo.

Nunca pensé que esas mariposas que sentía 5 años atrás estarían intactas al tropezarme de nuevo con su mirada. Entonces inicié de nuevo mis conversaciones a solas, volví a planear mis discursos y a repasarlos una y otra vez para el próximo encuentro, aunque todos sabemos que al final las palabras y el momento terminan de una manera diferente.

El amor juega con nuestra cabeza, nos hace tontos, nos hace niños otra vez. Pero algo diferente sucedió esta vez; no me quise quedar con la sensación de esas mariposas en mi estómago, quería liberarlas. Tomé valor, todo el que pude y ahí estaba dando el paso, ese que en años anteriores había hecho falta.

No sentí miedo al fracaso... porque finalmente valió la pena. Todos y cada uno de mis intentos fallidos retomaron su curso y desde allí soy consciente de que el amor es una de las sensaciones más indescriptibles del mundo.

Suena cliché pero, ¿Cómo se puede dar significado a una fuerza que traspasa todos los límites de lo humano?

La gravedad le queda corta.

Dos cuerpos y almas que se aman tienen en sus manos un poder fuera de lo común.

Y sí, no te mentiré, hay días grises, hay mareas altas en el camino, pero nada de eso le gana a la fuerza con que el amor se manifiesta, siempre está por encima de todo y de todos.

Durante estos años he podido comprender que el amor te escoge así como a la persona perfecta para ti, quien te complementa. No seamos ciegos, hay que mirar con los ojos del alma. Pueden pasar muchas personas por tu vida, pero nadie tocará tus fibras como "el amor de tu vida" y es que cuando lo encuentras, no existe vida que no sea solo por y para él.

EL AMOR NO ES DE MERECER

Ever thine,

Ever mine.

Ever Ours     



*Este prólogo fue escrito por una amiga quien realmente impulsó a que esta recopilación de cartas se diera. Ella necesitó un espacio en el cual desahogar sus palabras, yo le ayudé en encontrarlo.

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