Dos

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Agua helada golpeando mi cara me despertó. Di un grito ahogado y me escape de las manos que me estaban agarrando, recorriendo mi abdomen y acariciándome a través de los jeans. mientras me arrastraban lejos, levanté la vista y vi a tres hombres cerca de mi, avanzando cada vez mas hacía mi.

– Esperen.

Me volví hacia la voz, y también lo hicieron todos los demás. Directamente frente a mi, cruzando él espacio regado de antorchas, vistiendo un traje rojo, estaba el Dr. Pierce.

– Tiene que poder elegir la tortura por sobre la bestia, o él pacto sera roto. Déjenlo ver y decidir.

Mi tire hacia atrás, tratando de huir, pero todavía estaba drogado y débil. Los dos desconocidos del coche y él Sr.Oren me arrojaron y me arrastraron por el suelo de tierra hasta un grueso poste de madera que había profundamente enterrado en él suelo. No cedió en absoluto cuando me arrojaron sobre él.

– Muchos otros han estado en donde se encuentra ahora, señor Min – Dr. Pierce hablo, caminando hacia mi, capturando la luz de las llamas en sus ojos, sus pupilas, dilatadas, enorme y negras, mientras avanzaba mas hacía mi.

– Y todos ellos escogieron dejarnos violarlos y eviscerarlos en vez de ser consumidos por la bestia. Usted también tomará la misma elección, yo lo se. Es débil por ello y por su belleza es que por lo que yo lo escogí a usted.

No sabía nada sobre mi, de la clase de hombre que yo era, pero tal vez en este caso, eso funcionaría cómo mi ventaja.

Vi y escuche, como el Dr. Pierce comenzó a cantar, vi al Sr.Oren sonreír mientras se alejaba de mi. Los otros dos hombres siguiendo su ejemplo, y yo me enderece, él frío, tan hiriente, ayudando a despejar mi cabeza.

Tomando una vista de mi entorno, me di cuente de que estaba en una enorme caverna, una
catacumba subterránea, y la única luz provenía de las lámparas de aceite de mi jefe estaba soplando una por una.

– Señor Min – Desmond Pierce me llamó en voz baja. – ¿Quiere rendirse ya?

Negué con la cabeza.

– ¿Esta seguro? Escuchara a la bestia venir y si grita, si hace cualquier ruido en absoluto, incluso un susurro vamos a encender las antorchas y reclamarlo, y si su muerte... sera lenta y agonizante y lo hará gritar de dolor, aún así, al final, vendrá la muerte y todo se detendrá. Con la bestia... no puedo decirte cuanto tiempo durara él horror –. Sonrió. –... y él dolor... y tal vez, con nosotros, si usted es bueno, tal vez... lo dejemos vivir. Piense en eso señor Min –. Se río mientras apagaba deade la segunda hasta la última antorcha. – Piense en lo que realmente puede y lo que no puede soportar.

La luz se apagó, y me hundí en una oscuridad primordial. Tome aire y me estremecí con fuerza, envolviendo mis brazos alrededor de mi mismo antes de empezar a trotar en él lugar. Si yo estaba en movimiento, había menos posibilidades de que fuera sorprendido y gritara. Tenía que permanecer en silencio, pasara lo que pasara. No podía emitir un sonido ese era él juego.

Un segundo después, yo ya quería gritar, el aleteo de las alas de los insectos me hizo poner la piel de galliana; hubo sonidos de chasquidos agudos como las cigarras, y algo puntiagudo y duro se delizo por encima de mi hombro. Pico pero permanecí en silenció. Recordé como me había mirado mi jefe, él retorcido deseo en sus ojos y las caras lascivas de los otros hombres, y por ello me quede en silencio en vez de rogar por ser salvado.

– Quédate quieto –. Una voz gutural me ordenó.

Manteniendo los ojos cerrados con fuerza a pesar de que ya esta oscuro de todos modos, me quede inmóvil en mi lugar. Cuando me balance sentí unos algunos movimientos bruscos a mi lado. Abrazando mi piel, mientras era sostenido para no caer. Sentí una presión en la espalda, y avancé un paso.

Sariel [Jimsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora