❛intro❜

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Karuta siempre se cuestionaba su suerte. No sabía si pensar que era afortunada por tener a su adorado hermano mayor y haber entrado a la escuela secundaria que quería, o sentirse abrumadoramente pesimista por esperar el despertar de un quirk que dudaba tenía cabida en su existencia.

Su padre no le hacía nada fácil la tarea de sobrellevar su pena, de todas formas.

—Es indignante —le oyó murmurar, deteniendo sus pasos sordos sobre la madera del suelo y quedando tapada por la delgada pared de papel a su costado—. A su edad, ya era capaz de manejar un ochenta por ciento de las capacidades de mi quirk, al igual que Akihito. Karuta es una vergüenza para nuestro linaje; una descendiente sin quirk, sólo significa desastre para esta familia.

—Te recomiendo mantener la calma y controlar tu vocabulario, Hiro-kun —avisó la voz calmadamente amenazante de Nanase Satoshi, su abuelo materno—. El médico explicó que era una anomalía temporal debido a las diferentes naturalezas de tu quirk y el de mi preciada hija Sawako.

Hubo un golpe en la mesa que, probablemente, derramó todo lo que se encontraba encima, y Karuta no dudaba que fue su padre quien lo provocó. Sus ataques de ira y frustración podrían acabar con una ciudad entera si se lo proponía, y era un alivio saber que estaba con los buenos y no con los usuales villanos que aparecían en el noticiero.

O, bueno, eso intuía.

—¡Es lo de menos! ¡Ve a Akihito y dime si tuvo problemas con su quirk! ¡Nada! ¡Lo acopló a su cuerpo con tal excelencia que mi abuelo y mi padre habrían brindado un año entero de dicha! —exclamó exaltado y con el orgullo hinchando su pecho robusto—. Karuta en cambio ¡es una inútil! ¡La escoria de esta familia! Si de mí dependiera, la habría echado de patitas a la calle si no fuera por la memoria de mi preciosa Sawako...

—Y es por eso que insisto en que modules esa vulgar  forma de hablar, Hiro-kun. Dudo que mi hija te hubiera perdonado efectuar ese tipo de acto nefasto a su pequeña niña, debes considerar qué hubiera hecho ella si te oyese hablar así de tu propia sangre —habló Satoshi con severidad, y Hiro bajó la mirada, sabiendo que estaba empuñando una navaja contra la persona equivocada—. Por lo tanto, he de advertirte que aunque mi preciosa hija no esté presente, debes tener mucho cuidado si quieres volver a ver la luz la mañana siguiente. Nunca se sabe qué podría ocurrir en las paredes dentro de esta sagrada casa, ¿comprendido?

Soltando un suspiro mientras negaba con la cabeza ante la estupidez de su progenitor por desahogarse con una persona exageradamente peligrosa, Karuta dio media vuelta dispuesta a marcharse cuanto antes, pero se detiene al ver a su hermano mayor, Akihito, parado detrás de ella. Su ceño se frunce al ver la oscuridad que cubría sus ojos por debajo del fleco de su extenso y liso cabello oscuro con el que a ella tanto le gustaba jugar de vez en cuando.

—Nii-san —llama Karuta con cautela, logrando que Akihito parpadeará y bajara la vista hacia ella, destensando los hombros y esbozando una sonrisa suave—. ¿Ocurre algo, nii-san?

—No, nada —responde, pero Karuta es capaz de ver a través de su semblante amable y paciente. Sin embargo, decide no comentar nada al respecto—. ¿Vamos? Dudo que quieras llegar tarde a tu primer día de escuela.

Era tal y como su hermano dijo; odiaba llegar retrasada a cualquier lugar en el que la citaran. Pero, realmente no quería formar parte de la ceremonia de entrada, y se escabulló lejos de todos en cuanto su hermano abandonó su lado con la confianza de que ella sabría como llegar al gimnasio. No estaba equivocado, tampoco. Karuta conocía su entorno gracias a los planos que Akihito poseía bajo su control de las instalaciones, las que debían ser secretas pero, ¿Quién podría resistirse a la dulce forma de hablar de su hermano, aquella que inspiraba confianza por cada uno de sus gestos?

shiro ↠ bnhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora