Luego de haber dejado a Juan brutalmente en la calle sin sus pertenencias nos encontramos una vez más en el mismo semáforo donde pasamos tantos años, nos decidimos en juntar algo de dinero para poder ver si nos podían tomar en algún trabajo digno. Arduamente trabajamos durante tres días sin comer y bebiendo agua de fuentes públicas para poder pagar un lugar de tercera mano pero que al menos tenía un baño, habíamos ganado siempre bastante bien pero se nos hizo imposible volver al semáforo donde siempre estuvimos ya que allí fueron colocados otros dos niños nuevos y además corro peligro de que me vuelvan a llevar en contra de mi voluntad. Con el miedo latente continuamos nuestra historia en otros lugares donde aún nadie nos conocía, cada vez más complicado conseguir una suma que para cualquier otro trabajo sería bastante fácil conseguir, llegar a cien pesos era más que una osadía, comenzamos a rondar por distintos semáforos de toda la ciudad incansablemente, ya que nos había llegado el rumor de que me están buscando para volver a llevarme a ser una esclava de sus decisiones, a pesar de que ellos siempre dijeron "pueden retirarse si así lo desean, pero aquí jamás volverán, una vez tomen esa decisión" al parecer sólo dijeron eso para generar miedo entre nosotros. Y una vez más lo estaban logrando, no podíamos lograr nuestro cometido por tener que estar muy poco tiempo en los semáforos, caminamos de esquina en esquina quedándonos un semáforo en cada una. Para nuestra sorpresa en la tercera mañana de estar siendo independientes, nos encontramos con Jorge un chico que vivió esclavo con nosotros, a Juan nunca le cayó bien, pero conmigo siempre fue bastante amable, un buen amigo, decido quedarme a hablar con el por unos instantes. Comentandome que la búsqueda se puso aún más intensa ahora ofrecen una especie de recompensa o algo parecido a cada chico que nos vea o sepa algo de nosotros, una forma de sobornar su información, en ese momento comencé a dudar si Jorge sería capaz de delatarnos y si realmente me convenía estar hablando con él.
Al final si lo hacían estos esclavistas es comprensible su posición ya que en aquella esquina donde siempre nos dejaron por tantos años es de las más concurridas de la ciudad, conectando la zona adinerada con el centro, comprensible es que hayamos ganado tanto cada día, conmigo fuera de su juego perdieron un año de esas ganancias que podíamos generar. Jorge asegurando que prometieron volver a recibir a Juan a pesar de su rivalidad y además darnos un mejor estilo de vida que el precario del cual estábamos acostumbrados a llevar. Allí fue cuando mis sospechas estuvieron más confirmadas aún, terminando la conversación le dije que lo analizaríamos y luego lo encontraríamos. Obviamente con Juan nos dimos cuenta de que todo es una mentira para volver a ser esclavos, coincidimos en no volver, y a Jorge no volvimos a verlo nunca, aunque el no tenía demasiadas opciones, el único mundo que conoce es el que ellos le muestran.
Continuamos nuestro camino, pudimos pagar una pequeña habitación por tan sólo tres horas, nos sirvió para bañarnos y dormir un poco. Terminada las tres horas salimos a buscar un trabajo digno de nuestra vitalidad y ganas.
Con muchas esperanzas nos dirigimos a cualquier tipo de negocio, ofreciendo nuestros servicios con amabilidad, buena cara y predisposición, pero al parecer los propietarios no tenían los mismos modales que nosotros. Fuimos hechados de cada lugar donde fuimos. Una vez más la vida nos dijo cual es nuestro lugar en la sociedad.
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Amor sin barreras
RomanceEl complicado pasado de Ana Lucía la lleva a ser una mujer desconfiada en el amor, pero todo cambia con un poco de atención y buenos gestos... Después de todo el amor todo lo puede