capítulo tercero: ¿El origen de un amor?

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Frustrados pero unidos, con Juan nos mantuvimos, les hice una rima para que no se depriman, pues nuestra historia se esta poniendo un poco aburrida, ahora voy a contarles lo que para mí fue mi primer amor. Tal vez en esta hermosa edad es en la que uno comienza a conocerse a sí mismo para poder amar a alguien más, para ese entonces el único hombre que tenía cerca siempre conmigo es Juan día a día comencé a sentir cosas distintas hacia él, a veces solamente un simple cosquilleo al ver su sonrisa, el que me acompañe en cada segundo de mi día, que cada vez que tengo frío me abrace, me cuide y proteja, ese hormigueo que se siente en el centro de uno cuando sabemos que alguien comienza a ser especial de una u otra forma que antes tal vez no lo era tanto, ahora cada vez que veo sus ojos color café, su pelo opaco, su sonrisa pícara, su voz cambia a la de todo un hombre, lograba captar cada vez más mi atención, pero luego de tanto tiempo estando juntos no quería estropear nada por prender algo que el tal vez no desea, así que disimule mis miradas acomodando mi pelo, simulando tener frío, esas pequeñas cosas que una mujer puede hacer con la inocencia que aún poseía en aquel entonces, cada vez que sentía su pecho en mi espalda, el calor de sus brazos alrededor de mi panza, podía sentir como su corazón palpitaba, calmado y alerta al mismo tiempo, cuidando de ambos para que pueda descansar, pasando día y noche trabajando para que pueda comer algo digno, sus actitudes que antes me parecían insignificantes, hoy me estuvieron enamorando, día a día que pasa mis gustos por el aumentaron, pasando días, tardes y noches juntos hasta que no pude contener más mis sentimientos, una noche bastante fría, estando acostados juntos me animé a decir lo que hace tiempo se estuvo creando dentro de mi, que ya no sólo sentía un inmenso cariño por él sino un amor que es incomprensible para mí misma por eso supe que es amor, me atreví a darme la vuelta y ver sus ojos mientras narraba mis sentimientos hacia el, allí pude ver que por su timidez tampoco pudo decir nada, pelo lo ví en sus ojos, como brillan de una forma peculiar, su corazón se aceleró, su voz se quebranta, sus manos temblando estaban, no necesitó decir ni una sola palabra y con un beso sellamos aquella encrucijada, asustada me di vuelta por no saber cuál sería su reacción, así que al día siguiente espere a que me dijera algo sobre lo acontecido la noche anterior.
A pesar de su timidez de ánimo y con un beso me despertó, lo más romántico que hicieron por mi. Con una promesa que me enloqueció, mejorar nuestras vidas juntos aunque nos tome toda la vida pero que siempre estaría allí, para sostener mis lágrimas como en aquel primer día en el cual yo no me di cuenta, pero comenzó lo que hoy se desarrolla, mi primer amor siempre estuvo a un paso de distancia pero fui lo suficientemente ciega como para no notar que me gustaba. Las noches siguientes me puse a pensar cuantas veces por miedo a perder no arriesgamos y al no hacerlo ya perdimos, por suerte aún estuve a tiempo de hacerle saber lo que siento, lo que sentí, lo que no me di cuenta hasta que el amor no aguanto más y simplemente me golpeó en la cara, haciéndome entender lo importante que es a veces actuar sin pensar tanto, el corazón piensa por si mismo, a veces solo hay que seguirlo.
Cada día su mirada es más hermosa, sus brazos crecían, sus abrazos más cómodos, sus besos más apasionados, sus caricias más aterciopeladas, se convirtió en lo que muchas mujeres temen. Pero que a mí me encantaba, el único hombre para mis ojos, no el más hermoso pero si el indicado.

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