.2.

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—Hummm...

Está caliente pensó hundiéndose más en el calor exquisito que le rodeaba. Y huele bien, agregó en deleite.

Sonrió aún adormilada y suspiró con alegría por el sentimiento de protección, cariño, satisfacción que recorría su cuerpo desde el cuello a sus pies. Hacía tanto no había dormido tan bien, ni sentido esa sensación de no querer pararse de la cama al instante apurada por ir a otras partes. No, esa mañana Sakura sentía como el mundo podía explotar a su alrededor y no le importaría paaaaaara nada.

Dio una pequeña risilla por el pensamiento casi borracho de su mente, dopada en grandes dosis por el sueño, tranquilidad y comodidad.

¿Por qué mi cama se siente taaaaaaaan bien hoy? Se preguntó divertida. ¿Acaso se había quedado otra vez dormida comiendo chocolate y el olor le tenía así? ¿O era que anoche por fin se había masturbado con el juguete que Ino-cerdad llevaba semanas ofreciéndole?

O simplemente se sentía a gusto.

Feliz.

... Nah, debía haber sido el juguete concluyó.

—Shi... -Tia... —murmuró una voz tras de ella.

¿Hum? Pensó abriendo los ojos de golpe. La pared que vio era de un color azul, nada parecido al verde de su cuarto. ¿Y por qué estaba viendo una pared? Su cama daba a la puerta de un lado y del otro a la ventana, no una pared de concreto azul oscuro y...

Mierda.

Tensó sus brazos, sus piernas, sus manos y pies y... Oh mierda, inspiró rápidamente, ¿por qué le dolía tanto la parte baja de su cuerpo? Y sus nalgas, y cadera, sentía como si hubieran abusado de sus pechos y su ¿¡cuero cabelludo también!?

—¿Por dios qué pasó anoche? —se preguntó gimiendo angustiada, ya todo rastro de sueño evaporado al instante—, espera ¿es acaso de noche? ¿Día? Pueden haber pasado semanas desde que me raptaron porque no hay ninguna explicación para que me duela tanto el cuerpo si estaba en casa normal a menos que- no, —dijo al instante—, ayer (sí, ayer, recuerdo que fue ayer) fue martes y los martes no tengo entrenamiento así que el dolor no...

La misma voz de antes suspiró y sintió como su cómoda almohada —un brazo, un puro y varonil brazo— se tensó y removió bajo su cabeza. Sakura gritó internamente escuchando como el humano del sexo masculino de acomodaba y...

Ah, pensó con una voz muy pequeña y llena de pánico que recordaba haber llamado Inner cuando era niña antes que la psicóloga de la escuela, Asano, la borrara.

—Estás desnudo.

Una risa resonó en la habitación. Lo había dicho en voz alta.

Su conciencia en ese momento comenzó a gritar una mezcla de "¡AHHHHHH! ¡Ayuda nos drogaron y violaron! ¡Ayuuuuuda!" , un salvaje "Siento sus piernas y estómago, podemos darle un codazo entre las costillas para confundirle, luego un puñetazo de KO en la nariz y corremos hasta la puerta lanzando lo que encontremos en el camino", y un ligero e indeciso "¿pero sabes? este brazo se siente muyyyy musculosos y- y ¿oíste su voz? No lo veo tannn emergencia. Digamos semi-emergencia, mínimo peligro, casi insignificante".

Debía ir con la doctora a pedirle ayuda de nuevo, al parecer Inner había vuelto por su estado de ansiedad.

—Tu no estás mejor, molestia —bufó la voz con una pastosidad adormilada.

Espera, parpadeó Sakura ridículamente, esa voz la conocía de memoria. Demasiado conocida, y ese toque final, el nombre de molestia.

Inspirando Sakura soltó el aire lentamente por la boca cerrando los ojos pero sin destensarse. Detrás de ella Sasuke elevó ligeramente el rostro para verla y alargó el borde de su labio divertido.

Un trabajo engañosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora