9no Mes

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Lo amaba, eso nadie lo podía negar por muy ciego que se estuviera. Y es que solo un amor tan grande y desmedido podía aguantar con una sonrisa en los labios tantos caprichos, cambios de humor e inseguridades. Y es que por mas que quería enojarse con ese atolondrado rubio, simplemente no podía. Danno era su aire, su agua, su todo, tanto así que desde que le había confesado llorando en ese baño que estaba embarazado, lo único que había pensado era “Ahora nadie lo podrá alejar de mi”. Y en verdad lo sentía así. Si hubiese un pegamento para evitar que quien amamos no se alejase nunca, él rociaría completamente a Danny y luego se abrazaría él asegurándose que no quedase ni un resquicio de lejanía entre ambos. 
Pero eso no evitaba la frustración que sentía en esos momentos. Habían ido a la playa y Grace había terminado muerta de agotamiento, así que dudaba mucho que despertase como mínimo hasta el dia siguiente, por lo que supuso que era la oportunidad ideal para tener un poco de intimidad con su esposo. 
Oportunidad que se fue al agua en cuanto Danny entro en la habitación con una bolsa gigante de Donas y tomo posesión de la cama, sentándose en ella con las piernas abiertas en V, entre las que coloco la bolsa mientras tomaba el control de la televisión para hacer zaping en los canales

- Danno – dijo Steve estirando los brazos mientras dejaba caer suavemente el brazo sobre los hombros del rubio – ¿tú… no… estas cansado?
- No, – dijo este dejándolo la televisión en un canal que transmitía Escuadrón Suicida y empezando a comer
- ¿Qué dices si en vez de películas – Steve le susurro al oído – nosotros… protagonizamos una?
- Steve – sonrió cerrando los ojos – no estoy en mi mejor momento 
- Pues basado en la experiencia de anoche – dijo Steve quitándole la camisa mientras besaba su piel desnuda – yo opino todo lo contrario. Si para repetir la experiencia tendré que mantener tu vientre así, pues prepárate Danny McGarrett porque vamos a tener cincuenta hijos
- Uy, – dijo Danno sonriendo – creo que me va doler
- Todo – aseguro Steve asaltando las tetillas del detective – lo contrario

Las manos del seal recorrían el cuerpo de su compañero como queriendo memorizarlo hasta el ultimo milímetro. Danny era perfecto para él y nada ni nadie lo haría cambiar de idea

- Te amo Danno – dijo Steve contemplando la desnudes de su marido 
- Y yo a ti – respondió Danno

La noche fue corta para tanta pasión desmedida y cansado se durmieron abrazados.
Steve despertó con un sonido ahogado que provenía del baño. Instintivamente corrió hacia allí y encontró a Danny tirado en el suelo en medio de un charco de sangre

- Due… le – susurro antes de desmayarse en los brazos del capitán
- ¡Danno! ¡Despierta! – suplicaba dándole golpes suaves en la mejilla – ¡Despierta! 
- ¿Qué le pasa a mi papi? – dijo Grace asustada entrando al lugar
- Cielo – dijo Steve poniéndose en pie con el rubio en brazo – debo llevar inmediatamente a papi al hospital. Quiero que no salgas de aquí. Llamare a Kono para que venga a acompañarte. – Corriendo hacia la puerta principal con Danny en brazo – En cuanto papi este mejor, vendré por ti para ir a verlo
- Májalo hermano – dijo Kamecona sonriendo – ¿Qué le pasa a Danny? – dijo ya preocupado al ver su estado
- Cuida a Grace mientras llega Kono – pidió subiendo al Camaro con Danny y saliendo a toda velocidad
- ¿Qué va pasar con mi papi? – dijo llorando
- Nada malo, princesa – prometió el hombre

La ¿Dulce? EsperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora