Sabés, estoy al borde del colapso de mi propia cordura, de caer en la inconsciencia. Solo por tus mentiras, porque lo sabés.
Sabés cuán repugnantes somos ambos, a aquellos lazos enfermizos a los que estamos atados y tú.
Tu eres el único culpable.
°•...
Las vacaciones y aquél día se habían esfumado completamente. Al igual que yato quién había vuelto a desaparecer temporalmente por trabajó.
Había pasado el último mes encerrado en su habitación estudiando, sus estudios eran lo único que mantenía en orden sus ideas. Había comenzado tercer año de secundaria y como aquella escuela era del régimen estudiantil más alto debía mantener un buen nivel académico. Preferiría eso a tener que escuchar a su madre hablando de tonterías que no le importaban.
Aquel día
Al despertar aquella mañana en el hotel notó que yato seguía hay. Mirándolo fijamente sentado en la esquina de la habitación, aquél día no sé esperaba pasarlo al lado de él. En realidad. No quería hacerlo, se sentía confundido y atemorizado al estar tanto tiempo con él.
Lo había llevado a un lugar privado. Un santuario o algo así. No podría definirlo totalmente pero el lugar era muy íntimo y enigmático. Un lugar apartado en Hiroshima dónde hicieron un recorrido a lugares populares yukine portando un kimono blanco andando descalzo. Había visto el océano, había sentido la arena bajó sus pies y el lejano sonido del oleaje moderado y relajante. La mirada perdida de yato y la forma en la que sostenía su mano con firmeza. Cómo si el se fuera a esfumar en cualquier instante.
Recordó sus manos frías tocando su piel desnuda, la luz de la luna dibujando su silueta, la lujuria que destilaban los ojos azulados de ése hombre. Hambrientos. Anhelantes de consumir y destruirlo completamente.
Aquel sentimiento de gozó, aquello que lo había atrapado, aquella forma en completamente distinta aquella faceta cuando lo tomaba entre sus brazos. Se sentía tan diferente tan exquisita e imposible. Cuándo lo tomaba de aquella forma cuando el anhelo se mostraba en su mirada se engañaba así mismo fantaseando sintiéndose amado, no solo un simple objeto.
Sus caricias eran dulces mentiras para su inocente y quebrado corazón. Su mirada intensa llena de secretos, aquel sentimiento falso pero placentero. Algo momentáneo qué tan rápido como aparecía se esfumaba.
Había sido atrapado por el mismísimo demonio disfrazado de ángel.
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Volviendo a lo esencial retomemos al chico concentrado en sus estudios evitando sentimientos oscuros. Este miraba receloso un problema de cálculo intentando resolverlo sin mucho éxito. Frustrado termino arrojando el cuaderno a un lado y rindiendose agotado en su cama dejándose llevar por su mejor compañero, el señor sueño.
*** Continúaria pero son las 2 de la mañana y quiero dormir XD haci que hasta aquí el capítulo espero les guste sin más.
