Estaban por ser las seis de la mañana y estaba sintiéndome lo suficientemente mal como para arrepentirme toda la vida.
Salí afuera mientras las chicas iban al baño y al guardarropa. Estaba apoyada contra la pared tomándome un momento para respirar cuando sentí que alguien me acorralaba y un aliento me respiraba en la mejilla.
-No te me ibas a escapar tan fácilmente, linda.
Abrí los ojos y me encontré con la cara borracha del mismo pesado de hace unas horas. Conté hasta tres para no romperle la cara de una piña.
-Salí de acá *pedazo de pelotudo* *pe lo tu do* .- Traté de empujarlo pero parecía no funcionar.
-Apa, que boquita. -rió- No, no. Yo no me voy de acá sin un beso. -Acercó su boca a mi oído- O capaz algo más. -Puso una mano en mi cintura y la otra comenzó a tocar mi pierna mientras yo seguía haciendo fuerza con mis palmas en su pecho sin lograr moverlo ni un centímetro.
Nadie parecía hacer o darse cuenta de nada y empecé a tener miedo. Me bloqueé mientras un montón de sentimientos salían a flote y rezaba para que mis hermanas vuelvan rápido. Y cuando una de sus manos llegó a mi culo y la otra ascendía a mi pecho, lo vi volar hacia un costado y a la señorita-mirada-furiosa golpeándolo y sosteniéndolo contra el piso mientras lo agarraba del pelo.
Parecía estar diciéndole algo -por su cara, algo para nada amable-, pero en mi aturdimiento no pude entender ni una sola palabra.
Estás bien. Estás bien. Estás bien.
Fue lo único que lograba repetirme mientras trataba de espantar cualquier pensamiento de mi mente. Me abracé a mi misma y no fue hasta que ella me miró con una mezcla de rabia y culpa que me di cuenta de que estaba llorando.
-¿Qué estás haciendo acá sola?- preguntó de forma brusca. Se veía tan tranquila que nadie nunca se hubiese imaginado que había derribado y golpeado a un tipo mucho más grande que ella hace unos minutos.
Salté un poco por su forma de hablar y no me atreví a devolverle la mirada. -Estaba esperando *mmh* a mis hermanas y este idiota, que nos estuvo molestando toda la noche se acercó, ya te imaginarás a qué. *boludo del orto*
Mis nervios y mi tourette comenzaron a salir a flote y al instante mi mano derecha se dirigió a mi pecho.
Uno.
Dos.
Tres golpes.
Vi su mirada seguir los movimientos de mi mano y al instante una expresión de confusión y desconcierto se formó en su rostro.
Pareció quedarse un segundo pensando en mi reacción pero sacudió la cabeza y lo dejó pasar por alto.
Dejó escapar una risa sarcástica -Sí, vi que estuvo molestándote toda la noche. -Elevó el tono de voz y me miro con su furia ahora contenida mientras se pasó una mano por el pelo- ¿Vos y tus hermanas no saben que no tienen que separarse? Menos cuando están rodeadas de todos estos giles, además tan borrachos que no saben respetarse ni a sí mismos.
Si las miradas mataran.
La miré a los ojos y una furia me invadió de repente. La puta madre, ¿quién se creía que era para gritarme de esa forma? Está bien, me rescató del idiota, pero no tenía derecho a gritarme así.
Abrí la boca dispuesta a replicarle pero de repente su expresión cambió y habló antes de que pudiera decir algo.
-¿Estás bien?- Me preguntó indecisa, dudando entre acercarse a corroborarlo por sí misma o quedarse en el lugar. Agradecí que eligiera la última opción.
-Sí, eso creo.-La miré sintiéndome más calma y nos quedamos así por lo que pareció una eternidad.
Largó un suspiro y volvió a pasarse la mano por el pelo -Que bronca que tengo, estúpidos como éstos no merecen ser llamados hombres- dijo con asco mirando atrás de ella y mi mirada no pudo evitar dirigirse hacia el mismo lugar para ver al hombre tirado en el piso. Mi lado compasivo no pudo evitar preguntarse si estaba bien.
-Gracias por salvarme- murmuré volviendo a mirar sus ojos.
Tan verdes.
-¿Qué mierda está pasando acá, Jazmín?- de repente tuvimos seis pares de ojos mirando la escena. Mis cuatro hermanas, con preocupación. El gigante de seguridad, que parecía estar conteniendo una risa, y el que supongo era amigo de la colorada -ahora con nombre- con confusión y un poco de enojo.
-Ese estúpido de mierda se estaba sobrepasando con la pibita.-miró con furia a su amigo, que asintió con la cabeza.
-Siempre metida en problemas, nena. Pero esta vez estoy de tu lado.-Se miraron mutuamente como queriendo transmitirse algo y de repente, el amigo de Jazmín comenzó a reir. Y el de seguridad atrás de el.
No entendía nada.
Jazmín los miró mal y les hizo una seña para que se vayan.
En seguida llego Lucho y nos llevó a lo de Lucia, donde me vi metida en un interrogatorio por cuatro borrachas que no se calmaron hasta que grité que me encontraba perfectamente y las mandé a dormir.
Me encerré en el baño y estuve mirándome en el espejo por un largo tiempo, tenía los ojos rojos y un montón de pensamientos cruzándose por mi mente, pero intenté -sin resultado- ignorar cada uno.
Sin poder pegar un ojo, y sin poder volver a casa en este estado, decidí tomar una ducha, que era lo que tantas veces lograba calmare y me encontré con mis pensamientos volando a Jazmin, y sus penetrantes ojos verdes.
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Contra viento y marea. (Flozmin)
FanfictionA poco de cumplir sus 24 años, Florencia Estrella estaba todo lo bien que nunca creyó poder estar. Después de superar los duros golpes que la vida le había dado, esta había parecido darle un descanso y todo se sintió estable y seguro por un moment...