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TaeKook.

JungKook y TaeHyung se habían ofrecido a hacer planos de la fábrica abandonada donde los hermanos Kang se escondían, y así lo harían.
Sabían que si esperaban demasiado las cosas cambiarían, más gente llegaría, nuevas armas y negocios comenzarían a proporcionarle dinero a los hermanos, y eso era algo que no se podían permitir. No podían permitir que se hicieran más fuertes.
Por esas mismas razones, fueron al día siguiente de la reunión temprano por la mañana a aquel establecimiento macabro, con el objetivo de ver desde temprano si tenían turnos de vigilancia y cada cuánto cambiaban.
TaeHyung se encargaría de apuntar y registrar las horas en las que las guardias cambiaban, las horas en las que la gente comenzaba a llegar, etc, mientras que JungKook dibujaría el lugar.
A las 5:00 a.m, Tae despertó a JungKook mordiéndole la oreja, recibiendo de inmediato una queja por parte del menor.

––Cinco minutos más... –– rogó el pelinegro aferrándose a su almohada.

––No, tenemos que irnos ya. –– se negó el mayor quitándole al niño las cobijas que lo cubrían.

––No quiero... –– bufo enterrando la cara en la almohada.

––Pero tienes que hacerlo.

Jeon sintió como las manos de TaeHyung rodeaban sus tobillos y lo jalaban afuera de la cama a pesar de sus quejas.
Kim rió ante la tierna imagen de JK con el cabello desordenado y un puchero en sus labios.
Le apretó la mejilla por última vez antes de salir de la habitación para dirigirse a la cocina, no tenía ganas de cocinar, por lo que se limitó a recalentar la pizza que había sobrado del día anterior.
JK salió de la habitación en unos minutos con una mochila colgada al hombro, donde llevaba un cuaderno de dibujo y todo lo que necesitaría para dibujar la fábrica, también llevaba una libreta y un lapicero para que Kim pudiese escribir los horarios de la gente de los hermanos Kang.
Se sentaron a desayunar mientras JungKook le relataba sus sueños al mayor.

Jeon era un chico extraño; terriblemente dulce y sumiso cuando se trataba de TaeHyung, y por otro lado, frío y calculador con las demás personas. Era un chico que había tenido que aprender a actuar duro a pesar de estar muriendo de miedo, porque no quería que lo vieran como el débil por ser el menor, no quería que lo vieran como alguien pequeño, no, quería que lo vieran como un igual.
La primera vez que había visto a SeokJin, había sabido ocultar su miedo y controlar sus nervios, sin embargo, en cuanto Jin se había dado la vuelta para alejarse, había comenzado a temblar, con miedo de quedarse solo de nuevo, de tener que pasar otra noche en la oscuridad y en la soledad.
Kim SeokJin no lo había entregado con la policía, no lo había asesinado y tampoco había tratado de devolverlo a su hogar, por lo que Jeon había decidido que lo visitaría más a menudo.
JungKook había escapado de su hogar debido a los malos tratos que le daban en ella, golpes, gritos, insultos y humillaciones eran cosa de todos los días, quebrando su alma y salud mental con cada momento que pasaba.
Aquellos 6 asesinos lo habían acogido como un hermano, tal vez no le habían dado una adolescencia color de rosa o una llena de amor y cariño, sin embargo, le habían dado en quien confiar, le habían enseñado a sobrevivir, y para un niño que no conocía el amor, eso era suficiente.
Sin embargo, con TaeHyung todo había sido diferente.
Kim no tenía vergüenza, solía decirle al menor lo lindo que le parecía prácticamente todos los días, y para un niño que había crecido sin cariño y sin amor, no fue difícil enamorarse del castaño.
Al principio, TaeHyung veía al pequeño como un hermano menor, uno muy guapo para su edad, pero no más, sin embargo, esa sonrisa de conejito terminó haciéndolo sentir cosas que no se suponía que debía sentir, cosas que nunca había sentido, y es que el ser sicario era un trabajo que no dejaba lugar para los sentimientos y el amor, puesto que si alguien se enteraba que un sicario tenía una relación, podría utilizarlo en su contra, amenazar con hacerle daño a esa persona que tanto amaba, pero... Si eran dos sicarios los que se querían, dos hombres que sabían defenderse y que podrían librarse de cualquier situación, no habría problema, ¿Cierto?
Así pues, TaeHyung y JungKook se animaron a comenzar una relación, una en la que Jeon dejaba que el mayor lo tratase como un niño pequeño, no era algo que le molestara, al contrario, lo hacía sentir especial y amado, lo hacía sentir que podía recuperar todos esos años de infancia que le habían sido arrebatados por sus padres. Lo hacía sentir valioso.
Por otra parte, Kim amaba cuidar a los niños pequeños, le parecía de lo más divertido, sin embargo, es lógico que la mayoría de familias no dejaría que un sicario se acercase a sus hijos, y cuidar de JK le daba la misma sensación, por lo que ambos salían beneficiados.

...

Al acabar de desayunar, la pareja subió a la motocicleta del mayor y se dirigieron a la fábrica.
Jeon sentía el frío en su piel a pesar de llevar una chaqueta puesta, por lo que se aferró con más fuerza a Kim, buscando calor.
JungKook sabía que era muy peligroso lo que estaban haciendo, que si los atrapaban, no se conformarían con asesinarlos, no, los torturarían, los harían sufrir hasta que ellos mismos se viesen obligados a rogar por su muerte, sin embargo, no tenía miedo, al menos no por si mismo, tenía miedo porque la razón de que él viviese se encontraba entre sus brazos, y si algo le ocurriese a aquel chico castaño... Jeon no sabía si sería capaz de controlarse.
Llegaron a la fábrica y dejaron la motocicleta escondida entre los arbustos mientras ellos se acercaban silenciosamente, escondiéndose entre ramas y árboles.
El cielo aún estaba oscuro, puesto que eran las 6:00 a.m.
Ya habían unos cuantos coches estacionados en las afueras del lugar, por lo que hicieron una nota mental de que al día siguiente tendrían que llegar un poco más temprano.
Se sentaron en el césped detrás de unos arbustos que los cubrían, pero que dejaban ver al menor la estructura del lugar.
A lo largo de la mañana, fueron rotando alrededor de la fábrica para que el menor fuese capaz de dibujar cada uno de sus lados y ángulos, ya que necesitaban saberlo todo, el número de puertas y ventanas, si habían cosas que obstaculizaran las entradas o salidas y que partes de la estructura tenían puntos ciegos.
Como era de esperarse, sí tenían turnos de vigilancia, Tae se encargó de registrar todos los cambios y cuánto tardaban en hacerlo.
Rotaban cada media hora y tardaban aproximadamente un minuto en trasladarse, dependiendo de dónde se encontraban y a dónde debían ir.
La mayoría de los seguidores había comenzado a llegar alrededor de las 7:00 a.m.
Se sintieron satisfechos cuando a las 12:00 p.m ya tenían imágenes del exterior de la fábrica y todos los movimientos que se realizaban afuera de esta enlistados, por lo que recogieron sus cosas y con cuidado de no ser vistos se dirigieron a donde habían dejado escondida la motocicleta, dándole la espalda a lo que podría ser el trabajo más difícil que harían jamás.

"Debemos estar realmente dementes para haber aceptado hacer esto."

Pensó sin poder evitar sonreír el menor mientras TaeHyung arrancaba la motocicleta y entraban de nuevo a la carretera.

CutieCutie Killer. (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora