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El chico de 15 años despertó lleno de confusión, ¿Por qué todo estaba oscuro a su alrededor? ¿Por qué se movía tanto? ¿Por qué no podía mover sus brazos?
El terror remplazó al miedo después de unos segundos al darse cuenta de que hace unos minutos había estado en la guarida de los Kang, pues su hermano mayor había insistido en llegar temprano a pesar de sus quejas, y ahora, estaba en lo que parecía ser una camión pequeño.
Conforme su vista se acostumbró a la oscuridad, dislumbró una motocicleta frente a él, pero no podía moverse para verificar si tenía placa o no.
El camión dio un brinco, ocasionándole un golpe en la parte trasera de la cabeza, pues al no poder mover las manos, no tenía como sostenerse o protegerse. La motocicleta le caería encima si los malditos conductores no tenían cuidado.

Después de lo que parecieron años, el camión paró. El chico se puso rígido y aguzó el oído, ¿Sería sólo un hombre? ¿Tal vez cinco?
La puerta trasera del auto se abrió y el chico tuvo que entrecerrar los ojos a causa de la molestia que la luz del sol le causaba.
Frente a él se encontraban tres hombres encapuchados con máscaras blancas.
El más alto de los tres se acercó a él sin decir nada y le colocó una bolsa sobre la cabeza a pesar de sus forcejeos y pataleos.
Sintió como unas manos lo sujetaban por los costados y lo obligaban a levantarse.
Se sintió mareado al ponerse de pie, pero sus secuestradores no le dieron tiempo de estabilizarse, pues de inmediato sintió el cañón de una pistola en su espalda, obligándolo a caminar.
Casi cae al bajar del camión, pero el arma que llevaba apretada contra la espalda le dio la suficiente motivación para seguir avanzando sin quejarse.
Contó cuántos pasos dio, cuántos escalones subió, hasta que escuchó una puerta abrirse.
El piso bajo él pareció cambiar, ahora era más esponjoso, ¿Una alfombra tal vez?
Lo hicieron bajar más escalones, escuchó como la puerta por la que había entrado se cerraba con llave, llevándose un poco de su determinación con el sonido de la cerradura.
Fue obligado a sentarse en una incómoda silla, y permaneció en silencio mientras lo ataban de manos y tobillos a la misma.
Por fin, le quitaron la bolsa, y lo primero que vio, fueron 7 hombres parados frente a él, todos con la misma máscara blanca.
Uno de ellos apretó los puños y retrocedió un paso, como si no esperara verlo allí. Como si toda esa situación le sorprendiera.
El más alto de todos se acercó y le arrancó la cinta de la boca de un tirón, haciéndolo soltar un quejido.

––Ya que me han secuestrado, podrían al menos ser amables conmigo. –– gruñó causando una suave risa en el hombre.

––Así no es cómo funcionan las cosas, niño. –– la voz del hombre se escuchaba robótica, como si las máscaras tuvieran el poder de cambiar sus voces.

––¿Cómo funcionan entonces? –– se aventuró a preguntar.

––Yo hago preguntas, tú las respondes, y si no lo haces, empiezo a usar todo esto. –– el hombre le dio un golpecito a una mesa de metal que se encontraba a una corta distancia de la silla en la que se encontraba. Estaba llena de cuchillos y herramientas extrañas que lucían hechas para matar a alguien del dolor.

El chico se permitió mirar a su alrededor.
Era una habitación negra, vacía, el centro de ella era la silla en la que él se encontraba, con una lámpara encima que apenas y proveía una tenue luz amarillenta al cuarto.
No tenía nada que pudiera usar para escapar.

––¿Qué quieres saber? –– preguntó volviendo su mirada al enmascarado que se encontraba frente a él.

––¿Cuál es tu papel con los Kang? –– el muchacho no se sorprendió ante la pregunta. ¿Para qué más podría serle útil a alguien?
No le molestaba proporcionarles toda la información que necesitaran con tal de salvarse el pellejo. Se había metido en toda esa mierda por su hermano mayor, y no le tenía ninguna lealtad al pequeño imperio que los hermanos Kang estaban construyendo en una estúpida fábrica abandonada en medio de la nada.
Tal vez si lo hubieran tratado mejor, tal vez si no lo hubieran hecho creer que su única utilidad era cargar cajas y arreglar el desorden que aquellos egocéntricos hermanos dejaban, hubiese estado dispuesto a recibir unos cuantos cortes antes de revelar la verdad. Pero no, iba a abrir la boca para salvarse el pellejo.

CutieCutie Killer. (YoonMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora