Fall in love with me
Capítulo 2: Eres tan… Cara.
<< No me dejes ir, estoy cansado de estar sin ti…>>
¡Andrew, por favor ayúdame!
–¿Cara? Con que te llamas Cara…– dijo sonriendo de lado– Tú amigo sirvió de mucha ayuda.
Sólo pude admirar su rostro mientras escuchaba su ronca voz, el chico aunque fuera a simple vista un cretino arrogante, era realmente atractivo, su cabello negro le caía sobre la frente, adornando sus hermosos ojos grises azulados, y su sonrisa con perfectos dientes.
–¿Terminaste de verme?– dijo lanzando una carcajada al mismo tiempo que soltaba un poco su agarre, aproveché y jalé mi brazo dándome la vuelta, claramente indignada.
El continuaba carcajeándose, mientras yo me alejaba a donde Andrew estaba. Debí de verme realmente tonta, ¿Por qué me le quedé viendo? Ahora ese atractivo cretino creerá que me muero por él.
Qué me sintiera así con el pelinegro no sólo era porque mi personalidad es cerrada, sino porque simplemente soy un poco insegura, y más con los chicos. No me sentía fea, ni nada así, pero no me sentía gran cosa, era muy normalita, tenía una estatura promedio, no tenía muchas curvas, de hecho soy bastante delgada, mis ojos son grises, no tenían color alguno. Mi cabello era lo que mejor tenía, este era café claro. Algo bueno tenía que tener.
Andrew me entregó mi café, y me sonrió, sin saber de todo lo que me acababa de pasar hace apenas segundos y yo aún seguía anonadada con mi discusión mental.
Fruncí el ceño y me dirigí directo al sofá, dejándome caer, digamos que de una forma muy poco femenina, da igual. Andrew se sentó alado mío, dándole un sorbo a su cappuccino.
–Solecito, ¿Qué ocurre?–dijo al darse cuenta de mi ánimo, yo sólo negué con la cabeza.
Inmediatamente me paré, interrumpiendo mis pensamientos. Me olvidé completamente de mi libro, ese que tiré al caerme después del choque. Me dirigí a la estantería donde seguramente el libro se encontraba tirado en el suelo.
–¡Hey! ¡Bonita! ¿Buscas esto?– dijo el chico desde el otro pasillo con el libro de literatura alzándolo al cielo.
–¡No tengo tiempo para juegos, así que dámelo!– dije cruzando mis brazos– luego podrás volver a tu patética vida.
–Ven por él, si tan ruda te crees.–dijo sonriendo de oreja a oreja.
–Tú lo pediste.– dije levantando una ceja.
Rápido me escondí en un estante, esperaba percibir el movimiento del chico con mis sentidos para luego sorprenderlo. Al escuchar pasos corriendo por el pasillo vecino, me adentre a esté, esperando que el chico sin nombre saliera de ahí. Me sorprendió mucho no verlo, ya que estaba realmente segura de que había escuchado pasos.
Suspiré rendida y al darme la vuelta choque de nuevo con su fuerte pecho. Ya se le estaba haciendo una costumbre eso de tumbarme al suelo.
Esperé el golpe pero sentí un brazo que me tomaba de la mano y me atraía hacia el cuerpo del chico sin nombre. Nuestras caras estaban a cinco centímetros, mi corazón palpitaba mientras sentía su mirada penetrante en mí.
Intenté dar algunos pasos atrás, pero él me tenía bien sujetada. Una sonrisa apareció en su rostro mostrando unos lindos hoyuelos que apenas podía notar de cerca.
–No pienses escapar, Cara.– dijo pronunciando mi nombre que de repente sonó como un susurro al terminar la oración.
–¿Quién eres?–sólo pude articular esa pregunta mientras seguía perdida en sus ojos.
–Ryan.–dijo cerca de mis labios.
Reaccioné al instante, no caería en su juego de nuevo, además ¿porque lo besaría? Sólo era un cretino que acababa de conocer hace media hora y que por cierto se creía demasiado.
Me alejé de un tirón, frunciendo el ceño. Já, ¿pretendía que yo siguiera con su movimiento repentino? Ese Ryan estaba muy equivocado. No era una chica fácil, de esas que se besan con cualquier chico para que a la semana la dejen botada.
Ryan sólo sonrió, creo que se dió cuenta de que no iba dejar que se me acercara.
–Ay, Cara.-–dijo el chico mirándome a los ojos.– Te haces la difícil, eso me gusta.
–Ay, Ryan.– repetí en el mismo tono.–Crees que todas caen a tus pies, lo odio.
Me acerqué y le arrebaté el libro de mala manera.
VSi me permites, tengo mejores cosas que hacer.– dije dándome la vuelta lentamente.
–¡Oye!–dijo llamándome.
–¿Qué…?– dije siendo interrumpida por un beso cerca de las comisuras de mis labios.
Me sorprendí mucho y abrí los ojos como platos. A continuación levanté la mano para estamparle una cachetada que él retuvo con una de sus manos. Este chico estaba sacándome de mis casillas.
Él sólo continuaba riéndose de mis escasos intentos de golpearlo.
–Tranquila, gatita.
–Pedazo de…– dije enloqueciendo– No te metas conmigo.
Con furia pise su pie, haciéndolo caer de dolor. Qué bueno que hoy traía un poco de tacón, ahora entendía porque las chicas lo usaban, eran una gran arma mortal.
–Esto no se queda así.
–Sí, se queda así porque acabo.–di vuelta y camine triunfante.
Uno, Cara, Ryan, cero. Andrew me miraba riéndose, él había presenciado todo el suceso sin siquiera ayudarme. Siempre me decía que por eso se juntaba conmigo, que siempre me metía en los problemas más cómicos y con mi personalidad retadora empeoraban.
Mi plan de vida no era darle un show de comedia a mi mejor amigo con mis peleas con cretinos.
–Agg, solecito, siempre eres tan… Cara.–dijo mientras caminaba a mi lado, pasando su brazo sobre mi hombro.– vamos, te llevo a casa.
Sólo sonreí el enojo ya se me había pasado, pero no esperaba ni quería volverme a topar con ese chico. Me traía mala espina.
–¿Que esperabas de mí?
(…)
Andrew me dejo en mi casa, y se retiró diciendo que mañana me vería. Estaba realmente agotada. Ese tal Ryan si me hizo corretear un poco. ¡Y se supone que estábamos en una biblioteca!
Mi celular timbró, rápido lo atendí. No pienso que sea Andrew, acababa de irse.
–¿Hola?–dijo una voz femenina.-–¿Cara?
Oh mi Dios, era, era Eleonor.
Mi antigua amiga de la secundaria, una chica problemática al igual que yo. Eleonor y yo nos parecíamos bastante, la única diferencia era que ella no era cerrada, ella era el alma de la fiesta. Casi todos los chicos andaban detrás de ella, porque tenía un aspecto rudo, salvaje, con carácter. Además de que era realmente bonita, su cabello largo y café le caía en la espalda, curvándose en las puntas, ella poseía una pequeña y perfecta nariz perfilada y unos ojos traviesos.
Me sorprendió su repentina llamada, dejamos de tener contacto alguno cuando Elle dejo a la mitad la secundaria inmigrando con su familia a otro país.
–Eleonor, no he sabido nada de ti.– dije sorprendida.–¿Cómo estás?
–Cara, necesito un favor.–dijo seria.
–Dime, te ayudo en lo que necesites.
-----------------------------------------------------
Nuevo capi ñ_ñ hola hermosuras, ojala les guste este capítulo he igual la novela en su totalidad.
Necesito votos y comentarios para seguirla, por favor. Gracias de verdad por todo.
Love you -G