Si esta noche es verdad o mentira: Simón (Parte 2)

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Simón

La lluvia cae en frente de mí en flujos anchos del pequeño techo sobre los dos escalones en frente de la puerta principal, donde estoy sentando. Quise huir de la casa, pero sólo llevo mi camiseta estampada del libro 1984 de George Orwell, por eso la lluvia fuerte me impide pisar el suelo afuera de ese lugar debajo del techo. Pero no sólo mi alrededor está mojado, sino mi camiseta también, aunque ninguna gota de lluvia me haya tocado, sólo lágrimas.

En mi mente revivo cada momento de mi relación con Villa, cada sonrisa, cada beso, cada noche que pasábamos juntos. Siento un dolor intenso pinchando en mi corazón cuando los recuerdo y estoy seguro de que Villa siente lo mismo. Estamos hechos para estar juntos, nadie pueda separarnos; ni siquiera la persona que nos juntaba.

Paso mi mano sobre mi cuello en un gesto de nervosidad y en un intento de calmarme, cuando me acuerdo de que allí en mi piel tengo una marca. Una marca rosada causada por una de esas noches amorosas que pasé con Villamil.

Este recuerdo me hace sollozar otra vez. Las lágrimas fluyen de mis ojos, mojando mi camiseta aún más. Escenas de aquellas noches vuelan en mi cabeza, recordándome de la suavidad de su piel, de la proximidad de su cuerpo desnudo, y del amor que todavía siento por él.

Pero Villa le da más importancia a la reacción del público que a nuestra relación, y eso me duele, me duele tanto. No hay ninguna persona en el mundo entero que ame como lo amo a él o que conozca como conozco a él. Sé cómo reaccionará antes de que lo haga la mayoría del tiempo, pero esta noche, esta maldita noche, no lo supe. Nunca he esperado esta reacción.

Sin embargo, estoy seguro de que también llora ahora. En algún otro lugar, pero seguramente lo hace, y así provocó la lluvia. En la misma manera en la que controla el sol con su sonrisa, causa la lluvia con sus lágrimas.

Y con eso, también las mías.

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