Simón
Villa y yo llegamos por la noche solos a nuestro piso. Enciendo las luces en el salón cómodo y me dejo caer en el sofá confortable, mientras Villa se va inmediatamente a la cocina para empezar preparando la cena. Me quito las botas y me acomodo en la almohada en mi espalda. Junto mis manos en mi nuca y cierro mis ojos después de este día tan agotador. Rodábamos el vídeo completo de una de nuestras canciones nuevas y el director nos llamó de allí y allá en el set para hacer lo que sea, sólo para que tuvieran una captura 'perfecta' para el vídeo. Así que, ahora me siento bastante agotado y no puedo esperar hasta que Villa termine de cocinar la cena increíble que me ha prometido. Antes de volver al piso, juntos fuimos al supermercado y Villa compró todo lo que necesitaba para crear algo maravilloso para esta noche. Me acuerdo de que inspeccionó una variedad de verduras, frutas y especias. Pasábamos casi media hora allí hasta que Villamil finalmente encontrara lo que había buscado.
"Te amo, Papo," suspiro, tumbado en el sofá. Sin duda nos merecemos pasar esta noche solos. Martín e Isaza decidieron quedar con amigos acá en Madrid, pero a causa del trato de ellos ayer, Villa está obligado a cocinar algo elaborado para mí hoy. Sonrío contentamente. Ciertamente extraño esos momentos de intimidad que compartíamos hace tres años; aquellas situaciones en las que Villa y yo nos enseñamos que somos hechos para ser los dos, para ser los mejores amigos del mundo mientras también somos el confidente del otro. Nos contamos cada secreto, sabemos todo del otro como si fuéramos almas gemelas para toda la vida. Pero también, en estos momentos, somos amantes; deseamos el tacto íntimo, el beso apasionado del otro. A veces tengo la impresión de que Villa es como un fuego. Cuando estoy con él, todo se siente ardiendo, caluroso, quemándose. Sin más, él es el fuego que me mantiene vivo.
"¡Monchito!" El grito repentino me hace abrir los ojos de inmediato. Villa salta sobre mí y salpica agua fría sobre mi cara. Necesito unos segundos para comprender la situación. Villa está sentado sobre mí y ríe histéricamente en esta manera típica para él. Su risa parece de niño pequeño y muchos podrían creerlo poco atractivo, pero yo la adoro con todo mi ser. Amo que Villa siempre haga las bobadas más ridículas. Mi cara está cuajada con gotas que mi novio ha regado sobre mí con sus manos completamente mojados. Seguramente ha enjuagado las verduras antes y ahora, sin secar sus manos, ha decidido que sería divertido empaparme con aquella agua.
"¡Jajaja! ¡Capitula ante el gran Villamil, dotado con la fuerza del agua!"
"¿Qué...? ¿Qué haces?" pregunto confundido. En lugar de una respuesta, Villa sólo sigue riendo como loco. Con dificultad, ya que mi novio casi está tumbado sobre mí, alzo mi vista. Toda esta situación es tan pueril que no puedo evitar unirme a Villa en su risotada.
Me acerco a su oreja y susurro, "Ahora viene Simón, el único héroe de besos en este mundo."
Ahogo su risa con un beso dulce que planto en sus labios rosados. Siento como Villa deja de reír y se queda completamente inmóvil. Le suelto y triunfalmente le digo, "¿Ves? La fuerza del beso siempre gana."
"¿Conoces la fuerza del beso de lengua?" pregunta Villa tentadoramente y vuelve a casi saltar sobre mí, atacando mi boca. Deslizo mis manos en su nuca y le aprieto más a mí. Tengo que confesar que la fuerza del beso de lengua es innegablemente poderosa.
"¿Alguna vez has oído del poder de los brazos?" cuchichea en mi boca, respirando agitadamente el aire que compartimos. De repente, me encuentro en los brazos de Villa, sujetando su cuello firmemente para no caerme. Él me lleva como una princesa, es decir, un príncipe, con un brazo debajo mi corva y la otra en mi espalda. Se vuelve una y otra vez, girándome en sus brazos fuertes. Empezamos a reír otra vez cuando el mundo a nuestro alrededor se desvanece; sólo diviso su rostro precioso que expresa una felicidad pura. Y por supuesto este fuego quemando en sus ojos.
"Tengo que cocinar, amor. Pero puedes mirarme," dice Villa, posicionándome en la mesa de la cocina.
"Con mucho gusto, chef," sonrío. Sólo en este momento noto que Villa lleva un delantal estampado que le hace parecer como un paterfamilias guapísimo. Y pues... muy sexy.
"Este delantal te queda re bien," declaro. "Estás bueno, Villamil."
"Lo sé," ríe divertido y guiña un ojo en mi dirección. Se voltea para seguir cortando las zanahorias, tarareando una melodía.
"Voy a poner música ¿te apetece?" Me pongo de pie y uso mi celular para hacerlo. No sé cómo mis dedos decidieran escoger este álbum, pero lo han hecho. Tal como le conozco a Villa, él sabe qué canción es al escuchar el primer segundo.
"Ay, Simón, te amo," suelta, moviendo en el ritmo de la canción: Slow Dancing in a Burning Room de John Mayer. Hablando exactamente, de uno de sus álbumes favoritos, Continuum.
"¿Sí?" le pregunto divertido, acercándome a él. "Entonces..." Con un movimiento rápido cojo sus piernas y le levanto a la encimera de la cocina, haciendo que sus rodillas estén a los lados de mi cadera y mi cabeza esté a nivel de su pecho. "... enséñame que me amas."
"Pensaba que era un pecado, como dijiste ayer," me sonríe.
"No es pecar cuando nadie nos mira," suspiro.
Deslizo mis manos sobre sus muslos hasta que llegan a sus ingles. Alzo mi cabeza para mirarle en sus ojos fogosos cuando él se acerca a mí con su boca un poco abierta. Cierro mis ojos cuando siento sus labios en los míos. Me besa fuertemente, jalándome más hacia él con sus manos en mi nuca. Mis manos todavía se encuentran en sus muslos cuando Villa deja de besar mis labios y empieza a cubrir mi cuello con besos dulces. Llega a mi oreja y susurra, "Baila conmigo."
Baja de la encimera y pone dos manos en mi cintura y su barbilla en mi hombro. Yo coloco mis manos en sus hombros y cierro mis ojos al sentir su aliento ardiendo en mi piel. Bailando lentamente y cercano, disfrutamos del momento, de la canción y simplemente de esta noche.
Burning. Quemando. Exactamente eso es lo que pasa dentro de mí ahora. Mi pasión y amor para Villa son una llama eterna. Justo pienso qué coincidencia es que la letra de la canción corresponda a esta situación, pero, cuando la sigo escuchando, me entero que la letra no es tan alegre como pensaba.
Sin embargo, describe nuestro estado complicado igual de bien. Nosotros nos queremos, bailando cercano, pero el mundo alrededor de nosotros hace todo más complicado, como una habitación ardiente.
We're goin' down and you can see it too. We're goin' down and you know that we're doomed. My dear, we're slow dancing in a burnin' room.
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Me Quema
FanficParte 3 Ahora somos amantes. Es la única manera en la que se podría describir el estado de nuestra relación. Nuestras familias y nuestros mejores amigos ya saben que nos amamos, pero nadie más. Y a mucha gente le interesa nuestra vida privada porque...