~Blind Love~ [Harry Styles&Tú]

Capítulo 3

        Estaba limpiando la cocina cuando escuché el sonido de la puerta abrirse. Me despojé de los guantes y me dirigí a la sala. Ahí estaba el joven apuesto, su agarre sostenía la cadena de un perro.

-Joven, su madre me ha pedido que... -Sin dejarme acabar la oración se acercó más de lo que yo soportaría y tomó mi hombro. Por más que quisiera, no podía ver a través de sus anteojos oscuros. Mi corazón latía muy rápido, yo sin saber por qué. Tenía que decir algo, emitir algún sonido, algo. -Sus padres no regresarán hasta mañana. -Logré decir.

-¿Algo más?

-Sí. Dijo que debías cenar y tomar un baño.

Vi como arqueaba una ceja.

-¿Y? ¿Vas a quedarte aquí parada? Debes darme de comer.

-Oh, sí, lo siento, yo... -Suspiré. -Solo... me iré.

Entré rápidamente a la cocina. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué actué tan estúpida? ¡Solo es un chico, uno ciego! Traté de calmarme y de igual forma a mi corazón que no dejaba de retumbar ahí dentro. Mis manos temblaban. Saqué el paquete de pan rebanado y la mantequilla de maní, justo lo que la señora Styles me indicó. También preparé jugo de naranja, sin azúcar. Otro sonido. Esta vez la de la cocina.

-¿Sabes qué? Ya no tengo hambre. Dáselo a Charlott.

-¿Dónde está ella? -Pregunté con desgano.

-¿No la viste? Entró conmigo.

-No, joven, usted ha llegado solo, sin su novia.

Entonces soltó una carcajada. Yo no entendía nada.

-¿Qué le parece tan gracioso? -Demandé alzando la voz. Él tanteó todo a su paso hasta llegar a donde yo estaba, y fue deslizando su mano por mi brazo hasta encontrarse con mis fríos dedos. Envolvió mi mano en la suya y seguidamente la llevó hasta su nariz, para olerla. No olía a más que a jabón de platos.

-De modo que has pensado que Charlott es mi novia. -Dijo dibujando en sí una sonrisa. Dejó al descubierto el mismo hoyuelo que su hermana Gemma tenía.

-Dígame usted si estoy en un completo error. No soy más que una muchacha de limpieza y... las relaciones de los patronos no son de mi incumbencia. -Espeté. Sabía que no debía hablarle así, pero aun así me atrevía a hacerlo.

-Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí? -Se acercó un poco más. Llevó la mano que tenía libre a su rostro y removió de sí sus anteojos, dejando al descubierto aquellos radiantes ojos verdes. Llenos de color, de luz. La luz que él no conocía. Aunque él no podía verme, yo tenía la extraña sensación de que sí lo hacía. Me sentía nerviosa ante esos ojos clavados en mí. En cierto modo me alegraba de que no pudiera ver -aunque suene cruel-, en verdad no quería que él viera mi "belleza" rara. 

-Por favor, aléjese de mí. -Dije con temor y me zafé de su agarre.

-¡Charlott! -Llamó y enseguida un hermoso Labrador Retriever dorado apareció y se mezcló entre sus piernas, él se inclinó un poco para acariciar su cabeza. Con que esa es... Charlott. -Ella es mi perro guía.

No sé por qué, pero no dejaba de sonreír.

-Me da la impresión de que sonríes, ¿eh?

-¿Qué? Por supuesto que no. No hay motivos. -Me defendí.

-Ven. -Tomó mi brazo y tanteó todo el lugar hasta llegar a la sala. Nos sentamos en un sillón y la perra saltó a sus piernas. Él la acariciaba delicadamente.

-Joven, debe tomar su baño, por favor.

-Lia, ya no me llames "joven" -Remarcó dos comillas con sus dedos al pronunciar la última palabra. -Llámame Harry.

-Harry... -Pronuncié. Se sentía muy bien. -Harry, por favor, sube a darte un baño ¿sí? 

-Preciso de tu ayuda. -Sonrió. -Al menos para instalarme en el baño.

Estaba totalmente loco si pensaba que iba a meterme con él al baño.

-De ninguna manera. -Dije. -No entraré contigo al baño.

-Lia, no vas a bañarme, solo me ayudarás a entrar.

No puedo creer que estuve de acuerdo en esto. Ambos subimos y yo esperé afuera de su cuarto mientras él se ponía la bata de baño. Seguidamente entramos en el baño y yo lo conduje hasta la regadera.

-Muy bien, ahora me retiraré mientras... ¡AHH! -Grité. Harry había abierto la llave y el agua comenzó a salir, mojándonos. Me aparté de ahí rápidamente y cerré la cortina. -¿Estás loco?

Él solo reía.

-Puedes retirarte. Te llamaré cuando esté listo.

Fruncí el ceño y salí de ahí furiosa. Ciego, pero audaz.