OBLIGACIÓN AUTOIMPUESTA

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El día había sido largo para todos pero había valido la pena. Después de una carrera de Steve por los techos con un par de saltos, acompañados de unos balazos de Danny, con la dirección de Cho por el intercomunicador, Chin había interceptado y derribado al sospechoso, quien había resultado ser el autor intelectual del asesinato de su jefe por haberse negado a dejarlo salir una hora antes del trabajo. Danny aseguro que eso le había dado un par de ideas por lo que Steve solo había sonreído
Ya devuelta en la oficina tocaba hacer el interminable papeleo. Un hombre entro en completo silencio mirando hacia todos lados. Llevaba un bolso colgando en bandolera de su hombro, una gorra cubría su cabello y unos lentes oscuros ocultaban sus ojos. Llego hasta el centro del lugar e iba a llamar en voz alta cuando sintió algo frio y circular en la base de su cuello

- No se mueva o pasara un accidente – dijo detrás suyo una voz tan fría como aquello que le apuntaba al cuello – ¿Por qué entro sin llamar? – pregunto Steve con tono amenazante
- Bu… bu…bus… co al de… de… detec… tive Da… Danny Wi… Wi… lliams - dijo el hombre temblando
- ¿Qué quiere con él? – siseo Steve
- Necesito entregarle algo – dijo intentando sonar una voz segura pero fallando estrepitosamente
- ¿De parte de quien? – dijo Steve disimulando su molestia
- N… n… n… o… – tartamudeo el hombre – t… tie… ne... re… 
- Yo soy… – dijo el Marín
- Steve – dijo Danny saliendo de su oficina – tal ve… – desenfundo su arma y apunto al extraño – cinco cero, no se mueva
- ¡No dispare! ¡No dispare! – suplico el hombre mientras un charco aparecía a sus pies – ¡No dispare por favor!
- Paso tres veces por la calle – dijo Steve 
- ¡Buscaba la dirección! ¡Buscaba la dirección! – lloriqueo el hombre – soy cartero y tengo un paquete para el detective Williams
- Yo soy Danny Williams – dijo el rubio guardando su arma
- Pero él… – dijo el cartero
- ¿Cuál es el paquete? – interrumpió Steve
- Aquí está – dijo el hombre entregándoselo a Danny junto a unas hojas – firme por favor
- Muchas gracias – dijo Danny devolviéndoselo después de firmar – y disculpe a mi compañero
- Permiso – dijo el cartero y salió deprisa
- Eso es… – dijo Danny
- Yo estoy mas interesado en saber que es eso – dijo Steve señalando el paquete
- ¿Qué pasa? – pregunto Catherine entrando con Melissa
- Nada – dijo Danny corriendo hacia su oficina
- ¡Detente ahí! – grito Steve tomando un atajo por encima de los escritorios que lo hizo llegar al mismo tiempo que el detective y alcanzar a entrar antes que este cierre la puerta
- ¿Qué le hiciste al cartero? – exhorto Danny
- Nada – dijo Steve con voz completamente neutra mientras se recargaba en la puerta de manera ‘casual’
- Claro – dijo Danny – y porque tú hiciste nada el pobre hombre se… – miro para todos lados y bajo la voz – orino en media sala
- No es mi culpa que no hubiese alcanzado a llegar al baño – dijo Steve encogiéndose de hombros – ¿Qué hay en el paquete? 
- Veamos – dijo Danny sabiendo que su obstinado jefe no se movería del lugar hasta averiguarlo con sus propios ojos

Lentamente abría la caja y encontró una caja de sus chocolates favoritos por lo que no pudo evitar sonreír. Sonrisa que fue como una puñalada para el Marín. Si bien los chocolates no eran de los más caros ni nada por estilo, era un lujo que él no se permitía. La rabia de Steve no residía en el hecho de que su compañero fuese feliz en ese preciso momento, sino que necesitando tan poco para lograr ver una de las sonrisas más espectaculares que existía, él no hiciera nada para conseguirlas. Primero había sido un cd de música en español. Ahora eran unos simples chocolates. Pero eso iba cambiar. Solamente él tenía derecho a provocar esas sonrisas
Junto a la caja de chocolate venia otro cd. El rubio lo puso en el reproductor y la música inundo el lugar. Otro de sus temas favoritos

Con la paz de las montañas, te amaré
Con locura y equilibrio, te amaré
Con la rabia de mis años
Como me enseñaste ser
Con un grito en carne viva, te amaré

En secreto y en silencio, te amaré
Arriesgando en lo prohibido, te amaré
En lo falso y en lo cierto
Con el corazón abierto

Por ser algo no perfecto, te amaré

Te amaré, te amaré
Como no está permitido
Te amaré, te amaré
Como nunca se ha sabido
Larara rairara larara rairara
Porque así lo he decidido, te amaré

Danny se había quedado absorto por lo que él Marín iba salir en silencio y con el corazón adolorido. Danny solo sonreía con los ojos cerrados. Steve iba a salir cuando una voz lo sobresalto

- Quédate – dijo Danny sonriendo – y me ayudas con los chocolates
- Son para ti – dijo Steve con voz triste
- La nota no dice que no pueda competirlos con quien yo quiera – dijo haciéndole una seña para que se siente a su lado
- ¿Y de todas las personas con las que podrías compartirla – pregunto Steve curioso sentándose a su lado – me elegiste a mí?
- Eres mi Neandertal favorito – dijo ofreciéndole chocolates y colocando la cabeza en su hombro. Steve sonrió y tomo uno

Por ponerte algún ejemplo te diré
Que aunque tengas manos frías, te amaré
Con tu mala ortografía
Y tu no saber perder
Con defectos y manías, te amaré

Te amaré te amaré
Porque fuiste algo importante
Te amaré, te amaré
Cuando ya no estés presente
Seguirás siendo costumbre, y te amare

- Amo esa canción – dijo Danny con la cabeza aun en el hombre de su amigo
- Perdóname – dijo Steve sin pensarlo
- ¿Por qué? – pregunto Danny curioso
- Se que te gustan los chocolates – dijo Steve – y nunca te los regalo
- No es tu obligación – dijo Danny levantando la cabeza para mirarlo
- Entonces a partir de hoy será mi obligación consentirte – sentencio el Marín
- Idiota – susurro Danny sonriendo y acomodando nuevamente su cabeza en hombro del teniente
- Tu idiota – dijo Steve y ambos sonrieron

Al caer de cada noche esperaré
A que seas luna llena, y te amaré
Y aunque queden pocos restos
En señal de lo que fue
Seguirás cerca y muy dentro, te amaré

Te amaré, te amaré
A golpe de recuerdo
Te amaré, te amaré
Hasta el último momento
Lararai larara, larara rairara
A pesar de todo siempre, te amaré

Desde fuera Catherine y Melissa los veían de manera disimulada con diferentes sentimientos

El Misterioso PretendienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora