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Thomas Jefferson era un joven inteligente, excesivamente rico, con un buen físico, era guapo. Podría el mismo considerarse el hombre perfecto, claro que lo hacía.

Tenía más que claro que cada cosa que quisiera la tendría en un santiamén y eso podría ser genial pero aburrido al paso del tiempo. Eso lo lleva a meterse en problemas para vivir experiencias más difíciles y estimulantes.

Sí, de hay salen las peleas que tiene con Alexander Hamilton tanto como verbales como físicas.

James Madison.

Eso interrumpió como siempre lo que estaba pensando mientras caminaba por el campus, en busca de Lafayette.

Pero justo en frente suyo, bueno, no en frente, como en un metro y medio de distancia se encontraba James Madison.

Thomas había trabajado en algunos proyectos con él, hasta por un año habían estado juntos en el club de debate.

Club que Thomas muy orgullosamente decía que...bueno, era el presidente.

Y claramente Alexander Hamilton no estaba en su club de debate aunque haya insistido hasta...¿Este mismo día?

Pero James se salió del club por problemas de tiempo, no tenía idea que cosa más haría ese chico que un club de debate le ocupara tanto espacio en su agenda.

Aunque de ahí venía todo el problema.

James Madison, un tipo de persona...no, no era un simple tipo de persona, era más que eso. Era un chico callado, con gustos extraños, pero no del tipo extraño como guardar cabello en una caja o recolectar manzanas mordidas. Claro que no, simplemente eran extraños porque James estaba en el club de literatura y en el de teatro -Y Thomas se lo habría tomado personal, si no fuera porque James estaba en ese clubes hace tiempo y el ni estaba enterado-, comía tomates en el receso, jugaba ajedrez con cualquiera que quisiera cuando no venía el maestro, etc.

Y habían tres sencillas cosas como para pensar definitivamente que James Madison era definitivamente diferente al resto.

1.- En un chico nunca se veía que estuviera en el club de literatura para no estar con alguna chica de allí.

2.- Jamás en la vida había visto que el presidente del club de literatura fuera un chico.

3.- Nunca en su existencia había escuchado a un chico decir abiertamente que era bisexual sin importarle que alguien le gritara marica en su cara, cosa que no pasó cuando lo confirmó. Se veía calmado en cada momento.

Thomas cuando lo conoció tenía bastante claro el método para acercarse a él.

Hacerle un favor, que Madison se lo devuelva. Bum, mejores amigos por siempre.
El chico callado con el explosivo, juntos, por siempre.

Nunca pasó, fueron amigos, pero no llegó ni al primer escalón al piso de mejores amigos.

Thomas tenía el horrible gusto por planear las cosas sin antes no haber hecho absolutamente para provocarlas. Creía que todo saldría como su mente lo había creado. Aunque supiera que eso era imposible, le gustaba hacerlo, lo hacía sentir más inteligente.

Volviendo a la realidad, y a esos minutos en el que empezó a repasar algunos de los muchos pensamientos que tenía sobre James Madison en el día. Este se encontraba entregando unos afiches, por lo que alcanzó a leer, había un festival

Uhg, el festival que su club tanto quería hacer. Lo bueno es que no aceptó hacer nada, ¿Que haría un club de debate en primer lugar?

En resumen. Todos los clubes se iban a presentar con lo que sea que hagan cuando se juntaban los integrantes y que por eso hacían ese tipo de "propaganda". La voz suave y tranquila de James explicando hacía que su interés se incrementara, y de verdad quisiera participar en una estupidez de tal magnitud como un festival en el que nadie pondría un poco de atención a no ser que tuvieras comida o regalos gratis. Cuando Madison se alejó del chico con el que hablaba, empezó a mirar al cielo intentando pasar desapercibido y que no se notara que estuvo espiando toda la conversación.

En un momento, cuando pensó que estaba a salvo, la mirada de James se cruzó con la suya, y Thomas casi soltó un jadeo, y su rostro se tiñó de un tono rojo.

Hizo un esfuerzo por no hacer nada tonto mientras lo veía acercarse con una sonrisa en su rostro, y con un ánimo que jamás había visto en el antes. Eso era inusual pero para nada mucho menos lindo.

Cuando James llegó a su lado, con una voz muy animada le notificó lo que le había estado diciendo al otro chico, tan natural como podía.

— El sábado habrá un festival, todos los clubes irán, el club de literatura presentará algunos poemas...y algunos pasteles, postres, muffins...y cosas así.— Madison empezó a reír, la risa más angelical que habría escuchado en su vida, aunque en la oración no hubo nada gracioso, quizá era algún tipo de chiste interno.— ¡Te estaré esperando! ¡No te pierdas la obra de teatro!

Te estaré esperando, te estaré esperando, te estaré esperando, te estaré esperando.

Protocolo o lo que sea, James lo estaría esperando.

— Claro, iré.— asintió, en un tono calmado que se sorprendió al escucharlo salir de sus labios.

No hubo más charla, James se despidió, para después irse en búsqueda de otras personas.

— Adiós.— Se despidió con su mano, observando como se iba y casi chocaba con alguien.— Tan adorable...

Y eso era así todo el tiempo.

— Paren todo, ¿Me acabo de comprometer a ir a un absurdo festival?

James lo terminaba metiendo en cada cosa que no quería meterse, pero por amor Thomas estaba dispuesto a lo que sea, incluso a humillarse públicamente si era necesario.

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⏰ Última actualización: Mar 16, 2018 ⏰

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